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Una escenografía que habla con los cantantes

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Efectos de una gran escenografía digital y una catarata de imágenes y sentidos. Foto: F. Ponzetto

Albert Pla, cantautor catalán, creativo y revulsivo, tiene en Montevideo suficiente público como para dar un show con su repertorio propio, y llenar una sala de buen tamaño.

Sin embargo, el artista optó por no dormirse sobre sus éxitos pasados, y presentó el martes en el enorme teatro del Auditorio Nacional Adela Reta, Guerra, un espectáculo novedoso en formato, en varios sentidos.

Uno de los aspectos básicos de este show es su escenografía digital, que recorre lo que se ofrece en escena de principio a fin, pasando a ritmo vertiginoso de una imagen a otra, con cambios constantes que seducen y no paran de asombrar al espectador.

La tecnología digital permite dibujar el escenario en un instante, y cambiar todo al minuto siguiente, y en ese sentido este tipo de escenografía supera enormemente la cantidad de códigos e información que aporta al show: no estamos ante un decorado cambiante, sino frente a un productor imparable de lenguaje icónico, tan potente o más (en ocasiones) que la propia palabra. La escenografía digital no es un rubro técnico más: es parte constitutiva de la dramaturgia de la obra, ya que suma elementos visuales de muchos códigos, del cine al videogame. Algo de eso se había visto, por ejemplo, cuando en el Teatro Solís se presentó en 2011 La Fura dels Baus, con la ópera Orfeo y Eurídice.

De la mano de todo ese bombardeo visual (acompañado lógicamente del sonoro), va un argumento que corre al mismo ritmo, y por lo tanto atraviesa capítulos y capítulos, como si se tratara de un largo relato, como una novela. Largo relato de carácter muy simbólico (y paródico) que confronta a un soldado, Albert Pla, que llega a ocupar una ciudad, encarnada por el músico y un poco actor Fermín Muguruza. El largo listado de situaciones por las que pasa el argumento es prácticamente inabarcable, y con tramos especialmente hermosos, como cuando el soldado le escribe a su madre, con una caligrafía que cubre el escenario, alcanzando momentos de alto nivel visual.

En ese contexto, Muguruza y Pla juegan a enfrentarse en ideologías muchas veces sencillas. Cada uno en su estilo, el espectáculo supo amalgamar a dos grandes músicos, y compaginar sus modos de trabajar de modo preciso, confluyendo al objetivo de este largo musical lleno de imágenes, de sonidos, de posiciones políticas y de parodias de las mismas.

Un tramo valioso es toda la ironía que se formula sobre un gran recital por la paz mundial. O una reflexión visual sobre los muros y sus juegos de sentidos. En un contexto musical variado, que va desde lo más estridente a lo más suave, el show brinda un desfile de temas (de las drogas al fútbol), abriendo un análisis de los sentidos circulares de tantas propuestas políticas. El tono de proclama del espectáculo puede tener su lado más ingenuo, pero el conjunto no deja de tener enorme personalidad.

El material musical que se ofrece desde el escenario también tiene distintas funciones: unas veces son canciones con más peso individual, y en otras juegan más como un musical, más al servicio de la escena y sus episodios.

La función del pasado martes, la única que estos artistas dieron en Montevideo, llevó hasta el Auditorio Nacional Adela Reta a un público que no es, lógicamente, el mismo que reúne Julio Bocca. Una platea con olor a "faso", con gente inquieta, con un público dispuesto a intervenir, pareció disfrutar a estos artistas españoles, no sólo por lo que ofrecieron en escena, sino por lo que representan, y por la larga historia que ya tienen con Uruguay (quizá muchos espectadores hubieran querido poder moverse un poco más, bailar, salir del estrecho marco de la butaca).

Sobre el final, otro tramo imborrable: la imagen de un tenedor raspando contra un plato, generando un sonido irritante. Pla, Muguruza, y un gran equipo, se sacaron el gusto de ofrecer un show caprichoso, en el mejor sentido de la palabra.

Guerra [****]

Idea original: Albert Pla. Intérpretes: Pla, Fermín Muguruza, Raúl Fernández, "Refree". Dirección: Pepe Miravete. Dirección audiovisual: Carles Mora y Mariona Omedes. Función: fue el pasado martes 17 en el Auditorio Adela Reta, por una única presentación.

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Efectos de una gran escenografía digital y una catarata de imágenes y sentidos. Foto: F. Ponzetto

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