Nostálgico y derrotista como el tango, alegre como la rumba, en ocasiones estridente como el rock and roll y siempre melancólico como la "bossa nova", el bolero es un género que gana cada día más seguidores, en especial entre los jóvenes, a un siglo de su nacimiento.
Los defensores de este estilo musical, apto para "almas atormentadas", con versos de desamor y victimismo, como "regálame esta noche, retrásame la muerte" o "reloj detén tu camino, porque mi vida se acaba", promueven su inscripción como patrimonio inmaterial de la humanidad.
Las gestiones ante el organismo de Naciones Unidas para la Educación y la Cultura (UNESCO) comenzaron acompañadas de una gran labor de promoción, que incluye la creación del Instituto para la Preservación y Fomento del Bolero en México.
El organismo se propone acercar a las nuevas generaciones a esta expresión musical, aunque es muy popular entre la generación X (posterior a los "baby boomers") y los "millenials".
Como parte de la campaña ante la UNESCO, el 25 de agosto se llevará a cabo el Festival y Congreso Mundial del Bolero en Ciudad de México, que incluyen presentaciones de más de 30 intérpretes de este género, así como mesas de reflexión para su cuidado, rescate, recuperación y enseñanza, donde participarán autores, músicos y académicos.
La propuesta para inscribir a este género como Patrimonio Cultural Inmaterial podría estar lista en 2018 y se buscará hacerla de manera compartida con Cuba y otros países.
Tres conciertos acompañarán al Congreso Mundial en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris los días 26, 27 y 28 de agosto, dedicados a grandes exponentes del género como Armando Manzanero y Marco Antonio Muñiz.
Entre los más de 30 músicos de 10 países que intervendrán figuran Los Panchos, Imelda Miller, Humberto Cravioto y Carlos Cuevas, acompañados por la Orquesta Mexicana del Bolero.
Surgido en Cuba, el bolero llegó a México a través del estado de Yucatán, sureste del país, y aquí adquirió arraigo y se proyectó al mundo. El primer bolero habría sido escrito por el sastre cubano Pepe Sánchez, creador de "Tristezas", a principios del siglo XX, y al principio sólo se tocaba con guitarra, pero pronto se acompañó con trompeta, flauta y violín.
Luego vendría, en 1911, "Quiéreme mucho", del compositor y director de orquesta cubano Gonzalo Roig, que marcó la pauta del género. México de inmediato fue caja de resonancia del bolero con figuras de la talla del legendario músico-poeta Agustín Lara, los tríos Los Panchos y Los Tres Ases, y el "tenor continental" Pedro Vargas.
Otro tenor mítico, Alfonso Ortiz Tirado, lo llevó a Buenos Aires en 1933 y así se fue extendiendo hasta llegar al siglo XXI de la mano de Armando Manzanero y Luis Miguel, y sus romances sin dejar de lado a Alejandro Fernández. Acá, dejamos diez boleros ineludibles en la historia del género.
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