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Catherine Vergnes, la voz y la sonrisa de un nuevo folclore que conquista a los uruguayos

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Catherine Vergnes. Foto: Francisco Flores.

ENTREVISTA

A finales de diciembre, Catherine Vergnes publicó "Soy Campera" y ahora se embarcó una gira nacional. Sobre esta nueva etapa, habló con El País

Catherine Vergnes todavía recuerda el momento en que confirmó que necesitaba hacer un cambio en su propuesta musical. Era 2016 y “la sonrisa del folclore” —como la bautizaron los presentadores de los festivales donde suele presentarse— estaba de gira por Serbia, Italia y Hungría representando a Uruguay junto al Ballet Tierra Adentro. “Yo cumplía un rol como cantante y guitarrista y sentía tanta felicidad al cantar nuestro repertorio que veía el impacto que generábamos en los extranjeros”, relata en su apartamento montevideano.

El público de aquellos recitales estaba formado por una mezcla de europeos, árabes y coreanos que no entendían las letras pero que sí conectaban con la música y el compromiso con el que Vergnes interpretaba el cancionero local. “Hasta pegaban un grito sapucai y todo”, evoca con una sonrisa la cantante nacida en Paysandú.

“Me causaba mucha satisfacción, pero cuando volvía a Uruguay y cantaba mis canciones , que eran más románticas, me daba cuenta de que no se generaba la misma energía”, comenta. “Así que hice el click y pensé en volver a lo tradicional”.

Con esa determinación, Vergnes decidió dar por cerrado el camino que inició en 2015 con Cautivante, su álbum debut —protagonizado por canciones que compuso a los 17 años y por un sonido de fusión constante—, y se animó a empezar de nuevo. “Cautivante me identifica en mi adolescencia, pero me di cuenta de que faltaba algo porque eran canciones tranquilas y yo soy una persona con mucha energía”, explica la cantautora de 25 años.

Mientras se buscaba a sí misma en la composición, comenzó la carrera de psicología y se propuso profundizar en los estudios de la tradición uruguaya. “Conozco el lenguaje gauchesco, viví las actividades rurales y la diversidad de ritmos locales, así que fui buscando ese camino”.

Así empezaron a surgir canciones como “Nací de un río”, “El bocal”, “Jinete Campero” y “Galopa”, que compuso basándose en imágenes bien descriptivas de la vida en el interior.

La identidad pasó a ser su bandera y eso también se reflejó en su comportamiento y su vestuario. “Siempre trato de ponerme un sombrero, un cinturón o una camisita tradicional”, explica. “Me han llegado muchos mensajes de gente que me dice: ‘Qué lindo que lleves nuestras costumbres sin vergüenza’. Hay mucha gente que ha sufrido pudor de mostrarse tal cual es, pero somos uruguayos, tenemos que llevarlo con amor y respeto”.

Su nueva personalidad musical quedó reflejada en Soy Campera, el álbum que publicó a finales del año pasado en plataformas digitales. Y el entusiasmo de su público —en Instagram acumula 87 mil seguidores— fue tan intenso que incluso se animó a jugar con el concepto del álbum físico. “Quería innovar un poco y como ni en mi vehículo ni en mi computadora se pueden poner CDs, me animé a publicarlo como pendrive”, relata.

La pequeña caja de madera con el autógrafo de Vergnes que guarda el pendrive con forma guitarra se vendió de inmediato. “Hicimos una preventa de una semana y se vendieron todos en dos días”, comenta. Y su álbum no solo se vendió en Uruguay, sino que ya viajó a Chile, Brasil y Argentina. “También me lo pidieron en Bolivia, Paraguay y España. Estamos trabajando mucho para llegar a la gran meta, que es el pendrive de oro”, agrega con una carcajada.

Cuando se le pregunta por el motivo de que tanta gente se identifique con sus letras, Catherine se toma unos segundos antes de responder. “El folclore nace del campo, pero en sus primeros tiempos se le cantaba al amor, no tanto al campo. Se retrataba a ese gaucho que estaba perdido y que hablaba de lo que le pasaba. Eso es lo que quiero hacer sentir”.

Y en Soy Campera hay varios ejemplos. Claro que el amor por la tierra natal aparece en “Nací de un río” —que describe su niñez en Paysandú —, “Jinete Campero” y “El Bocal”, pero también hay espacio para el romance en las bailables “Adicta” y “Te robé el sombrero”. Su propuesta se completa con su voz enérgica, que logra atraer al oyente desde la primera escucha.

Sorprendida, Vergnes comenta que con su música logró unir a la familia. “Es algo inusual porque en general son los veteranos los que hacen escuchar a los niños el folclore, pero con Soy Campera muchos niños y adolescentes hacen que me conozca la familia”, dice. Y eso queda claro en los recitales de la gira nacional de presentación de su disco. “Hemos tenido que reinventar los shows y hacer alguno al mediodía para que puedan ir los chicos”.

En lo que va del mes, la cantante sanducera ya se presentó con entradas agotadas en el Teatro Florencio Sánchez de su ciudad y ofreció recitales íntimos en Montevideo. Próximamente anunciará nuevas paradas de su gira nacional. “En mis shows trato de transmitir alegría, recorrer emociones y que la gente se meta en un viaje donde vamos recordando letras, ritmos y letras”.

La cantante asegura que es “una experiencia hermosa” encontrarse con un público que cante sus canciones en vivo. Tras un año difícil por lo que representó la pandemia, Vergnes dice que llegó el momento de disfrutar de todo lo que representa la música. “Es una vivencia increíble”, concluye.

guitarreando

Un proyecto musical que la llevó a todo el país

Además de la publicación de Soy Campera, la agenda de Catherine Vergnes para 2020 incluyó otro gran proyecto musical. Se trata de Guitarreando, una iniciativa que la llevó a visitar escuelas y liceos de los 19 departamentos con su guitarra para “ incentivar la identidad y pertenencia de nuestra patria a través de la música”.

A lo largo de tres meses recorrió más de 10 mil kilómetros y vistió 75 instituciones educativas para interpretar clásicos del cancionero local y generar instancias de diálogo con los estudiantes en torno a la cultura nacional. “Fue un proyecto autogestionado y una luz en mi camino, porque si nos contextualizamos en el 2020, fue un año lleno de negatividad y desmotivación”, explica. “Pero llevar algo desde la música también representa llevar espiritualidad a cada lugar”.

“Pude conocer las idiosincrasias de cada lugar y su cultura y siento que llevé mucho con este proyecto. Los nenes me hicieron emocionarme”, dice.

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