Pertenecen a las categorías de comparsas, murgas y humoristas, que son las tres que están en marcha hasta el momento. Refieren a pasajes de humor, poesía, nostalgia y caricaturas de personajes de realidad y fantasía

Integra el repertorio de una murga que apunta a ser la revelación. Se trata de un pasaje con profundidad de libretos, que refiere a los prejuicios y las prisiones interiores, que impiden el crecimiento individual y del conjunto de la sociedad. Fue el pasaje más aplaudido hasta el momento.

La renovación le cayó muy bien a Curtidores de Hongos, que mostró varios momentos muy elogiables en su propuesta denominada Miserias. Sin embargo, su punto de excelencia fue la retirada, escrita por Hebert “Tiburón” Martínez, un gran libretista cuya magia supo pasar durante varias temporadas por esta murga. Está llamada a ser una de las grandes composiciones del 2018.

Si bien son dos momentos distintos, tienen un denominador común merecedor del mayor destaque: la exquisita musicalidad y un coro de lujo. El primer momento propone una batería de crítica, mientras que el segundo evoca a Eddie Espert y Carlos Modernell, referentes del grupo fundado por El Loco Pamento, en 1924.

Los cambios y su freno conviven en una actualidad convulsionada, donde una cosa es hablar de las transgresiones y otra, mucho más difícil, ponerlas en práctica. Una mirada crítica sobre los modos de pensar de algunos uruguayos fue propuesta con la típica clase de una murga que siempre da en la tecla con sus mensajes y reflexiones.

Fue un pasaje ocurrente, muy bien libretado y con el humor característico de la murga del club Industria, que logró su propuesta más redonda en su corta vida en carnaval. Logró una muy buena devolución de los espectadores y se posicionó como uno de los cuplés mas reideros de su categoría, hasta el momento.

Creado por Alejandro Luzardo, en letra y música, el tema recuerda a una de las mayores voces del género: Esther Fernández, dentro de una propuesta denominada Vale la pena candombear, que homenajea a varios personajes del pasado. Lo cantó Cacho Díaz, de regreso en Uruguay luego de una larga estadía en Estados Unidos.

Está dedicada a Braulio Gamarra, murguista fallecido el pasado año, que tuvo participación en varias murgas. También recuerda a Carlos Modernell, una de las plumas mayores de la historia del carnaval, cuyos últimos libretos fueron escritos, precisamente, para La Línea Maginot.

Dentro de un espectáculo muy cuidado, que narró una biografía candombera de José Antonio “Macho” Lungo, la cuerda de tambores del grupo tuvo un destaque sobresaliente, con el golpe e intensidad justos. A su frente, un candombero que se abre pasó rápidamente entre los referentes del género: Adrián Simone.

Fue interpretado por Martín Prado, la figura principal del grupo que dirige Julio Yuane, que causó gran sensación en su pasaje por la primera rueda del Collazo. A Prado le tocó bailar con la más fea, pues debió reemplazar el rol de Leonardo Pacella, líder del conjunto, quien este año participará en Zíngaros.