La propia discoteca
En "Tiempos difíciles", el disco de 1982 se resumen un tiempo, una música y una ciudad, Rosario
Quizás haya sido la visita de Jorge Fandermole (estuvo el viernes con Laura Canouraen la Hugo Balzo) lo que hizo que reapareciera en la vida de uno, Tiempos difíciles, el primer disco de Juan Carlos Baglietto. Allí, Fandermole aportó “Era en abril”, una de las canciones más tristes del mundo.
El disco está lleno de momentos así de tristes y así de inspirados y fue el buque insignia del desembarco en Buenos Aires de una movida que dio en llamarse “trova rosarina” y que marcó el rock argentino de la salida de la dictadura. Además de Fandermole y Baglietto, allí venían Ruben Goldin, Adrián Abbonizio, Silvina Garré y Fito Páez.
Tiempos difíciles es un buen resumen del sonido que llevaron a la capital. Allí hay rock, tango, folklore, bolero, candombe y jazz todo al servicio de una poesía de relato urbano.
Allí se explica, por ejemplo, el ADN musical de Páez que tenía 19 años y aquí aporta cinco canciones incluyendo alguno de sus primeros clásicos, “La vida es una moneda” y “Puñal tras puñal”. En alguna de ellas (la abolerada “Cuando mañana no estés”) se pueden rastrear las influencias de otro rosarino, Lito Nebbia, y en “La música del Río de la Plata” (coescrita con Baglietto) hay una amplitud que salta hasta esta orilla.
Tiempos difíciles —que se abre con “Mirta de regreso”, la historia de un preso que vuelve a su casa para encontarse con una noticia poco alentadora— es un disco de canciones. Quizás sea porque Baglietto es un intérprete (dueño de una voz inconfundible y muy potente) y no un compositor, pero también porque acá hay un equipo de compositores de esos que se dan una vez por generación.
Así también sonaba el rock argentino en los 80.