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Cumple 20 años "The Marshall Mathers LP", el disco de Eminem que cambió el curso del rap

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Eminem. Foto: Archivo

HISTORIA DE UN DISCO

El rapero Eminem lanzó el 23 de mayo del 2000 su disco "The Marshall Mathers LP", y convirtió al rap en un fenómeno de masas

Mucho antes de que Kanye West humillara a la popstar Taylor Swift en su tema “Famous”, estuvo la ofensa de Christina Aguilera cuando Eminem la citó en “The Real Slim Shady”. Mucho antes de que los traperos blancos llenaran estadios y se impusieran en las listas de virales de Spotify, estuvieron losrécords de ventas de Eminem y su dominio en los rankings radiales. Y mucho antes de que Kendrick Lamar ganara un premio Pulitzer por las letras de su disco DAMN, estuvo el Oscar histórico a la canción “Lose Yourself” de la película 8 Mile. Fue la primera vez que un rap ganó esa estatuilla y, de vuelta, es todo mérito de Eminem.

Si no hubiese estado él rompiendo todos los esquemas justo en el cambio de milenio, el rap no tendría la masividad que hoy tiene y los raperos no serían los nuevos rockstars. Eminem fue un artista viral antes de que lo viral fuera cuestión de todos los días.

El rapero de Detroit, nacido Marshall Bruce Mathers III, no descubrió la cultura hip hop (no hace falta aclarar), pero sí que fue para el rap lo que en su momento fue Elvis Presley para el rhythm and blues. La analogía es bien trillada: cada uno en lo suyo, tomaron una expresión cultural hasta entonces estrictamente afroamericana y la amplificaron para que trascendiera barreras geográficas, raciales y de clases sociales.

Esa comparación ya la usaba, a fines del año 2000, el sitio Entertainment Weekly. Para entonces, Eminem había editado su segundo disco y demostraba que lo suyo no era suerte de principiante. El 23 de mayo de 2000, llegaba The Marshall Mathers LP para cambiarlo todo.

“No es el primer rapero blanco y no será el último. Pero Eminem, este año, se convirtió en la primera gran estrella de rap blanco: la primera en canalizar, con una obsesión electrizante, el enojo, la desesperación por la lujuria y la orgullosa dureza sociópata que se ha convertido en la esencia impía del hip hop. Que esa postura sea ahora el credo de la cultura mainstream de los jóvenes se debe en gran parte a Eminem”, decía Owen Gleiberman en EW.

Dos décadas después, su mayor cualidad aún es el impacto que tuvo en la juventud y eso se reforzó, un par de años después del lanzamiento de The Marshall Mathers, con la película 8 Mile y toda esa introducción al mundo de las batallas de rap. Para muchos freestylers, 8 Mile fue faro.

Para mayo del 2000, Eminem ya había editado un disco independiente que fue un fracaso (Infinite), había parido su alter ego Slim Shady -un personaje controversial- y grabado The Slim Shady EP; se había lucido en batallas y había llegado a oídos de, nada menos, Dr. Dre, rapero, productor y miembro de los trascendentales N.W.A. Con Dr. Dre y una discográfica atrás, en 1999 lanzó The Slim Shady LP y de buenas a primeras pasó a ser el rapero más famoso de todos. Era demasiado blanco para rapear, demasiado violento, demasiado misógino y homofóbico pero sobre todo, era demasiado exitoso.

Un año después, en el 2000, Eminem lanzó su obra cumbre, un disco absolutamente sustancial para el rap del siglo XXI. Con The Marshall Mathers LP, demostró que se podía rapear sobre los sentimientos más profundos, que el buen rap no era solo cosa de negros, y dejó unos estribillos pop que hoy son clásicos.

“Siento, y lo he sentido por mucho tiempo, que siempre estoy persiguiendo a The Marshall Mathers LP. Porque sé que capturé un momento, ¿entendés lo que digo? Es como una cápsula del tiempo”, confesó Eminem en entrevista para el especial Marshall from Detroit. “Tenía mucha rabia. Cuando la gente dice que extraña al viejo Eminem, probablemente sea eso. Extrañás la rabia. Ya no tengo la ira que solía tener, pero todavía tengo la misma pasión”.

El disco

El impacto

“Entonces no lo pude juzgar mucho como rapero, porque para mí él era el rap”, resume el MC y productor uruguayo Mili Milanss. Hoy referente de nuevas generaciones del rap local, Milanss era adolescente cuando escuchó por primera vez The Marshall Mathers LP, “y me encantó: pase de no conocer el rap a escuchar solo rap, y es algo reimportante del disco, porque fue lo que le pasó a mucha gente en el mundo. En Estados Unidos pasó con la gente blanca, que por ahí estaban más afuera del hip hop y cuando vieron al rapero blanco ser tan exitoso y hablar de cosas que nada que ver con el resto de los raperos, se fanatizaron”.

Diez veces disco de platino en Estados Unidos e incluido en varias listas de los mejores discos de la historia, The Marshall Mathers transita la oscuridad del horrorcore y el hadcore hip hop, con una producción que deja el aire suficiente como para que se luzca la voz, al tiempo que acompaña a la perfección los estadíos emocionales. La violencia visceral de “Kim” -una dramatización de una pelea que termina en femicidio; fue censurada- es la muestra más clara, con una instrumentación que martilla sin cesar y cuya tensión casi no se modifica a lo largo de seis minutos.

Explosiones así conviven con “Stan”, éxito pop que sonó en todas las radios comerciales del momento, al que la cantante Dido le dio un matiz cálido al ponerle la voz a uno de los estribillos más pegadizos de los 2000. Allí, Eminem ofrece una de sus mejores letras, la carta de un fan fuera de control a Slim (el alter ego del disco anterior), reflejo de una fama que estaba viviendo y se le iba de las manos. O con “The Real Slim Shady”, que también con gancho pop y sobre un beat pegadizo hace bailar con las manos arriba mientras dispara con ironía a todo el entorno mainstream que de repente tenía que dejarle, si no el trono, un sitio en primera fila. El álbum tiene otras tantas barras en las que Eminem exorciza demonios, confiesa sus problemas familiares y con su propia cruz, identifica a miles.

Para Milanss, además de las virtudes estrictamente técnicas a la hora de rapear, el diferencial de Eminem es “la facilidad que tiene para contar cosas rapeando bien. Siempre fluye muy bien con las instrumentales, y si vos lees la letra podrías llegar a pensar que es un cuento que alguien escribió sin límites de rima, porque la rima te puede limitar. Y parte de lo que te hace ser buen rapero es eso, que las rimas no te limiten, que puedas decir lo que querés decir como quieras, y a la vez, cuanto más rimes y mejor fluyas, mejor. Eminem, todo eso lo tiene al cien por ciento”.

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