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Arte que glorifica la escuela del piano

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Un músico tan excepcional como maravilloso.

Nelson Freire Interpreta a Beethoven.Orquesta Sinfónica del Sodre. Director: Martín García. Solista: Nelson Freire. Programa: Tres preludios trágicos de la ópera "Ana Frank" de León Biriotti y Concierto nº 4 para piano y orquesta op.58 de Ludwig van Beethoven. Dónde: Auditorio Nacional del Sodre. Cuándo: 26 de agosto.

Se inició el concierto con la primera audición de los Tres preludios trágicos de la ópera Ana Frank del uruguayo León Biriotti. Luego del estreno de su primer sinfonía para orquesta de cuerdas Ana Frank en 1965 Biriotti pensó en componer una ópera sobre esta valiente heroína. Tuvieron que pasar 52 años para que este sueño se concretara en parte, ya que por primera vez nuestro público pudo conocer estos preludios que ofician de introducción a los tres actos que conforman la ópera.

Su sello personal hace que sean auténticos y originales y dejan en evidencia los profundos conocimientos de instrumentación que posee el autor. Son extensos e intensos debido a su fuerte carga dramática. La versión que presentó Martín García fue muy prolija, se notó que hubo mucha preparación previa y que la Ossodre se sintió comprometida con la obra. En la segunda parte se escuchó el Concierto nº 4 para piano y orquesta de Beethoven con el pianista brasileño Nelson Freire.

Esta obra fue estrenada en el palacio del Príncipe Lobkowitz en marzo del 1807 conjuntamente con la Cuarta Sinfonía. Fue dedicada a su discípulo y amigo el Archiduque Rodolfo de Austria. El 22 de diciembre de 1808 Beethoven toca públicamente este concierto siendo la última vez que se presenta como pianista.

Desde el comienzo, Beethoven señala un nuevo estilo de encarar la música: no hay ningún extenso preludio orquestal preliminar al tema. El piano entra sólo, presentando los cinco primeros compases del primer tema. Luego recién la orquesta lo toma con un prolongado discurso sinfónico. El segundo movimiento llama la atención por su reducida longitud, sin embargo aquí el género del concierto alcanza los más elevados límites de la elocuencia. El rondo final de vivacidad etérea y arpegios rotos asombró a sus contemporáneos.

Freire confirmó su reputación internacional con su musicalidad serena, luciendo su brillante virtuosismo pero manteniéndose siempre en la línea de equilibrio que exige la obra. Su touché cálido y transparente, sus impecables trinos, su precisa pedalización, sus envidiables pianísimos, su privilegiada memoria y por sobre todas estas virtudes su fina sensibilidad musical hacen de él un artista en el más alto sentido de la palabra. El público lo ovacionó y él agradeció con la transcripción de Myra Hess del preludio de la cantata nº 147 "Jesús alegría de los hombres" de Bach. Freire glorifica la verdadera escuela pianística. El acompañamiento de la Ossodre fue aceptable.

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Un músico tan excepcional como maravilloso.

MÚSICAJULIO CÉSAR HUERTAS

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