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"Estoy en una burbuja fantástica"

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"De tantas puertas que golpeé me hice pomada los dedos"
Nota a Lucas Sugo, cantante y compositor uruguayo de musica tropical, en Paysandu, ND 20150416, foto Gabriela Vaz - Archivo El Pais
Archivo El Pais

El sábado 26 de septiembre será un día histórico para la música tropical. Lucas Sugo, el hombre del famosísimo "Cinco minutos", nominada como Canción del Año a los Premios Graffiti, sentará un precedente dentro de su género dando un show en el Velódromo Municipal.

"Noche soñada" se llama el evento al que el tacuaremboense radicado en Rivera define como "el más importante de mi vida". Instalado a kilómetros de la vorágine montevideana, Sugo no para: ya tiene en mente giras, tres discos, un DVD y hasta un libro sobre su vida. "Gracias a Dios no sé muy bien dónde estoy", le confiesa a El País.

—¿Cómo venís manejando la ansiedad para el Velódromo?

—¡Qué cosita complicada esa che! Lo del Velódromo no es un gran desafío: es EL desafío. Mi carrera fue rápida pero fue un ascenso constante. Me acuerdo cuando hice los Teatro Metro estaba ansioso, con el Teatro de Verano también, pero no se compara con lo que estoy viviendo con esto porque sé que acá hay una responsabilidad muy grande. No es cualquier cristiano el que va al Velódromo y convoca, y uno sabe que hay una mochila bastante pesada de hacer lo mejor posible. Primero hay que lograr la motivación para que la gente vaya y después colmar sus expectativas. Porque te explico: yo no puedo llegar al show más importante de mi vida y darle a la gente más de lo mismo. Entonces estamos preparando un espectáculo distinto.

—Decís que es "el" desafío. Fijate que los uruguayos que tocan en el Velódromo son Cuarteto de Nos, La Vela Puerca, No Te Va Gustar…

—Sí, es increíble. Además el Velódromo se presta para el pogo, pero imaginate que cerrás los ojos y ves a la familia parada viendo un concierto, la madre, la abuela y la hija, porque mi público es muy heterogéneo. Eso hace a la ansiedad; no hay dos o tres mariposas en el estómago, hay un embotellamiento.

—El espectáculo se llama "Noche soñada". ¿Cuándo empezó el sueño?

—Cuando terminé el Teatro de Verano. Me miré al espejo y me dije: "¿y ahora, negro?". Cuando uno siente esos sacudones emocionales como los shows grandes, y después te encerrás en las cuatro paredes de un hotel, lógicamente pueden venir problemas existenciales. En la vida necesitamos ser esa maquinita de sueños, que los sueños puedan elaborar otros sueños, de eso se trata. Entonces mirándome al espejo le decía al loco: "¿y por qué no te tirás otro escalón a ver qué pasa?", y la palabra "Velódromo" sonaba.

—En esa escalera que te planteás, ¿a qué altura estás?

—Gracias a Dios no sé bien dónde estoy. Estoy en una burbuja fantástica de concreciones, obvio que con los pies bien plantados en la tierra. Sé que están pasando muchas cosas, pero tranquilo nomás, sin perder mi norte. Quizás en el futuro me siente, mire todo el trayecto y me de cuenta de cosas que no me estoy dando cuenta ahora. Pero quiero disfrutar.

—¿Quiénes te bajan a tierra?

—Uh… (Piensa) Principalmente en mi compañera Antonella, la que me pone un cambio a menos. Tengo un núcleo de amigos; muy pocos, de esos posta, que son los que siempre tuve. Cuando yo andaba en una Zanellita Due cayéndosele los pedazos, que no daba ni para subir las subiditas de Rivera, estaban esos amigos presentes en mi vida. Y también mis dos soles que son mis hijos, que si uno trata de ir por el sendero de lo correcto es porque sé que están pendientes. Son el motivo por el que me despierto con optimismo cuando las piedras se hacen grandes. Porque hoy está todo lindo. De tantas puertas que golpeé, que me hice pomadas los dedos, algunas se me abrieron y hoy se me abren todas, gracias a Dios.

—Lo tenés muy presente a Dios.

—Sin dudas. Él está ahí, en la vuelta. En una primera instancia tengo una gratitud muy grande con mamá, que metió en mi sangre ese amor por la música. Pero es un don que me lo dieron desde arriba y soy muy consciente y grato. Aparte cuando anduve con algunos roces con ese señor fueron los momentos más complicados de mi vida, y siempre que tenemos un buen trato mi vida camina.

—¿En eso te apoyabas cuando se te cerraban tantas puertas?

—Sí. Y había otra cosa: la fe que uno tenía. Fueron muchos años de ver cosas que les pasaban a los artistas en Brasil, y cuando llegó el cable a casa veía que les pasaban cosas fantásticas a los cantantes en Argentina, pero eso no pasaba en Uruguay. La angustia estaba presente, pero las ganas estaban intactas.

—Pero eso te pasó a vos y no a muchos más en Uruguay.

—Claro, por eso es que lo miraba y lo veía casi inalcanzable. Gracias a Dios estaba la palabra casi antes. Lo que me ha tocado vivir nunca lo vi; estos últimos dos años han sido increíbles, los records, preconceptos que logramos hacer trizas, la aceptación popular… Lo de la idolatría. A veces me enoja eso del uruguayo, que miramos demasiado para abajo, demasiado grises. La falsa modestia no camina, uno tiene que ser consciente. Es contundente lo que estoy viviendo. Por ejemplo lo de los tatuajes, la gente que le pone Lucas al hijo… No es por hacer alarde, es para tener conciencia de que debo ser responsable. No puedo caer en un escenario con algún exceso.

—¿Cuántos años tenés?

—37 pirulos.

—Esta fama te llegó en un momento perfecto para tenerlo todo tan claro.

—Sí, la retina está sensible pero dura. ¿Qué quiero decir? Que puede disfrutar de la luz fuerte pero no se encandila. Me acuerdo cuando los aplausos y las caricias fáciles femeninas me hacían perder el rumbo. Eso es obra del tipo de arriba, hizo que todo se diera en el momento apropiado, como decís.

—¿Sos el abanderado del género tropical hoy?

—Sí, soy, principalmente de mi género del interior. Sé que estoy en un sitio de privilegio. Siempre hago el paralelismo con el ciclismo: muchísimos años estuve en el pelotón y ahora me toca estar arriba. Sé que quizás en las próximas Rutas de América me toque estar en el pelotón, pero lo importante es que alguien esté en la punta.

—Tengo que preguntarte por "Cinco minutos", sobre todo porque abrís tus show con esa canción y no la volvés a tocar. El público se acostumbra a que el artista abuse de su gran hit.

—Lo que pasa es que cuando pegó "Cinco minutos" estaba preso de un estado de preocupación constante. Pasé muchos meses en esa preocupación, sin querer quedar rehén de una canción. Pero la canción me permitió demostrar mi trabajo y empezar a retener cierto público. Antes de "Cinco minutos" yo no existía y gracias a eso tuve la posibilidad de colocarme en el mapa musical nacional. Ahí me empecé a quedar tranquilo. Me di cuenta que era más importante generar el cariño de los seguidores, que es lo que te da la vigencia.

—Cuando terminaste la canción, ¿te diste cuenta lo que tenías entre manos?

—Me di cuenta que era una canción que se podía pegar. Siempre comento que terminé la canción, estaba en la cocina cocinando algo y estaba tarareando la canción. No cantándola, tarareando, y ahí dije: "opa". El hit que es hit es el que se puede tararear fácil. Ese fue mi primer indicio.

—Cuando explicaste la canción dijiste que era sobre una madre y su hijo drogadicto, y el primer videoclip trataba de eso. Después terminaste sacando otro clip con una historia de pareja.

—El leitmotiv de la canción viene por el lado del primer videoclip, y nunca pensamos que iba a tener tanta repercusión. Después, con toda la proyección internacional, vieron que lo acorde era abordar una temática más universal y con más llegada. Pero la historia real y el porqué de esa canción están plasmados en el primer video.

—Hablamos de la popularidad, de las mujeres... ¿Cómo te manejás con la plata que ganás?

—El vil metal está presente sobre todo en estos últimos tiempos. Mi vida cambió totalmente. Cuando fue el furor de "Cinco minutos" yo no estaba instalado artísticamente en el país, entonces mi caché subió muchísimo, principalmente este año. Yo trato de invertir todo lo que percibo, volcarlo a mi carrera y a los productos artísticos que puedo llegar a hacer.

—¿Cuándo te mires al espejo después del show del Velódromo, con qué vas a soñar?

—Cuando me mire al espejo… Voy a andar mirando para un lado y para el otro, viendo qué escalones hay, si son ascendentes o descendentes. Espero que sean ascendentes.

Una noche soñada y un montón de proyectos.

"Está ahí, a la vuelta de la esquina", reflexiona Lucas Sugo sobre el recital que dará el 26 de setiembre a las 21.00 en el Velódromo Municipal, para el que las entradas se venden en Abitab (cuestan entre 350 y 2.000 pesos y se financian en dos pagos).

Sugo le promete a su público un show distinto a lo que ha hecho hasta ahora, con una puesta en escena cuidada y una pequeña orquesta sinfónica tocando junto con su banda. "Va a ser algo nunca visto en lo que refiere a un artista del interior de la música tropical, y la gente va a ver que nos preocupamos", dice.

Después del Velódromo, lo inmediato será llevar ese recital a todo el país y lanzar un nuevo disco, compuesto por un 40 por ciento de canciones propias y 60 por ciento ajenas.

Como en su disco anterior, Sentimientos encontrados, Sugo grabó todos los instrumentos de su nuevo álbum, que todavía no tiene nombre y que saldrá en un máximo de tiempo de dos meses. Algunos arreglos los hizo el productor Emilio Ramos y Nario Recoba se encargó del bandoneón, porque a ese instrumento Sugo no puede "ni rascarlo".

Además, en breve será lanzado un libro biográfico sobre la historia del músico, incluyendo todos sus años de "anonimato" (antes de la explosión de "Cinco minutos").

El cantante también tiene planes de tocar en algunas provincias de Argentina y hacer prensa por otros países de Sudamérica, y a mitad de 2016 prevé el lanzamiento de un álbum de corte internacional, con canciones más latinas para ampliar su público y abrirse camino en un mercado bastante más grande.

Y ahí no se termina todo, pues también tiene en mente sacar en el segundo semestre del año próximo un disco que cuide su "chacrita", el género que quiere tanto.

Además, el show del Velódromo será registrado y editado en un DVD.

"Antes tendría que comprarme un termo bien bonito y llenarlo de tilo", bromea Sugo, el hombre de los mil proyectos.

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Lucas SugoBELÉN FOURMENT

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