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De árboles y un viaje a la India

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Mateo Mera dividió al disco en subgrupos de canciones. Foto: Difusión

Mateo Mera habla sobre su nuevo disco, “Un jardín para vivir”.

Con una cajita que contiene semillas e instrucciones para plantar un ceibo, y una lámina con las letras de las canciones impresas, Mateo Mera presenta su segundo y nuevo disco, Un jardín para vivir. La ilustración en la lámina, de clara inspiración india, da una de las pautas del actual camino musical de Mera. "Estuve un par de meses en India para seguir aprendiendo a tocar el sitar", dice el músico uruguayo, que debutó hace tres años con el disco Sobre los puentes y las alturas.

La cajita con las semillas para plantar un ceibo, por su parte, da cuenta de otra de las varias pasiones de Mera: el mundo de los árboles. "Siempre me gustó. A los 18 años hice un curso de jardinería. Mis amigos se reían mucho de mí, imaginate. Pero aprendí un montón y hoy tengo muchos árboles plantados: arces japoneses, ceibos, secuoyas... Aunque dentro de poco voy a tener que transplantarlos, porque están creciendo y no me van a entrar en el jardín de casa".

El nuevo disco está dividido en un lado A y uno B, al menos así se presenta en versión "desktop" de Spotify, donde está disponible. Ese anacronismo responde, dice Mera, a que quería hacer énfasis en que se trata de dos subgrupos de canciones, bastante diferentes. "El lado A es el del rock, hip hop y funk. Y el B es más folk, con tintes de música india y pop. Quería que la escucha estuviese bien marcada y que se sienta la diferencia. No quería hacer la típica: dos temas rápidos seguidos de uno más tranqui... Eso lo tenía claro desde que empecé a grabar".

Si no puede escuchar el disco, haga click aquí.

Parecería que Mera es un músico con todo pensado y planificado, pero él dice que no es tan así: "Soy más caótico que lo que parece. A lo de la cajita del ceibo, por ejemplo, le di muchísimas vueltas y a lo último fue estresante. Pero sí tengo claro lo que quiero con mi música, y me parece que hoy no se trata solo de música. Hay un montón de propuestas estéticas que vos tenés que dar para que en este mundo donde hay millones de artistas, poder hacer una pequeña brecha y que tu música pueda llegar".

El nuevo álbum es un crecimiento en todo sentido: "Entre otras cosas porque hay muchos más instrumentos: vientos, tabla, sitar, acordeón, violín... Hay invitados, como un pianista sudafricano que conocí cuando hice una gira allá, hay dos raperos. Pero no es una cuestión de sumar porque sí. De hecho, hay alguna canción que tiene solo bajo y guitarra. Pero las canciones pedían eso. Era lo que yo estaba escuchando en mi cabeza".

Si lo que suena en el nuevo disco es una fiel traducción de lo que Mera escuchaba en su cabeza, se trata de una música bastante particular, que no parece tener vasos comunicantes explícitos con gran parte de la música que se toca y graba en Uruguay. "Siempre que grabo una canción me hago las mismas preguntas. ¿Esto a qué se parece? ¿Suena nuevo o viejo? Pero más allá de modas, en el arte tenés que morir con la tuya. Yo hice lo que tenía que hacer, no algo para parecerme a otro. Si no te gusta, no pasa nada. Si te gusta, subite al tren", dice Mera antes de despedirse.

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Mateo Mera dividió al disco en subgrupos de canciones. Foto: Difusión

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