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A 15 años de la segunda juventud de Sabina

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Sabina

Con una edición "Deluxe", el registro de los conciertos que Joaquín Sabina realizó para conmemorar el 15 aniversario de su disco 19 días y 500 noches, llegó a las disquerías locales.

Dos discos en vivo más un DVD es el paquete que el español ofrece en 500 noches para una crisis en directo, uno de esos trabajos que valen casi tanto por las canciones como por el diseño y diseño gráfico que se le da a la edición. Y ahí el español lleva todas las de ganar. Su voz podrá estar gastada, pero sus diseñadores están en plena forma.

Quienes hayan asistido a alguno de los seis conciertos que Sabina dio en el Auditorio del Sodre en septiembre y octubre del año pasado —unas 12.000 personas— son los destinatarios naturales de este lanzamiento, que en los dos discos abarca 22 canciones hechas y derechas y dos medleys (el DVD abarca 24 títulos y tres yapas)

Casi todos los títulos entran en la categoría "una que sepamos todos", si por "todos" se entiende a los fanáticos de este trovador. Sus detractores podrán despotricar contra las rimas fáciles, las frases demagógicas que repite —con variaciones, eso sí— en cada país hispanoparlante en el cual llega con su eterno socio Pancho Varona. Pero el avance de Sabina —en términos comerciales— en los últimos años ha sido imparable. Por su cuenta o junto a Serrat, Sabina es un tanque arrollador. Sus mejores discos podrán estar en el pasado, pero su presente es el más glorioso desde el punto de vista de convocatoria de público.

En ese sentido, 19 días y 500 noches, fue uno de sus trabajos más inspirados, tal vez el último chispazo de genialidad que tuvo este cantautor, que resume como casi nadie la figura del poeta cantante revoltoso y ocurrente, tan afecto a la noche como al amor. "Fue el último disco de mi segunda juventud: cumplí 50 años, tuve un ictus, me quité de algunas sustancias no especialmente recomendables para la juventud, me dejó una chica, me enamoré de otra... Pasaron demasiadas cosas. Fue también el final de esa etapa insomne y de excesiva intensidad, de estar cinco días dedicado a escribir una canción sin dormir ni comer. El momento más alto de una época de especial creatividad que abarca los tres álbumes anteriores y este. A partir de ese disco, la vida se ha hecho un poco más doméstica y civilizada", le dijo Sabina al diario El Mundo cuando recordó la génesis de ese disco, editado en 1999 y que contenía canciones como la que le da el título, Una canción para la Magdalena, A mis cuarenta y diez y Barbi superstar, entre otras.

En los últimos tiempos Sabina ha tenido algún que otro entredicho —por decirlo diplomáticamente— con la DGI de su país, que le reclama un dineral: cuatro millones de euros. "Una caza de brujas" ha dicho, una frase que no está a la altura de sus mejores estrofas. Sea como sea, los ingresos que le reporten este lujoso lanzamiento serán bienvenidos para enfrentar el largo brazo de los recolectores de impuestos.

Si no puede ver el video, haga click aquí.

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