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Una banda que sigue desafiando las expectativas

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Wayne Coyne, cantante de Flaming Lips. Foto: AFP

The Flaming Lips vuelve con el nuevo álbum "Oczy Mlody".

Hace un tiempo que está como de moda elogiar a Radiohead por su audacia sónica y compositiva. Pero cuando se habla de tomar riesgos musicales en el rock, rara vez se recuerda que esta banda estadounidense, que viene desafiando cualquier expectativa que se tenga sobre ella desde hace años.

Aunque arrancaron en 1983, tienen una extensa discografía y hasta una película, los encabezados por el cantante y guitarrista Wayne Coyne son, por lo general, ignorados por el gran público, algo que no parece molestarles en lo más mínimo. En una entrevista de 2010, que se puede ver en YouTube, Coyne dice que "El público, en general, no es consciente que existimos. Si no tenés un gusto muy intenso por la música, no te vas a sentir atraído por nuestra banda".

Pero incluso un intenso gusto por la música puede dejar perplejo a quien se acerca a los discos de Flaming Lips. A veces, suenan como si Pink Floyd hubiese visto demasiadas veces la película de culto de 1932 Freaks, dirigida por Tod Browning. Otras veces, han rozado el pop más convencional, como cuando hicieron el disco Yoshimi Battles the Pink Robot (2002) y anduvieron cerca de la fama y el reconocimiento masivo.

Quienes los descubrieron ahí y tuvieron esperanzas de que Flaming Lips siguiera cultivando ese estilo, no tardaron demasiado en darse cuenta que Coyne y sus compañeros seguirían por su cuenta, sin importarle demasiado lo que cualquiera pudiera esperar de ellos.

En 2015 se juntaron con Miley Cyrus para grabar el tan extraño como fascinante (y por momentos brillante) álbum Miley Cyrus & Her Dead Petz.

Acaban de sacar el álbum número 17 en su discografía —podrán sonar muy "volados", pero vagos no parecen ser— con un título difícil de pronunciar y un abanico de estilos y sonidos aún más difícil de describir.

El repertorio de 12 temas ofrece una experiencia en la que los sonidos y los experimentos son tan (o más) importantes que las estructuras con las que se arman las canciones (acordes, estrofas, estribillos, etc.).

Aún así, el balance no es disparatado. Flaming Lips parece no ponerse límites, pero consigue de todas formas sonar como si tuviera un propósito definido: el de disfrutar de la exploración musical probando diferentes sonidos, estilos y actitudes.

No siempre queda demasiado claro sobre qué cantan o a qué estilo en particular suscriben en cada canción, pero eso es parece ser lo de menos en el caso de esta banda, que abraza sin pudor ni complejos su cualidad de rara y excéntrica.

Si no puede ver el video, haga click aquí.

Disco: Oczy Mlody

Duración: 57 minutos.

¿Está online? Sí.

¿Está bueno? Sí. Es un viaje bastante extraño y colorido por sonidos psicodélicos y caleidoscópicos.

El eterno femenino de una imaginativa pintora
Wayne Coyne, cantante de Flaming Lips. Foto: AFP

MÚSICAFABIÁN MURO

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