El dúo británico dio un gran show en el Velódromo anoche, aún cuando tuvo un embarazoso desperfecto técnico.
Ni siquiera la pausa obligada cuando murió el sonido, o las más que escasas barras que expendían comida y bebida lograron empañar la excelente impresión que dejó el espectáculo de Chemical Brothers en el Velódromo: una tormenta de colores y sonidos que se abalanzó sobre el público —bastante más que lo que se podría prever antes— que asistió a la fiesta electrónica. Mañana, en la edición impresa, la periodista Belén Fourment publicará la reseña de este excelente concierto. Por ahora, deléitese con las fotos de Fernando Ponzetto.
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