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Federico García Vigil, el maestro que hizo de la música clásica un lenguaje popular

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Federico García Vigil

OBITUARIO

El compositor y director de orquesta Federico García Vigil falleció ayer a los 79 años. Ligia Amadio, Ruben Rada, Mauricio Rosencof y Luis Fernando Iglesias lo recuerdan.

Su legado en la música uruguaya es tan memorable como la imagen de su presencia sobre el escenario. Con su melena y bigote blanco, cada movimiento de su mano, su batuta y su cabeza definían la intensidad o la delicadeza de la orquesta. Federico García Vigil falleció ayer, tras un ataque cardíaco, a los 79 años y dejó un vacío en la música uruguaya. 

Apenas se conoció la noticia, las redes sociales se llenaron de mensajes de personajes del ámbito cultural y político, que destacaron su trabajo y su calidez humana. “¡Gracias Federico! Te recordaremos con la misma fuerza y entusiasmo que transmitías cada día, en el escenario y tras bambalinas”, se leyó en la cuenta de Twitter del Teatro Solís.

Durante toda su vida, el músico se dedicó a tender puentes entre la música clásica y la música popular, pero su mayor aporte a la cultura local radica en su paso por la Orquesta Filarmónica de Montevideo (OFM), que dirigió entre 1993 y 2007. año de su retiro. “El maestro García Vigil ha logrado una completa transformación en la Orquesta Filarmónica de Montevideo. Su paso marcó un antes y un después en la orquesta y todos somos deudores de su trabajo”, le dijo a El País la brasileña Ligia Amadio, actual directora de la OFM. “Envío mi eterno agradecimiento y mi profunda admiración por el maestro”.

En una entrevista para el programa Monitor Viajero, García Vigil definía su relación con la OFM como “lo más importante” que le sucedió en su vida. Y, durante su paso por la orquesta, se dedicó a transformarla. “Yo recibí una orquesta chica, segundona. Y me propuse hacer una gran orquesta”, le dijo el director a El País durante una entrevista realizada en 2019. Durante su etapa en la OFM, García Vigil logró que la orquesta pasara de 30 músicos a 100, generó giras por Montevideo y el interior del país y presentó espectáculos para acercar al público al amplísimo género de la música clásica.

Basta con mirar la entrevista con Monitor Viajero para comprender el “antes y el después” que menciona Amadio. La realización de espectáculos como Filarmónica Cartoon llevaba a un público joven a una música compleja, que se completaba con un espectáculo visual en el que se podía ver a un concertista interpretar un concierto de Beethoven con un disfraz de la Pantera Rosa o reírse mientras tres hombres vestidos de ladrones ataban al director de melena blanca y se lo llevaban del escenario.

Pero el acercamiento hacia el tango fue fundamental durante su paso por la orquesta. “Era muy arriesgado que la OFM hiciera una temporada de tango, era algo muy revolucionario”, dijo en la entrevista con Monitor Viajero. De ahí surgieron las Galas de tango, donde participaron artistas como Gustavo Nocetti, Laura Canoura y Miguel Ángel Maidana. Incluso, en 2002 la orquesta llevó el proyecto a una gira por Egipto y España. “Como un acto de surrealismo, una noche me encontré dirigiendo al aire libre, al lado de la pirámide de Keops, ‘La Cumparsita’”, recordaría el director en su entrevista con El Pais.

El intercambio entre la música clásica y el tango fue esencial durante varios momentos de su vida. A finales de los sesenta grabó el disco Chau Che, con el septeto Camerata de Tango. Bajo la dirección de Manolo Guardia y con García Vigil a cargo del contrabajo, se fusionaban la influencia de la música barroca y el impresionismo con elementos del tango. Los músicos definían a la propuesta como “tango de cámara”. En 2018, participó del concierto que la OFM ofreció en el Teatro Solís para homenajear al proyecto.

En su interés por acercarse a la música local, García Vigil también se metería con el candombe al participar de los discos Candombe liso y Candombe for Export, de Mike Dogliotti, y tocó junto a Eduardo Mateo en los espectáculos llamados Musicasiones. “Variaciones sobre un tema de Rada”, de 2001, fue fundamental en este intercambio entre géneros. Allí, la melodía de “Candombe pa’l Fatto” de Ruben Rada se fusiona con la marcha camión de la murga y elementos del “Bolero” de Ravel. “La primera vez que lo escuché fue en el Palacio Legislativo y se me caían las lágrimas. No lo podía creer”, le dice Ruben Rada a El País.

“Era un músico increíble que había estudiado en Cuba y pasó por Francia, donde ganó un premio como director de orquesta”, recuerda Rada. “Yo estuve un tiempo con él en los Hot Blowers, que era como un hit parade donde tocábamos canciones de Louis Armstrong y Benny Goodman. El uruguayo tiene que rendirle pleitesía porque hizo mucho por la cultura”, agrega.

Recuerdos

En 2007, Luis Fernando Iglesias escribió su biografía, titulada Federico García Vigil. El hombre, su vida y el arte. “Aparte de ser un gran músico, era un tipo muy carismático”, relata. “Estaba dispuesto a hablar de todo. Habló de la muerte de su hijo y de cómo su problema con el alcohol estaba relacionado a la pérdida. Me sorprendió su sinceridad”. Iglesias también destaca las charlas sobre música, que iban desde The Beatles hasta el jazz, y define sus diálogos sobre música con el director como masterclasses.

El autor de la biografía de García Vigil recuerda que una noche el director lo invitó al ensayo general de la ópera Rigoletto, que se iba a estrenar en el Teatro Solís. "Lo saludé antes de que empezara la función y apenas me miró porque estaba concentrado. Cuando me iba por los pasillos del teatro, sentí que una puerta se abría y alguien me agarraba del brazo. Era Federico, que me preguntaba qué me había parecido el ensayo. Yo le comenté que me había parecido una maravilla y me respondió: 'No, no, mirá'. Me llevó a un apartado y, durante media hora, analizó, punto por punto, las cosas que habían estado bien y mal del ensayo. Fue inolvidable", relata.

Su último gran proyecto fue Il Duce, una ópera inspirada en Benito Mussolini que fue estrenada en el Teatro Solís en 2013. Mauricio Rosencof, que escribió el libreto junto a Carlos Maggi, homenajeó a García Vigil, con quien había intercambiado mails unas horas antes de su muerte. “La imagen que me viene a la cabeza al recordarlo es la luminosidad que tenía la noche del estreno de Il Duce, con su melena blanca destellante sobresaliendo del foso de orquesta. Ese es el recuerdo que me queda de Federico”, concluye Rosencof.

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