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"Podeis no hacerlo tan bien, por favor. Se supone que es un ensayo”, fue el comentario que Leonor Watling, cantante, actriz y pareja de Jorge Drexler, dejó en la cuenta de Instagram del uruguayo durante la transmisión en vivo de un ensayo abierto, que se realizó ayer y que también fue por YouTube. Las palabras de la española resumen bien la sensación que dejó este evento por streaming, en el que el cantautor abarcó desde los hisopados a todo el staff hasta la ejecución del bajo, un instrumento nuevo en su arsenal y con el que se desempeñó bastante bien.

La transmisión del ensayo abierto tuvo como excusa la presentación del nuevo formato de banda con el que Drexler prepara la gira que emprenderá el 3 de julio por España. También sirvió para acercarse virtualmente a su audiencia latinoamericana, a la que no ve hace un buen rato, y para anunciar el lanzamiento de una nueva canción, “La guerrilla de la concordia”, en una semana.

Drexler estrenó en público el trío que lo encontró en voz, guitarra y bajo cuando hizo falta, junto al percusionista Borja Barrueta y la pianista Meritxell Neddermann. Con Barrueta, cuyo set incluyó hasta una mesa con resonadores, se explicó, viene tocando hace tiempo, mientras que Neddermann es una preciosa incorporación; ambos aportan voces y una impronta personal.

Con ellos presentó un puñado de canciones transformadas, llevadas a un nuevo lugar, que de alguna manera está más cerca de la sonoridad que Drexler logra cuando toca solo; el ejemplo más claro estuvo en “La edad del cielo”, con el uso del efecto Vocoder en su voz y con el uruguayo haciendo un trabajo más que decente en bajo.

La mayor novedad de lo mostrado ayer pasó por el cuerpo, el volumen y la renovada personalidad que el piano y los teclados dieron a estos temas. Las relecturas de “La trama y el desenlace” y “Telefonía”, con la frescura y el toque de informalidad propio de este ensayo, así como “Silencio” en plan “electrotecno alemán”, bromeó Drexler, fueron todos aciertos de esta prueba que rondó los 45 minutos.

Puesta en contexto pandémico, la versión de “Sanar”, del disco 12 segundos de oscuridad, fue el momento más emotivo de un ensayo abierto que le trajo aire y calidez a una tarde cualquiera, y que levantó la expectativa por la gira por venir que, es de esperar, algún día recalará en Montevideo. Es que el trío lo hizo (casi) todo demasiado bien, buena estrategia para dejar al público con ganas de más.