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Así fue el primer recital en vivo en la vuelta de los espectáculos públicos

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Papina de Palma en Sala del Museo. Foto: Estefanía Leal

CRÓNICA

Papina de Palma se presentó este lunes en Sala del Museo y fue el primer show de música con público presencial desde fines de marzo

"Nos encontramos de nuevo, no somos los mismos de la otra vez", dice la letra de una de las canciones de Papina de Palma, "Folki", y algo de eso hubo este lunes en Sala del Museo. Un volver a encontrarse, a empezar de nuevo, quizás un poco modificados respecto a la última vez que habíamos escuchado música en vivo pero, a juzgar por el resultado, igual que siempre: respetuosos del protocolo y ávidos de corear los temas de turno.

Este 5 de julio se reactivaron los espectáculos públicos en Uruguay tras la tercera suspensión obligada por la pandemia del coronavirus y en medio de un contexto un tanto más alentador, con cifras de contagios que representan una bajada importante respecto a los miles que se habían convertido en el promedio, la norma. Para celebrar la reapertura, el escenario de Rambla y Maciel ofreció un recital con entrada libre por invitación, protagonizado por una de las cancionistas más espontáneas y convocantes de la escena joven local.

Papina de Palma fue la figura de una noche que tuvo la emoción y el nervio imaginable, todo dentro de la mecánica implantada en el invierno pasado y que cada vez se repite con mayor precisión.

Hubo control de temperatura en la entrada, el barbijo se usó todo el tiempo salvo cuando se estuvo en el asiento correspondiente, el público estuvo distribuido en mesas con cuatro sillas cada una y durante el espectáculo hubo que permanecer sentados; nadie pudo ni siquiera bailar de pie en el lugar. Hubo dispensadores de alcohol en gel a disposición sobre las mesas y mozos que se acercaron a levantar pedidos, los únicos que fueron y vinieron de acá para allá. En cualquier caso, el desplazamiento de todos tuvo que ser usando el barbijo.

Papina de Palma en Sala del Museo. Foto: Estefanía Leal
Papina de Palma en Sala del Museo. Foto: Estefanía Leal

A esta altura, ese mecanismo que en julio de 2020, cuando se implementó por primera vez, parecía tan frío y tan distante, ya se siente familiar. También es cierto que es un formato más amable para recitales de estas características, como el que ofreció De Palma que tocó sola, a guitarra o ukelele y voz, y que tuvo como invitada a Inés Errandonea para cantar "El bálsamo", que fue estrenada en plataformas digitales el viernes último.

De Palma abrió el show con "Supersticioso", la punta de lanza de su disco debut Instantes decisivos, y a mitad de la interpretación preguntó al público que llenó el lugar si era muy temprano para pedirles que cantaran. La respuesta fue un coro tímido que ganó en soltura y fuerza en las distintas apariciones que siguieron, y eso incluyó aceleradas palmas que acompañaron "No es joda" del EP Lo que encontré mirando para adentro, un producto hijo de la pandemia y lanzado, claro, en 2020.

En el primer tramo del espectáculo, la cantante hizo referencia una y otra vez a la emoción que le generaba volver a cantar en vivo tras más de tres meses sin poder hacerlo por las restricciones gubernamentales, y a medida que avanzó el show fue apareciendo una verborragia que su audiencia ya conoce y que hace que sus shows tengan un disfrutable tono de comedia, lleno de momentos de la vida íntima.

Papina de Palma en Sala del Museo. Foto: Estefanía Leal
Papina de Palma en Sala del Museo. Foto: Estefanía Leal

Con comentarios honestos y graciosos, De Palma introdujo su variedad de canciones y le hizo espacio a algunas de las que estarán en su próximo disco, que está en pleno proceso de grabación. El set incluyó temas de amor en sus diferentes encares, de amistad, y apreciaciones sobre la naturaleza y los paisajes literales pero también simbólicos.

Cuando celebró la vuelta a los escenarios, Papina de Palma dijo lo emocionante que es poder volver a trabajar para los protagonistas del sector cultural, pero también resaltó que las salas que permanecen cerradas y los aforos reducidos al 30 % hacen que no todos puedan retomar sus actividades. En ese sentido, invitó a "reconocer este pequeño triunfo sin olvidarse que queda un montón todavía para seguir reconstruyendo".

El show del lunes fue una pieza, la primera, en esta nueva etapa de reconstrucción, y bastó para recuperar un poco de esa sensación perdida que solo ocurre cuando una canción suena en vivo, fuerte y clara, y despierta un montón de voces que se suman para acompañar pero también para abrazar, para contener. Esa sensación que dura apenas unos instantes, y que es bastante parecida a la magia.

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