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"Tengo mucho por aprender"

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"León Gieco tuvo mucho que ver en esto, su gesto fue muy acertado"
Nora Lezano

El 4 de septiembre del año pasado se celebró una de las ediciones más significativas de los Premios Gardel de la música argentina. Ese mismo día había fallecido, tras cuatro años en coma, Gustavo Cerati.

Fue en esa gala que Abel Pintos (Buenos Aires, 1984) se llevó los cinco premios a los que estaba nominado, incluyendo Canción del año por su hit Aquí te espero, Álbum del año por Abel (2013) y Gardel de Oro, el máximo galardón. "Fue muy emotivo para mí, artística y personalmente, todo lo que recibí con los premios", dice Pintos en conversación con El País. "Fue la forma más amable que tuve de poder sobrellevar ese momento. Estar honrándolo fue mucho más saludable que si ese día me hubiese agarrado estando de gira y a punto de subir a un escenario con ese estado de ánimo".

Es justamente con todos estos premios encima que Pintos llega por segunda vez a Uruguay para presentarse este viernes 27 en el Teatro de Verano. Ya lo hizo el año pasado en el Auditorio Nacional del Sodre Dra. Adela Reta, pero a esta altura ese escenario le quedaría chico. "Poder dar un paso tan importante ya en mi segunda visita a Montevideo me hace sentir muy agradecido con el público. El uruguayo es un público muy respetuoso y más que cariñoso es afectuoso. Me siguen mucho por las redes sociales. Siento el afecto, más allá del interés y del respeto".

Los números, en la carrera de Abel Pintos, pueden resultar sorprendentes: con 30 años y 20 de carrera ha editado nueve álbumes de estudio, el primero de ellos cuando tenía 11 años, titulado Para cantar he nacido (1997). Y tal como rezaba aquel debut, la música siempre estuvo en su camino. "Era un niño cuando elegí la música como forma de vivir, no pensaba en eso como un trabajo ni en una profesión a futuro. Solamente pensaba en lo que me divertía hacer. Lo tomé con mucha seriedad porque me sentí de inmediato muy comprometido a realizar una vida alrededor de la música".

—¿Qué cosas cambiaron en estos 20 años?

—Cambió todo lo que se va modificando con el paso de los años. Yo comencé siendo un niño y hoy ya soy un adulto y en ese proceso hay muchos cambios que están sujetos al paso del tiempo. Las experiencias también te modifican porque son las herramientas con las que vas construyendo. Lo que no cambió es el motivo por el que me dedico a la música: hacer las cosas desde el alma y hacer felices a los demás con la felicidad que me provoca vivir por la música y para la música.

León Gieco es una figura clave en su carrera. Su primer disco fue producido por Gieco, quien al año siguiente lo llevaría como telonero en su gira y más tarde como artista invitado. "Luego, al tercer año, cuando llegó el momento de grabar un disco nuevo, me dijo: es momento de que empieces a hacer tu camino. Yo voy a estar para lo que necesites pero no quisiera que te pegaras a mi nombre para que no dependas tanto de mí. Él tuvo mucho que ver en esto, su gesto fue muy acertado", recuerda Pintos.

Músico de raíz folclórica, Pintos tuvo el desafío de encontrar su propio estilo, algo que es clave en la vida de un músico, asegura. "Pienso que para un músico el estilo es como la personalidad para un ser. La personalidad uno la va formando con el paso de los años, con las experiencias, y tomando decisiones de cómo uno quiere pararse frente a la vida. En el caso de la música es igual: el paso del tiempo, los conciertos, los discos, todo te va dando herramientas para que vos construyas ese carácter tuyo en la música y qué cosas querés vivir con ella. Y eso es una búsqueda constante en la que continúo, más allá de que haya encontrado varias de esas características".

—Empezaste asociado al folclore y hoy te movés más hacia el pop. ¿Cómo fue ocurriendo este cambio?

—Mi referente fundamental en la música siempre fue Mercedes Sosa. Pero en mi casa yo escuchaba mucho rock y pop con mis hermanos (8 y 11 años más grandes) y escuchaba baladistas con mi mamá. Si bien comencé en el folclore, cuando empecé a tomar partido propio en la música empezaron a hacerse notar estas otras influencias. Empecé a escribir canciones desde las raíz que yo elegí que es el folclore pero a la hora de generar las estéticas fue muy natural utilizar estos otros géneros que son una gran influencia para mí. Fui abriendo el juego cada vez más y el público lo fue aceptando. Hoy mi estilo propio tiene que ver con no tener un estilo terminado; sí propio pero no determinado. Eso me gusta mucho porque yo como persona tengo muchas cosas que aprender todavía y eso va a terminar reflejándose en mi música.

—¿Qué lugar creés que ocupás en la música argentina hoy?

—Es un momento muy interesante. Por una parte tengo mucha experiencia, para las nuevas generaciones soy un artista que ya tiene unas buenas bases. Pero de cara a las generaciones anteriores a la mía o mismo a mis contemporáneos soy un artista que todavía tiene mucho por aprender. Y probablemente, si es que lograra aprender todo eso, mucho por ofrecer.

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Un recorrido largo pero seguro hacia lo popular.

Aunque lleva dos tercios de su vida dedicándose a la música (empezó cantando en un coro a los nueve años y poco después se volcó como solista, sin parar hasta ahora), Abel Pintos no era un nombre demasiado conocido para el público uruguayo sino hasta hace un par de años, especialmente desde hits como La llave, surgido de su disco Sueño dorado (2012). Con Abel, que lo trae de nuevo a Uruguay, confirma su momento de fama, algo que no lo incomoda. "Creció muy paulatinamente en estos 20 años. No experimenté nunca la popularidad como una oleada agresiva o presionante. El tiempo me fue preparando muy de a poco. No dejo de sorprenderme en absoluto: día a día me sorprendo, me conmuevo y me emociono, pero de alguna manera no me resulta algo chocante".

El éxito del presente, las raíces y los planes de un artista exitoso.

Con su más reciente disco, titulado Abel, Pintos arrasó en los Gardel y se convirtió en un fenómeno regional. Este, como sus discos anteriores, marca una etapa. "Cada disco es el reflejo de una etapa determinada. Abel es un disco que habla de aceptar, en órdenes generales, y yo tuve que aceptar cosas muy significativas de frente al disco. Por ejemplo, hacer este álbum después de Sueño dorado, que había sido un suceso en ventas, en convocatoria, en premios, en popularidad y en influencia, y decidir tomar el rol de productor por primera vez en mi vida era una jugada importante. Abel habla de pararse y darse cuenta de dónde uno está y sobre todo qué es lo que quiere y no dejarse influenciar por las presiones y los miedos y nada más que no sea el impulso de lo genuino".

Su éxito reciente viene acompañado además por su vuelco hacia el pop, aunque sin perder sus influencias mayores: León Gieco y Mercedes Sosa. Sin embargo, en conversación con El País, Abel Pintos se muestra también como un deudor del estilo de varios músicos uruguayos, como Alfredo Zitarrosa, Los Olimareños, Jaime Roos y Jorge Nasser. "Alfredo, que es el más tradicionalista de todos los que mencioné, era un tipo que desde su tradicionalismo tenía un sentido vanguardista muy importante", opina el músico. "Llevaron las tradiciones de la música uruguaya a todos los extremos posibles con una fineza única".

Consultado sobre próximos trabajos, Pintos no tiene ningún plan, solo la idea clave: "la música como un medio para el fin que es comunicar cosas".

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