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Caetano Veloso: "Estoy en contra de todo lo que hacen los que están en el poder en Brasil"

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Caetano Veloso junto a sus hijos. Foto: Rafael Berezinski.

ENTREVISTA

Este martes, el músico brasileño se presentará en el Antel Arena junto a sus hijos: Moreno, Tom y Zeca; antes del show, Caetano Veloso charló con El País

En el espectáculo Ofertório, Caetano Veloso celebra su trayectoria junto a sus tres hijos: Moreno, Tom y Zeca. Con una propuesta acústica, íntima y familiar, los cuatro se unen en el escenario para generar un ambiente cálido en torno al repertorio de uno de los músicos más importantes de la historia de Brasil. Además del repertorio de Caetano, el show incluye composiciones de sus hijos, siempre abordadas desde la intimidad.

Este martes a las 21.00, Ofértorio se presentará en el Antel Arena, y quedan entradas a la venta en Tickantel. Desde Medellín, donde el cuarteto se presentó esta semana, Caetano charló, vía mail, con El País.

—¿Cómo surgió Ofertório y cómo se ha tomado la recepción del público en esta gira?

—Yo tuve la idea y la mantuve conmigo por largo rato. Hace algunos años, hice un concierto con Moreno y eso fue muy luminoso y hondo. Cuando me di cuenta que Zeca y Tom también hacían música, empecé a desear un concierto con los tres. Le dije a Paula (Lavigne), pero Tom empezaba su trabajo con la banda Dônica, así que decidimos no traerle un proyecto paralelo. Cuando Dônica se estableció, decidí hablar con Zeca y Moreno. Zeca no aceptó, aunque haya estimulado que yo lo hiciera con los otros dos. Y yo no quise. Pasado un tiempo, Zeca cambió de idea y me dijo que lo haría. Empezamos a ensayar y pronto vi que sería algo de gran belleza. Pero lo pensábamos como algo muy restringido a personas cercanas y admiradores más identificados con nuestra historia de vida. Haríamos solamente conciertos en un teatro pequeño de Río, otro tanto en un teatro pequeño en San Pablo y, por supuesto, uno en Bahía. Pero desde el estreno, la reacción del público nos sorprendió y luego estábamos haciéndolo en teatros grandes e inmensos gimnasios, o al aire libre. Con poco llegaron las invitaciones desde Europa y Estados Unidos. Y ahora estamos por Latinoamérica, con una recepción entusiasmada del público.

—¿Cómo podría definir la sensación de compartir escenario con sus hijos? En el show hay canciones como “O Seu Amor”, “Alguém Cantando”, “Genipapo Absoluto” y “Força Estranha”, donde los cuatro unen sus voces. ¿Qué siente en ese momento?

—Estar cerca de ellos sobre el escenario, mirarlos cantar y tocar, es como un milagro. Cuando unimos voces es como una iluminación mística.

—En un post publicado en su página de Facebook, dijo que creció “seguro de que nunca tendría hijos”. ¿A qué se debía esa postura y qué le hizo cambiar de opinión?

—Yo y mi primera mujer fuimos, durante un tiempo, existencialistas. Queríamos amor y libertad y teníamos a Sartre y Simone de Beauvoir como modelos. Además, a mí no me gustaban los niños. La niñez misma era un período aburrido, del cual todos deseábamos salir. Sentía pena de mis amigos que tenían hijos y se quedaban en casa para oírlos llorar, verlos dormir o alimentarlos. Pero antes de cumplir 30 años, captando desde el exilio en Londres las señales de la posibilidad de volver a Brasil, empecé a sentir deseo de tener un hijo. Era un deseo físico, como dicen que pasa con el “reloj biológico” de las mujeres. Incluso las imágenes de bebés en la TV empezaron a parecerme deliciosas. Mi mujer quedó sorprendida. Cuando en 1972 volvimos a Brasil, a vivir en Bahía, ella decidió aceptar la idea y luego estaba embarazada. Moreno nació en noviembre de aquel año. Y fue el acontecimiento más importante de mi vida adulta.

"Estar cerca de mis hijos sobre el escenario, mirarlos cantar y tocar, es como un milagro"

Caetano Veloso. Foto: Rafael Berezinski
Caetano VelosoMúsico

—En julio, usted participó de un debate sobre Al filo de la democracia, el documental de Petra Costa sobre la historia reciente de Brasil. ¿Qué sintió al verlo?

—La vi con algunos amigos en Río y, en ciertos momentos, me sorprendí llorando. El documental fue hecho teniendo en cuenta la posible salida de Dilma (Rousseff), pero no los resultados de las elecciones que estaban por venir. Pero su finalización se dio mientras ocurría el conteo de votos de esa elección. Así, la película fue terminada desde una perspectiva que traía más peso a todo lo que había sido registrado antes.

—¿Siente que la democracia de Brasil se encuentra en peligro? ¿Qué es lo que más le preocupa del discurso de Jair Bolsonaro?

—Estoy visceralmente en contra de todo lo que dicen y hacen los que están en el poder ahora en Brasil. Hay una ola antidemocrática sobre el mundo. Y el caso de Brasil tiene sus peculiaridades. Y, por supuesto, su significación especial para mí. Veo a Brasil en el mundo, con el presidente de Estados Unidos diciendo que apoya la sugestión del presidente de Brasil de mandar a su hijo, camarada de Steve Bannon, a la embajada brasileña en Washington, y me pregunto qué puede salir de eso.

—A finales de agosto participó del acto “Todos Pela Amazonia”, realizado en la playa de Ipanema. Al final cantó “Um Indio” junto a los manifestantes. ¿Cuál es la importancia de salir a las calles en este momento y qué considera que es lo más criticable de las políticas del gobierno brasileño con respecto al medioambiente y al manejo que se hace del incendio en Amazonas?

—Estaba claro para todos en Brasil que las cosas dichas por el nuevo presidente y su ministro del medio ambiente estimulaba a los agresores de la floresta. Participé con naturalidad de aquel acto. Artistas, estudiantes, movimientos sociales y mucha gente estaba involucrada con lucha en defensa de la naturaleza. Desde 2005, las quemadas y la deforestación habían decrecido grandemente, pero, ya en el gobierno Dilma, esos números empezaron a subir lentamente. Con pocos meses del gobierno Bolsonaro el fuego y el corte de madera crecieron más que años.

—En varias entrevistas ha dicho que se siente insatisfecho con respecto a su obra. ¿A qué se debe esa sensación? ¿Podría nombrar alguna canción o disco a la que sí le encuentre un encanto?

—Me gusta Fina Estampa. Allí los arreglos, mi voz, la elección de las canciones, todo me parece bien (¡sin embargo sé que hay errores!). Livro es un disco que me parece bello. es un disco donde encuentro mucho de lo que deseo lograr. Y hay canciones, como “Tá combinado”, “Manhatã” y “Haiti” que, oídas hoy, me parece que contienen alguna belleza verdadera. Pero trabajo siempre con la aceptación de cosas que me resigno a tomar como hechas, aunque sienta que no son satisfactorias. El disco colectivo Tropicália es rico en ideas y sonidos. “Baby”, grabado por Gal Costa con arreglo de Rogério Duprat, es una pieza brillante. Pero sé que mi capacidad musical es mediana, a veces menos que mediana, y que no ejerzo mi exigencia sobre las cosas que escribo. Cantar me llena de placer, pero me gustaría tener mejor control sobre los elementos de la música para hacerlo bien, y tener un placer más intenso.

"Sé que mi capacidad musical es mediana, a veces menos que mediana, y que no ejerzo mi exigencia sobre las cosas que escribo"

Caetano Veloso
Caetano VelosoMúsico

—Este año se cumple medio siglo del lanzamiento del disco Caetano Veloso 1969, que fue grabado en Salvador junto a Gilberto Gil mientras estaban en prisión domiciliaria. El álbum incluye “Os Argonautas” (“O barco, meu coração não aguenta / Tanta tormenta, alegría”) y una versión de "Cambalache" donde inventa una letra distinta. ¿Cómo surgieron ambas canciones?

—Escribí "Os Argonautas" a pedido de mi hermana María Bethânia: ella había leído un texto en prosa de Fernando Pessoa en que se rememoraba el slogan "Navegar é preciso, viver não é preciso", que Pessoa atribuía a los argonautas. En cuanto a "Cambalache", aunque el tango argentino haya sido un género de gran éxito en el Brasil de mi niñez y adolescencia, yo no conocía “Cambalache”. El rock me puso frente a las palabras de ese tango. Para cantar "Alegria, Alegria", mi primera canción tropicalista, yo buscaba un grupo de rock que fuera bueno. Mi empresario de entonces, Guilherme Araújo, vio una banda argentina tocar en un sitio elegante de la noche paulista, los Beat Boys. Tocamos juntos, grabamos juntos, y mantuvimos una colaboración amigable, de la cual nació mi acercamiento de la letra del tango de Discépolo. Decidí grabarlo. Y metí nombres de rockeros (Beatles).

—En la canción “Pra Ninguem” usted canta: “Mejor que el silencio, solo João”. ¿Cuál es el legado que João Gilberto le dejó a la música brasileña? ¿Recuerda cuándo fue la primera que escuchó una de sus canciones? ¿Qué le produjo escuchar por primera vez esa voz susurrada y esa batida tan especial de guitarra?

—João fue mi maestro total. Lo escuché por primera vez entre los 16 y los 17 años. Era 1959 de todos modos: cumplí 17 en agosto de aquél año. Y en su estilo encontré las principales herramientas de apreciación estética, no solamente musical.

—Este año participó del último disco de Anitta, Kisses. También ha entrevistado a músicos jóvenes como Baco Exu do Blues, Russo Passapusso y Daniela Mercury. ¿Cómo podría definir su relación con músicos brasileños más jóvenes? ¿Qué le interesa de la música brasileña actual?

—La música popular en Brasil es algo fuerte. Me interesa el fenómeno del funk carioca (que migró fuertemente para São Paulo) y de la música de carnaval de Bahía. Passapusso es el cantante del grupo más inventivo del carnaval: el Baiana System. Daniela es mi amiga desde hace algunas décadas. Baco es un chico de Bahía que hace un rap muy informado y actualizado. Pero creo que la más bella canción de los últimos años en Brasil es "Não tenho medo da morte", de Gilberto Gil. Dentro de los nuevos talentos está Thiago Amud, un joven carioca que escribe letras, melodía y arreglos con densa capacidad de invención, es el tipo que más me fascina. Hay muchos otros. Mientras esté vivo, me parecerá siempre natural encontrar otros vivientes, de mi edad, mayores o, como Anitta y Baco, mucho menores que yo.

—¿Qué siente que es más importante para ser un buen compositor: la imaginación, la intuición o el conocimiento técnico?

—La imaginación.

—¿En qué piensa cuando le viene a la mente aquel joven Caetano que escribió "Coração Vagabundo"?

—Cuando veo que todavía canto “Coração Vagabundo”, me sorprendo con la insistencia de la música en mi vida. Cuando admití trabajar con música, soñé hacer una intervención de un año o poco más, dejarlo todo para mis colegas realmente talentosos, y volver a mis proyectos de dirigir películas o escribir libros o pintar. Pero el destino y la fuerza de la música popular en Brasil no me lo permitieron.

—A los 77 años, y tras más de medio siglo de carrera, ¿qué lo sigue motivando a componer y a subirse a escenarios?

—A subirme a los escenarios me motivan mis hijos. A componer, el deseo de lograr lo que creo es mi obligación: hacer algo que sea bueno y cambie todo, incluso la perspectiva bajo la cual mis canciones existentes son insatisfactorias.

—Uno de los momentos más emotivos de Dois Amigos, Um Século de Música, su espectáculo junto a Gilberto Gil, era la interpretación de Gil de “Não Medo Da Morte”. La letra dice: “La muerte es después / No habrá nadie más, como yo aquí ahora / Pensando en el más allá / No habrá más allá”. ¿Comparte esa concepción?

—Me gusta especialmente el trozo “La muerte es después de mí / Más quien va a morir soy yo”. Nosotros dos hemos siempre sido como que el contrario, el uno del otro. En esta canción, Gil se muestra seguro de cosas que para mí no son ciertas. Envidio su certeza epicurista. Sin embargo, aunque esté encantado por la belleza de su canción, tengo que admitir que yo sí le tengo miedo a la muerte.

—¿Qué debe esperar el público de Ofertório? ¿Puede darnos alguna recomendación para disfrutar al máximo del show?

—Sinceridad. Luz delicada y veraz. Solo puedo recomendar a la gente que acaso venga a vernos, que abra el corazón, relaje los nervios y deje la vulnerable belleza acontecer.

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