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Algunas decisiones equivocadas

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La Orquesta Filarmónica de Montevideo inauguró la temporada en la Rambla de Pocitos. Foto: Fernando Ponzetto
Fernando Ponzetto

CRÍTICA

Crítica del concierto de la Orquesta Filarmónica de Montevideo; dirigida por Esteban Louise

La Orquesta Filarmónica de Montevideo inauguró la temporada en la Rambla de Pocitos. Foto: Fernando Ponzetto
La Orquesta Filarmónica de Montevideo. Foto: Fernando Ponzetto.

La Orquesta Filarmónica de Montevideo conducida por el maestro Esteban Louise, presentó un programa compuesto por composiciones de Mozart, Haydn y Fauré.

En primer lugar quisiera hacer una apreciación con respecto al lugar elegido para desarrollar el espectáculo: si bien creo que el Club de Golf resulta sumamente acogedor y selectivo para el público, no posee la acústica ni las dimensiones apropiadas que requiere el “Réquiem” de Fauré. Hubiera sido más adecuado haber elegido la hermosa Iglesia de Punta Carretas, que cumple no sólo con los requisitos antes mencionados, sino que además es la que tiene el mejor órgano de tubos de Montevideo, instrumento fundamental para esta misa de difuntos.

Se inicio la velada con el primer movimiento de la Pequeña Serenata Nocturna de Mozart. Si bien la ejecución fue satisfactoria, pienso que se debe evitar cercenar las obras y que el público las conozca tal como fueron concebidas por sus creadores.

Luego se escuchó el “Concierto para violoncello y orquesta en Do mayor” de Haydn, actuando como solista Sebastián Aldado. El joven violoncellista demostró seriedad en su enfoque interpretativo, el cual fue respaldado por un suficiente dominio técnico. Por su parte, Louise ofreció un equilibrado y expresivo acompañamiento orquestal.

Cerrando la audición se interpretó el bellísimo “Requiem” de Fauré, participando el Coro Nacional del Sodre y siendo los solistas dos de sus integrantes: la soprano Sandra Silvera y el barítono Ernesto Recayte.

A pesar de su breve actuación. la soprano Sandra Silvera se lució en el delicado “Pie Jesu”. haciendo gala de su bello timbre de voz y mostrando su compenetración con la obra.

La participación del barítono Ernesto Recayte después de muchos años sin tener roles como solista generaba muchas expectativas, que lamentablemente no fueron colmadas.

El rendimiento de la Filarmónica fue satisfactorio, a pesar de que no pudieron participar todos los músicos de la orquesta que se necesitaban para el “Réquiem”, debido a la dimensión del escenario y a que este debía ser compartido con más de 70 coreutas.

Por su parte, el Coro del Sodre tuvo en líneas generales un desempeño aceptable, salvo los pasajes solistas de los tenores, que a pesar de los esfuerzos del director no lograron apianar, y sus agudos resultaron estridentes, desvirtuando de esta forma la obra de Fauré.

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