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Crítica: En "Plastic Hearts" Miley Cyrus vuelve a confirmar que los cambios le hacen bien

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Miley Cyrus lanzó "Plastic Hearts". Foto: Difusión.

PERFIL

El viernes, la cantante Miley Cyrus lanzó "Plastic Hearts", un álbum donde se sumerge en el rock vintage de la mano de Joan Jett, Billy Idol , Stevie Nicks y Dua Lipa

Ya es un clásico. Cada vez que está por publica un nuevo disco, Miley Cyrus se toma un tiempo alejada de las cámaras para volver con un nuevo look y un sonido totalmente distinto. Esa es la fórmula que viene definiendo sus últimos cuatro discos, y la verdad es que la campaña le viene saliendo muy bien.

La novedad es Plastic Hearts, el disco que publicó el viernes, donde se sumerge en el rock vintage de la mano de un corte de pelo y un maquillaje que reivindica el estilo que popularizaron Debbie Harry y Joan Jett. Para confirmarlo, esta última aporta sus gruñidos y su guitarra eléctrica en “Bad Karma”, una de las destacadas del disco.

Este es un camino que comenzó en agosto, cuando lanzó “Midnight Sky”, una pegadiza canción con tintes de synthpop y música disco. El videoclip imitaba la estética de “Heart Of Glass”, aquel gran clásico de Blondie. Lo primero que sorprendió es su rescate de ese sonido vintage que de a poco se está convirtiendo en tendencia entre las estrellas pop. Y si no lo creen, vean el éxito de los discos Future Nostalgia (de Dua Lipa) y Fine Line (de Harry Styles) o la canción popularizada en Tik-Tok “Say So” (de Doja Cat).

En setiembre, Cyrus interpretó una gran versión de la ya nombrada “Heart Of Glass” en el festival de iHeartRadio y confirmó que su interés por rescatar ese sonido clásico marcaría su futuro musical. Más adelante lo confirmaría con un remix de “Midnight Sky” grabado junto a Stevie Nicks, quien cantó junto a Cyrus en un mashup que incluyó a “Edge of Seventeen”, el éxito que la excantante de Fleetwood Mac lanzó como solista en 1982.

Si bien estos adelantos generaron expectativa, esta fue la estrategia de lanzamiento más discreta de la carrera de Cyrus, una artista que está acostumbrada a escandalizar a su público cada vez que se embarca en un nuevo proyecto musical. El ejemplo más claro es del Bangerz, de 2013, que comenzó con una polémica presentación en los Premios MTV.

Con el pelo corto y la lengua afuera mientras le hacía twerking al ya olvidado Robin Thicke —¿se acuerdan de “Blurred Lines”?— y cantaba “We Can’t Stop”, inspirada en una fiesta donde abundaba el éxtasis y la cocaína. El shock del público fue inmediato y, en cuestión de minutos, la estadounidense se volvió tendencia en redes. Es que con esa presentación, estaba sepultando su etapa chica de Disney, que la llevó al estrellato gracias a la serie Hannah Montana, donde interpretaba a una estrella pop con doble vida.

Esa actuación para MTV marcó el inicio de la época Bangerz, el disco que la convirtió en el fenómeno pop más grande del momento —y odiado por los conservadores, que se quejaron cuando se fumó un porro en otra premiación de MTV— gracias a los éxitos “Wrecking Ball”, “Adore You” y la ya nombrada “We Can’t Stop”.

Luego de una extensa gira que llegó a las tapas de diarios y portales a causa del alto contenido sexual que definía su show —mucho twerking y juguetes sexuales en el escenario—, la estadounidense se alejó de las cámaras por un tiempo para sumergirse en la que sería la etapa más psicodélica de su obra. Estamos hablando de Miley Cyrus & Her Dead Petz, un disco sorpresa de 23 canciones donde trabajó con la producción de The Flaming Lips y Ariel Pink.

“Sí, fumo marihuana, /Sí, me encanta la paz, / Pero me importa un carajo, no soy hippie”, gritaba en “Dooo It!”, la canción que inauguraba el disco. Allí  están algunas de las letras más voladas de su obra, como “Twinkle Song”, que abre con Cyrus describiendo un sueño en el que David Bowie le enseñaba a andar en skate; o la desgarradora balada “Pablow the Blowfish”, dedicada a uno de sus peces, que había fallecido.

Si bien Miley Cyrus & Her Dead Petz no replicó el éxito de Bangerz —tampoco era la idea—, sí le dio buenas reseñas de críticos que entendían que la estadounidense podía ser mucho más que un fenómeno pop que disfrutaba de escandalizar a las masas. Basta con escuchar las canciones “Tiger Dreams”, “Evil Is But a Shadow”, “Karen Don’t Be Sad”, “1 Sun” y “Space Bootz” para comprobarlo.

Y luego llegó una nueva mutación. A los 25 años, la artista se reconcilió con Liam Hemsworth y decidió calmar las aguas antes de lanzar Younger Now, en 2017. Anunció que había dejado dejó la marihuana tras una pesadilla recurrente en la que, por estar tan fumada, moría en medio de un monólogo para Saturday Night Live; abandonó su famoso twerking, se dejó crecer el pelo y se reencontró con su versión más íntima y desnuda. Y le fue bastante bien: la balada “Malibu” se convirtió en uno de los grandes éxitos de ese año.

Luego del salvaje EP She Is Coming (2019), llegó Plastic Hearts, un disco que reconecta con el espíritu de Younger Now. Las canciones funcionan como una reconexión emocional tras su divorcio de Hemsworth, una constante lucha por mantenerse sobria y el incendio que en 2018 se devoró a su casa de Malibu y a las grabaciones de este disco.

“Cuando pensaba que el trabajo estaba terminado, todo se borró. Incluso la relevancia de las músicas. La naturaleza me hizo un favor, tal y como lo veo ahora, al destruir lo que yo no podía dejar marchar. Mi casa se incendió, pero me encontré a mí misma en sus cenizas”, dice en el libro interno del álbum.

Plastic Hearts tiene la energía de los discos clásicos de los setenta (“WTF Do I Know”, “Bad Karma” y “Midnight Sky”), y suma algunas de las baladas más bellas de sus últimos años (“High” y “Hate Me”).

Este álbum simboliza la nueva mutación de una estrella que nunca se cansa de empezar de cero. Y las canciones demuestran que a Cyrus estos cambios siempre le vienen bien.

plastic hearts

Invitados de lujo para completar una búsqueda

Para meterse de lleno en una interesante búsqueda sonora que va detrás del sonido del rock de finales de los setenta y principios de los ochenta, Miley Cyrus encontró grandes aliados que se sumaron a esta incitativa. Por un lado está Stevie Nicks, la excantante de Fleetwood Mac, que se sumó al remix de “Midnight Sky” interpretando una parte de su single “The Edge of Seventeen” en un mashup que une a dos generaciones de artistas.

Luego llegó Joan Jett, la frontwoman de The Blackhearts —la banda con la que grabó “I Love Rock ‘n’ Roll”—, quien aportó sus riffs y su voz gruñona a “Bad Karma”. Pero hay más. En “Night Crawling” se suma Billy Idol, que en los ochenta grabó el megaexitoso Rebel Yell, que le aporta elementos del glam metal y del synthpop a una de las canciones más divertidas del disco de Cyrus.

También se suma Dua Lipa, otra de las estrellas que aborda el sonido vintage, para “Prisoner”, el éxito pop y funky del disco. Es una gran unión entre el universo de Future Nostalgia y de Plastic Hearts. Por último, el productor y DJ Mark Ronson, experto en el diálogo entre épocas musicales, produce tres canciones del álbum.

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