CRÍTICA

Daniel Drexler presentó su séptimo disco de estudio en la Zavala Muniz

rOSALÍA sOUZA

Era jueves por la noche en la Zavala Muniz. En un rincón del público dos chicos bailaban en la silla a ritmo de candombe, y por otras butacas pasaba lo mismo. Era la segunda vez que escuchaban “La rambla de Montevideo”, pasaban los bises y la timidez del principio quedaba de lado.

El público uruguayo “es especial”, dijo Daniel Drexler y para eso fue preparado a la presentación de Uno, su séptimo álbum de estudio, junto a su banda, coristas e invitados. Es un showman y así se convirtió en el director del público hasta hacerlo cantar sus canciones y reír con sus chistes.

Uno tiene de todo y con eso se cargó en un show lleno de candombe, bossa, pop y tango, que tuvo momentos de no olvidar en el piano de Dany López (también uno de los productores del disco), en los coros, luces y vientos de “Al menos un segundo”, un final elegido que ameritó los bises, y en “Salvando la distancia”, vals de amor para sus hijas que se convirtió en el puente perfecto hacia otros territorios y su público.