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Elíades Ochoa, un "cantor de pueblo" que trae de vuelta a Buena Vista Social Club a Uruguay

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Elíades Ochoa. Foto: Difusión

ENTREVISTA

"Cuando tu ves que la gente goza lo que tu estás haciendo, eso te llena de salud”, dice el sonero cubano que este sábado se presenta en La Trastienda

"El oriente cubano tiene el son, tiene la guaracha, tiene el bolero... El primer bolero salió de Santiago de Cuba. Yo creo que todo sale de Santiago de Cuba”, dice Elíades Ochoa al otro lado del teléfono. Es una de las piezas fundamentales de la música popular cubana y sin embargo, en cada declaración pública reniega de la fama. Reniega para definirse a sí mismo como “cantor de pueblo” o, lo que para él es lo mismo —y dirá en esta charla— “un artista santiaguero, un músico santiaguero”.

Ochoa atiende la llamada de El País en Santiago de Cuba, a donde fue desde La Habana para hacer unas grabaciones, y porque siempre vuelve allí. “Esto es lo mismo; aquí no cambia, la gente no cambia”, afirma sobre ese lugar del que sale todo o, al menos, mucho de lo bueno que la isla ha dado al mundo en materia musical.

Elíades Ochoa es guitarrista, cantante, integrante del Cuarteto Patria desde la década de 1970 y una de las piezas de Buena Vista Social Club, ese álbum de 1996 que se convirtió en clásico y que le dio alcance mundial a la obra y las voces de Compay Segundo, Ibrahim Ferrer y más.

A él le mostró el propio Compay el primer esbozo de la que sería su composición más popular, “Chan Chan”, y él la sigue llevando por una cantidad de países como estandarte. Este sábado la tocará —a esa y a tantas otras canciones— en La Trastienda, desde las 21.00 (entradas en Abitab). Abre la Orquesta Subtropical.

“Honestamente lo sentí extraño, porque no había oído un son con ese tipo de armonía”, recuerda Ochoa sobre la primera vez que escuchó lo que sería “Chan Chan”. “Entonces, arriba de la armonía que él (Compay) me trajo, que era la del bajo pero hecha con la boca, me puse a hacer la guitarra prima. Y se quedó así, para siempre. Y a la gente le gustó enseguida”.

“En cualquier parte que paro, me piden todos esos temas”, dice. “A esos temas que no se oían ya, que estaban en un cajón, yo los saqué del cajón y les di brillo, y hoy en día el público me los pide, me los pide y me lo repite”.

Esos temas son, además de “Chan Chan”, “El cuarto de Tula”, “El carretero”, “Pintate los labios María”, “A la Luna yo me voy”, y una lista larga que hace bailar a cualquier generación, que ha atravesado barreras temporales y espaciales. “¿Por qué? Precisamente por la sabrosura que tiene la música con la que nosotros trabajamos”.

HISTORIA

El pasado y la gloria

Le pregunto a Ochoa si hablar de aquellos años dorados lo hace una persona nostálgica, melancólica, y responde firme que “para nada. Si todo lo que me ha traído el tiempo desde que cogí una guitarra en mis manos hacia acá, ha sido felicidad, alegría y vida”.

Buena Vista Social Club fue un club social, claro, y la inspiración para la grabación homónima que es en lo que todos pensamos cuando pensamos en Buena Vista Social Club. El disco fue impulsado por el guitarrista estadounidense Ry Cooder, quien reclutó a figuras vigentes y activas entonces, como Omara Portuondo y el propio Ochoa, y rescató del olvido a Compay, a Ferrer y a Ruben González. Ese quinteto fue la base de un material del que participaron otros tantos talentos, que ganó premios Grammy y generó cantidad de conciertos alrededor del mundo, y que luego devino en un documental de Win Wenders.

Buena Vista Social Club fue también un nuevo impulso para la cultura de la isla, cuya difusión sufrió las consecuencias del embargo estadounidense al gobierno de Fidel Castro. Y para los músicos, sobre todo para los más veteranos, fue una nueva vida.

“Bueno chica, yo te puedo decir que a Estados Unidos, yo he ido no sé a cuántos estados. Decenas de estados de los Estados Unidos. Y donde quiera, siempre recibí el cariño a la música que hago”, dice Ochoa y asegura que la devolución del público “me da fuerza. Cuando tu ves que la gente goza lo que tu estás haciendo, te lo agradece, eso te llena de salud”.

Ochoa, que estará en Montevideo el sábado en el marco de una gira regional, tiene conciertos en Europa de acá a fin de año, estará en España presentando un documental sobre su vida que está recorriendo festivales, y planea un nuevo álbum, que será un canto a La Habana. “Porque soy un artista de pueblo”, dice. “No me gustan mucho los protocolos. Me gusta ser y sentirme uno más del grupo. No, no, yo no quiero fama. Yo soy un artista santiaguero. Un músico santiaguero”.

Las otras figuras del "dream team" de los noventa

CANTANTE
Omara Portuondo en 2012. Foto: AFP

Omara Portuondo

Con 89 años, Omara Portuondo está actualmente en España en plan gira de despedida, pero le dijo a La Vanguardia que eso no es cierto porque “seguiré cantando hasta que la voz me lo permita”. Portuondo tiene 60 años de carrera y le cantó a Barack Obama en la Casa Blanca.

cantautor y guitarrista
Compay Segundo en 2003. Foto: Archivo El País

Compay Segundo

Buena Vista Social Club le dio a Máximo Francisco Repilado Muñoz, o sea Compay Segundo, el prestigio que merecía, aunque lo disfrutó poco, pues falleció en 2003. Además de clásicos, inventó el armónico, una mezcla de la guitarra y del tres.

cantante y músico
Ibrahim Ferrer. Foto: Archivo El País

Ibrahim Ferrer

Como Compay, Ferrer tuvo una carrera larguísima en Cuba pero sin mayor reconocimiento. Estaba decepcionado, decía, y se jubiló como músico, hasta que Buena Vista Social Club lo catapultó al reconocimiento mundial. Retomó la actividad, y falleció en 2005.

PIANISTA
Ruben González, de Buena Vista Social Club. Foto: Archivo El País

Ruben González

Al igual que sus colegas, González se retiró hasta que volvió a los estudios y los escenarios con Buena Vista Social Club. Murió en 2003 a los 84 años, después de haber recorrido el mundo con ese colectivo y de haber editado discos solistas.

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