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Bad Bunny, "el mejor trapero vivo", hace lo que se le da la gana en su nuevo disco: crítica

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Bad Bunny. Foto: Difusión

RESEÑA

El puertorriqueño lanzó "YHLQMDLG", su segundo disco solista, en el que se vuelve a dar la contradicción entre letras polémicas y música irresistible

Sus letras son polémicas y su ritmo, su flow y sus melodías son adictivas. Su estética es extravagante y con eso se convirtió en un ícono de la moda actual. Es referente de una nueva masculinidad y en sus videos se presenta como aliado feminista y LGBT+, mientras el mensaje desprendido de sus rapeos está en la vereda opuesta. Quizás la fascinación que genera Bad Bunny, pasa por ahí: por una contradicción permanente que incomoda pero no se olvida.

YHLQMDLG es su nuevo disco, el segundo como solista (sin contar la colaboración con J Balvin en Oasis), y es una hora de trap y reggaetón para disociar cuerpo y mente y entregarse al baile y a las bondades musicales, que las hay. Por algo fue uno de los cinco artistas más escuchados de 2019 en todo el mundo en Spotify; no es poco.

El nuevo disco no tiene el factor sorpresa del debut X100PRE, y las mayores diferencias pasan por un canto más claro y por una voz más expresiva que se sale del tono quejumbroso y monocorde que era el más conocido hasta ahora. Más allá de que flow le sobra y que tiene talento indiscutible para el uso del Auto-Tune y efectos vocales, escucharlo en temas como “Vete” o el último, “<3”, es bien interesante.

Por lo demás, YHLQMDLG, que significa “Yo hago lo que me da la gana”, es un compendio de historias de amor, desamor, despecho y pasión. Abunda la jerga boricua explícita y cosificadora, aunque hay que reconocer momentos bien ingeniosos como “Mami, concédeme esta pieza / No somos nada, no somos na’, ey / Pero con un perreo se empieza”. Hay sí algunas excepciones temáticas (todas las letras son suyas), como “Está cabrón ser yo”, celebración personal que comparte con Anuel AA y en la que habla de “los reyes de la nueva era” y asegura que “soy el mejor trapero vivo en mi opinión”.

También está “P FKN R”, una oda a la calle puertorriqueña; y el cierre del disco, “<3”, una carta confesional en la que Bad Bunny agradece, repasa sus logros, se emociona y avisa que en pocos meses sacará otro disco y después se retirará “tranquilo”, porque “esto de la fama me tiene hasta enfermo”. Habrá que ver qué sucede.

En lo musical, con el aporte de decenas de productores, el disco empieza con una versión de juego infantil de “Garôta de Ipanema” (“Si veo a tu mamá”), y después pasa por reggaetón clásico (la colaboración con Daddy Yankee, “La santa”, está buenísima) y trap en todas sus formas (rápido, lento, oscurísimo), neoperreo (“Yo perreo sola”, un hit), dancehall y más subgéneros del reggae, electropop y un rock bien deforme (el final de “Hablamos mañana”).

YHLQMDLG es casi como una playlist del género pero con el sello Bad Bunny. Sin tanta frescura como X100PRE, le sobra sabor, le sobra ingenio y una cantidad de referencias como para entretener a cualquiera que le preste atención. Es música para el baile universal.

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