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"Fuera de ambiente", el introspectivo "canto del cisne" de Jaime Roos, se publicó en vinilo

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Jaime Roos. Foto; Martina Grief

SONIDOS QUE ANDAN EN LA VUELTA

Publicado en 2006, "Fuera de ambiente" califica como uno de los mejores trabajos de la discografía de Jaime Roos. Ahora, volvió en vinilo de la mano de Montevideo Music Group.

Autorreferencial, íntimo, maduro e introspectivo. Festivo, pero también melancólico. Todos esos ingredientes le dan forma a Fuera de ambiente (2006), el último disco de Jaime Roos hasta la fecha, que acaba de volver a las bateas gracias a la reedición en vinilo de Montevideo Music Group.

Alabado por la crítica, la última pieza discográfica del hombre detrás del bigote más icónico de la música uruguaya fue un gran éxito. Se vendió en todas las estaciones Ancap del país y necesitó solo un mes para consagrarse como quíntuple platino.

Pero más allá de los números, Fuera de ambiente es un disco que nació con estampa de clásico instantáneo. Y, a 15 años de su lanzamiento, funciona como el cierre perfecto para una valiosa discografía que inició en 1977 con Candombe del 31. Es más, para completar el círculo, Roos se propuso retomar la raíz de aquel disco que lo introdujo a la escena local.

“Pretendí volver a la simpleza, a mis esencias —el candombe beat, la murga beat, los distintos estilos autóctonos—, pero intentando llegar a su extracto, a su corazón”, le dijo Roos a Milita Alfaro para el libro El Montevideano. “Llegué a pensar que este álbum representaba un canto del cisne. Me pregunté si seguiría escribiendo canciones, si tendría cosas nuevas para decir. Y ese sentimiento no me provocó ninguna angustia”, agregó.

Es por eso que Fuera de ambiente está atravesado por ese clima tan relajado e íntimo. El álbum abre con “Postales para Mario”, dedicada al fotógrafo Mario Marotta. Junto al coro murguero resuena una celebración por haber llegado al medio siglo: “Amigo, te estás poniendo alegre y yo te sigo, / Un brindis por el suelo mendocino, / Qué importa hoy, / Saber lo que es, / Saber lo que no nos gusta saber que sabemos”.

En varias de las canciones hay espacio para analizar el paso del tiempo, pero siempre desde una mirada esperanzadora que invita al cambio. Se escucha en las preciosas “Tema del hombre solo”, “Vida número dos” y “De la canilla”.

Y, al igual que en todos sus discos, también hay espacio para la autorreferencia, que demuestra una vez más que toda su obra está conectada. “Catalina”, una murga beat que incluye tintes de la música nordestina brasileña, intercala un fragmento de “Sí, señor” (Para espantar el sueño, 1978); “Postales para Mario” reimagina la música de “Pasión celeste”, que grabó Natalia Oreiro en 2002; y “Solo contigo” completa una composición para una publicidad de los noventa.

El álbum incluye “Por amor al arte”, el último gran éxito de Roos hasta la fecha. Como ya lo había hecho en “Los futuros murguistas”, saca a relucir su talento como cronista montevideano para describir todas esas imágenes que anteceden el inicio de un nuevo carnaval: los murguistas probándose las galeras, la “ronda de vasos sonoros” y las “dudas del representante”.

Junto a “Por la mirada”, un bellísimo candombe beat dedicado a la carga emotiva que define la comunicación no verbal, lo mejor de Fuera de ambiente está en “Vida número dos”. “Para qué durar soñando un final, / Para qué esperar, / El día ideal, / Será igual que siempre”, canta para darle paso al comienzo de una nueva vida. Es el final perfecto para el álbum y una especie de profecía del descanso que se tomó a finales de 2015.

La llegada de Fuera de ambiente al vinilo es la excusa ideal para ir preparándose para el regreso de Roos a los escenarios. Es un disco que merece volver a escucharse con atención, porque crece con cada escucha.

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