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Experimentando desde las raíces

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Mestizos: Tonolec mezcla lenguajes étnicos y tecnológicos. Foto: Eduardo Cesario

El dúo Tonolec está mañana a las 21:00 en la Sala Zitarrosa.

El ciclo Música que viaja, que se desarrolla hace ya un tiempo en la Sala Hugo Balzo y busca acercar las novedades de la escena musical argentina a Montevideo, trajo el año pasado al dúo Tonolec que ya tenía cierto rodaje por la ciudad y un público que los conocía. "Fue una presentación muy esperada y llena del cariño de la gente, un concierto lleno de fuerza y a sala llena", recuerda la cantante Charo Bogarín ahora, que se apronta para volver.

Mañana a las 21:00 Tonolec se presentará en Sala Zitarrosa, y hay entradas en venta en Tickantel y boleterías desde 500 pesos. "Volvemos con pilas renovadas", afirma Bogarín, que adelanta que en esta oportunidad harán un concierto "de trío electrónico", en el que participará el percusionista Lucas Helguero.

El origen de este dúo argentino que Bogarín integra con el multiinstrumentista, productor y compositor Diego Pérez, se remonta a principios de los 2000. "Nos conocimos con Diego hace 16 años, cuando yo aún era periodista en el Chaco con intenciones de dedicarme al canto, y él estudiaba la carrera de música en Córdoba", cuenta.

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Por aquella época empezaron a componer a distancia y con pocas presentaciones a cuestas ganaron un concurso de MTV Latinoamérica que los llevó a tocar a España. "Fuera de nuestro país nos dimos cuenta que, nacidos y criados en el norte argentino, no estábamos reflejando nuestro universo. A partir de ese momento nació nuestra búsqueda musical que tiene que ver con las raíces, los cantos nativos y las lenguas ancestrales, combinados con sonidos electrónicos", señala.

En esa búsqueda también pesó que Bogarín sea descendiente de guaraníes, dato tan curioso que ha llevado a que la llamen "la princesa Guayraré". "Cuando me enteré de que era descendiente de un cacique, Guayraré, más que nunca sentí esa conexión con mi sangre nativa y la necesidad de ahondar en el lenguaje ancestral no sólo interpretando cantos antiguos, sino componiendo en estos idiomas. Lo siento correr por mis venas, la sangre nativa tira", afirma.

Con toda esa carga cultural, emocional y experimental que tiene el producto que genera Tonolec, también hay un costado que aflora: el lúdico, que por momentos se enfoca casi exclusivamente a los niños y al juego. "Hemos hecho foco en los niños hace rato", reconoce Bogarín, "ya que aprendimos que esta semilla de la identidad cultural, amando nuestras raíces, debe cultivarse desde pequeños. O debería decir que los niños, han hecho primero foco en nuestra música".

Eso se podrá apreciar en vivo en el concierto que darán mañana en la Zitarrosa, donde recorrerán los temas "más queridos" de su repertorio que pasa por las lenguas qom, guaraní y, claro, castellano. De paso, presentarán un libro cancionero, La celebración, donde está toda la obra del dúo y un disco compilado.

"Trataremos de sumergir a nuestro público en el mundo fantástico de nuestros pueblos originarios, nuestro folclore argentino más profundo, a través de los paisajes sonoros y los cantos ancestrales", agrega.

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Mestizos: Tonolec mezcla lenguajes étnicos y tecnológicos. Foto: Eduardo Cesario

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