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Concierto que será difícil de olvidar

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El director ruso Ivan Fisher en plena tarea.

El Centro Cultural de Música presentó un concierto sinfónico de excepcional jerarquía. Se inició con la "Obertura sobre temas hebreos op.34a" de Prokofiev, compuesta en 1919 en Estados Unidos para el sexteto Zimro (cuerdas, clarinete y piano). El conjunto, integrado por judíos rusos emigrados, facilitó al compositor las melodías que tomó como tema. En 1934 el autor realizaría su orquestación.

El maestro húngaro Iván Fischer ofreció una excelente versión llena de colorido y rítmicamente precisa. Fueron notables las participaciones del clarinetista Ákos Ács y del violoncellista Peter Szabó. Luego se escuchó el "Concierto nº 1 para piano y orquesta" de Prokofiev. Desde el inicio con las octavas, el pianista ruso Alexander Toradze impuso el impacto de su potencialidad varonil y su fuerte temperamento concordante con el carácter de la obra. Cada movimiento fue un milagro de majestuosidad interpretativa.

Luego se escuchó la hermosa "Pavana para una infanta difunta" de Ravel donde Fischer transmitió la emotividad y frescura que esta página musical encierra. A continuación se interpretó el "Concierto para piano y orquesta en sol mayor" de Ravel. Esta obra posee una belleza de forma y contenido no exenta de numerosas dificultades. La orquesta y el solista actuaron con mutua comprensión, dominando con claridad las diferentes frases musicales, notándose en ellas una influencia del jazz, en especial en el primer movimiento.

El "Adagio" constituye un momento sobrecogedor, es como si el compositor nos mostrara el respiro de su alma. En este movimiento Toradze nos permitió apreciar la serena dulzura del "Adagio", poniendo en juego sus múltiples recursos interpretativos. De sus manos, Ravel fue dicho con gran limpidez y con amplia seguridad digital. Merece comentario la labor acompañante de la orquesta en ambos conciertos, cuya eficacia corrió pareja con la dignidad de la labor del solista.

Luego del intervalo deleitaron con la "Cuarta Sinfonía" de Brahms. En ella Fischer hizo gala de su sabiduría, exponiéndola con genuino conocimiento en el proceder del desarrollo temático, planos, acentuaciones, sin olvidar en ningún momento la intensa emotividad que conlleva su interpretación. El fervoroso entusiasmo del público que no cesaba de aplaudir demostró el merecido reconocimiento a la jerarquía de estos extraordinarios músicos.

Este concierto dejará un recuerdo imperecedero por la calidad de las versiones y por el inolvidable bis que fue el tango "Por una cabeza" de Carlos Gardel cantado a capela en perfecto castellano por el director y su orquesta. Máximo homenaje a nuestro mayor intérprete del tango en el día de los 80 años de su muerte.

Budapest Festival Orchestra.

Una presentación del Centro Cultural de Música. Director: Iván Fischer. Solista: Alexander Toradze (piano). Programa: Obertura sobre temas hebreos op.34a y Concierto nº 1 para piano y orquesta op.10 de Prokofiev, Pavana para una infanta difunta y Concierto para piano y orquesta en sol mayor de Ravel y Sinfonía nº 4 op.98 de Brahms. Auditorio Nacional del Sodre, 24 de junio.

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El director ruso Ivan Fisher en plena tarea.

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