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"En Atercio somos lo que somos"

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Aterciopelados

Entrevista

Una charla con Andrea Etcheverry, una mitad de Aterciopelados que el martes está en La Trastienda

Andrea Echeverri no recuerda con exactitud la última -y única vez- que Aterciopelados vino a Uruguay, pero supone que habrá sido hace más de 10 años y por eso está tan entusiasmada con esta vuelta. Habla con un acento adorable y con la misma energía que acostumbra derrochar sobre el escenario, ese espacio que hace más de 20 años comparte con su socio creativo Héctor Buitrago.

A principios de la década de 1990, Aterciopelados se abrió paso en la escena musical latinoamericana con una mezcla de raíz folclórica, rock furioso, corazón punk y cierto legado de la canción de protesta, un cóctel tan misterioso como efectivo. Dejaron en el público canciones inolvidables como “Bolero falaz”, “Baracunata” o “Florecita rockera”, y ahora vienen a averiguar qué tantos uruguayos se las acuerdan. Mañana a las 21.00 estarán en La Trastienda (entradas en Red UTS desde 865 pesos), presentando Reluciente, rechinante y aterciopelado, un disco en vivo editado con Sony que también es DVD, y mezcla clásicos con canciones nuevas (“Re”, dedicada a Café Tacvba), y otras que son de los proyectos solistas que Echeverri y Buitrago han desarrollado.

“Hemos estado viajando todo el año, esta es la gira final”, dice la cantante en charla telefónica y trata de enumerar las ciudades que estarán recorriendo en este tour por la región.

Echeverri destaca que ahora, después de más de una década de independencia y autogestión —una forma de trabajo más que interesante pero que también dificulta el alcance en ciertos ámbitos— están nuevamente con discográfica y con manager, y aunque eso demanda otros tiempos de trabajo y corta algunas libertades, sabe que se abren otras puertas y que a esta altura hay que aprovecharlas.

Aterciopelados
"He Venido A Pedirte Perdón", la nueva canción de Aterciopelados

—¿Sentís que este disco Reluciente, rechinante y aterciopelado les renovó la energía?

—Pues sí, tiene varias características este disco. Tiene un repertorio de clásicos, lo que nos acerca nuevamente a la gente que nos escuchaba en los noventa, y también a los hijos de. Porque pasa en los conciertos, hay un puente generacional chévere. Tiene el poder de la nostalgia, por decirlo de alguna manera, y además estamos con Sony. Porque cuando estás independiente, tienes un buen ritmo pero nadie se entera. El poder de divulgación de los independientes es mucho más chiquitico, y ahora estamos logrando otra vez que la gente se entere. Es emocionante.

—Este es el primer disco en vivo editado por Aterciopelados, han tenido períodos largos sin discográfica o sin manager... Ha sido muy cambiante el recorrido de la banda, ha tenido un poco de todo.

—¡De todo! Porque nosotros empezamos en los noventa, que había un florecimiento de la industria, entonces nosotros hicimos disco en Londres con Phil Manzanera, en Nueva York, había cantidad de presupuesto. Y luego BMG que era nuestra disquera cerró en Colombia, y pasamos a hacer un disco en la casa. Luego tuvimos disquera otro rato, después ya no por una cantidad de años, entonces hemos estado en todos los lugares. Y en ambos lugares hay cosas buenas y cosas malas, como todo.

—Y en los puntos bajos de este recorrido, cuando no había discográfica o apoyo, ¿de qué se impulsaban?

—Nosotros llevamos como 25 años viviendo de la música, y aprendiendo, adaptándonos a las condiciones. Pues porque nos agarramos de los computadores, de hacer la música en tu casa aunque no haya presupuesto. Lo mismo pero chiquito.

—Al principio tuvieron un componente bastante punk en la banda. Hoy, ¿en qué se refleja eso en Aterciopelados?

—El asunto es que ni Héctor ni yo, que somos las cabezas creativas, no somos músicos. Entonces el asunto punk al principio era muy marcado también en el sonido, porque Héctor venía de una banda hardcore, pero lo que pienso que ha sido más importante es lo de hacer las cosas uno mismo. Eso es lo que ha hecho que Atercio siga a flote; y por cosas digo acordes, arreglos, la producción que Héctor ha asumido muchas veces, y lo otro, como ser managers.

Aterciopelados
"Bolero Falaz" en su versión del disco en vivo de 2016

—Y también ser fieles a un compromiso, porque desde un principio tocaron temáticas o hicieron propuestas que hoy son vistas como de pioneros en el rock latino.

—Sí, ¿no? Hay una cosa de mensaje, no sé si tiene algo de herencia de la canción protesta que nos tocó cuando éramos niños y que sigue vigente. Personajes como Violeta Parra no se borran. Y a mí me tocó conocer a Mercedes Sosa, y recuerdo ese encuentro como bisagra porque en ese momento sientes que puedes decir más cosas, no solo cantar, bailar y ja ja ja. Sino que hay una responsabilidad, una posibilidad de comunicar cosas que consideras importantes.

—Con el tiempo demostraron eso, que es posible entretener y hacer pensar. Y tu has llevado la bandera feminista, además de que sos una de las pocas mujeres al frente de una banda de rock latino durante tantos años. ¿Te sentís desde ese lugar una referencia?

—Pues... (piensa) Todas las chicas con las que he trabajado últimamente, sobre todo en mi país, que son Goyo (de ChocQuibTown), Li Saumet de Bomba (Estéreo) o Catalina de Monsieur Periné, que son todas jóvenes y hermosas, todas me quieren mucho (se ríe). Y claro, cuando eran chiquitas me vieron y dijeron: “Oh, uno sí puede ser como uno es”. Porque en el showbusiness está lleno de estereotipos, clichés, de un mismo tipo de mujer, herencia por ahí de Madonna. Y siempre ha habido una posición muy honesta para empezar, en Atercio somos lo que somos. Y también una búsqueda de subirte a un escenario, ser mujer y no ser Madonna, sin dejar de ser sensual o bonita o que te guste la ropa. Es algo de respeto, de usar la estética como símbolos, como algo lúdico y de crítica a esta insistencia del cuerpo y el estereotipo sexual femenino.

—¿Y cuando eras chica en quién te reflejabas?

—Yo lo que más miraba de cerca era a mi mamá. Mi mamá toca guitarra y canta en las reuniones familiares, pero ese es como su oficio, ¿sabes? Es cantante doméstica, pero creo que esas son las cantantes más impresionantes: cantan sin micrófono y ante 20 borrachos. Y yo desde muy niña la vi haciendo eso, y ha sido tremenda influencia. Ella cantaba boleros, rancheras e incluso canciones de Violetta, y creo que absorbí esa época. Y mi voz es muy parecida.

—Tu tenés una voz muy particular, grave. ¿Fue fácil encontrarte en ella y aceptarla?

—Empieza con mi mamá, luego empiezas a cantar con una batería detrás, y es todo una búsqueda. Al principio es supernatural, empiezas a encontrar maneras; y hace seis o siete años tuve mi crisis vocal. Ahora que está Shakira con crisis vocal (se ríe), que creo que le pasa a todos los cantantes, sobre todo a los de mi época, porque ahora todos toman clases. Antes no, te emborrachabas y ándale. Pero empiezas a quedarte ronco, hay un momento de dificultad, te quedas en silencio un mes y luego empiezan las clases, y empiezas a entender que hay que calentar, enfriar, hacer ejercicios todos los días. Mi profesora dice que los cantantes somos como los futbolistas: hay que entrenar. Estoy en ese proceso y estoy contenta. ¡Ya no me quedo ronca!

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