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Así sonaban los viejos tiempos

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¡Ay aquellos tiempos del new wave americano! Buenas canciones y una actitud entre intelectual y gamberra que les daba un marco acogedor a las inquietudes de aquellos veinteañeros de la década de 1980.

Pocas bandas conjugaron eso con éxito masivo como The Cars, que vista en perspectiva eran seguramente de los mejores de un lote que incluye a Blondie, Jonathan Richman, Talking Heads y los hoy olvidados Greg Khin Band o J Geils Band. Fundados en 1976 por Rick Ocasek y Benjamin Orr, un par de compinches que venían buscando su momento desde comienzos de la década, los astros se alinearon pronto y desde 1978 consiguieron una lista imparable de éxitos en donde mezclaban pop rock con actitud moderna. Aunque Ocasek figuró siempre como líder del grupo, Orr (que murió en 2003) es la voz de muchos de sus éxitos. No hay quien no haya escuchado una canción de The Cars aún sin saberlo. La más conocida, gracias a la nostalgia uruguaya probablemente sea "Drive" ("Whos gonna drive you home... tonight") pero su cancionero incluye cosas así de buenas como "My best friends girl", "Just What I Needed", "Shake it up", "Im not the one" y "You might think". Siempre fueron una usina de grandes canciones y todas están en esta exhaustiva recopilación de seis discos que permite conocerlos más allá de esos hits y rastrear la influencia que tienen en algunas bandas que ahora la van de originales.

Alfombra roja en la vereda, sillones y mucho para ver ya sobre la calle Juan Carlos Gómez, cerca del puerto, con sus fachadas con pintadas sugerentes. Allí, los viernes y sábados a las 21.30 horas (hasta el 13 de junio) se está presentando Labios pendientes, una nueva propuesta escénica de la siempre novedosa Marianella Morena, que busca ofrecer mucho más que teatro.

El espectador es recibido en una gran casa, con mucha y buena decoración. Una enorme cama, remarcada por luces, domina el salón con mesas y sillones, donde tendrá lugar la representación. La experiencia que dura en total un par de horas, y comienza con una degustación de vino en tres tiempos, acompañada de muy buenos quesos. La conversación entre los presentes en prácticamente inevitable, y eso hace también distinto este programa de fin de semana.

Luego de unos 45 minutos cultivando el paladar y los vínculos sociales, comienza la pieza teatral, que desarrolla escenas de fuerte argumento sexual. El texto habla mucho de sexo, de infidelidad, de lo que en un ambiente laboral se puede sentir y pensar con respecto al asunto. El dúo de actores realiza una actuación arrojada, audaz, que siguiendo al texto, busca exponer entretelones del lado menos visible de las pasiones. La pieza, breve, de unos 25 minutos, es intensa, sin perder el sentido estético, dado que en el fondo, es más lo que dice que lo que muestra.

Luego de la función, una copa de champán y el comedor que tuvo quesos y vinos, se transforma en una mesa buffet, con bocados fríos y calientes, que van desde sushi, sashimi de salmón fresco chileno, camarones empanados en coco, ceviche, ensalada de peras a la sal sobre colchón de rúcula, granas de parmesano y pesto de nueces, pinchos caprese, de cerdo con ananá marinados en vodka de maracuyá, otros con cerdo y dátiles marinados en whisky, mini brochettes de ternera y bruschettas de jamón crudo, queso de cabra y rúcula. En fin, el espectáculo es interesante y el espectador sale bien comido. La entrada, con obra y menú incluidos es de 1.500 pesos.

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