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A 20 años de "Quién va a cantar", Ruben Rada cuenta la historia de su disco más exitoso

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Ruben Rada en la época de "Quién va a cantar". Foto: Archivo El País.

HISTORIA DE UN DISCO

Publicado en el 2000, "Quién va a cantar" incluye éxitos como "Cha Cha, Muchacha" y "Muriendo de plena", que acercaron a Rada a un nuevo público

Ruben Rada tenía 57 años cuando se publicó Quién va a cantar, el disco del 2000 que volvió a llevar su música a todas las radios del país y la región. “Fue una buena vuelta”, le dice a El País. Y basta con nombrar algunas de las canciones del álbum para confirmarlo. “Cha Cha, Muchacha”, “Muriendo de plena”, “Mi país”, “No me queda más tiempo” y “Quién va a cantar” fueron algunos de los grandes éxitos del primer año del nuevo milenio.

Pero más allá de esa sucesión de hits, Quién va a cantar fue esencial en su vida. Es que ese disco le permitió establecerse de una vez por todas en Montevideo, tras más de 15 años viviendo en el exterior. Durante los ochenta vivió en Buenos Aires —donde grabó los clásicos La Banda, En familia, Adar Nebur y La yapla mata— y trataba de volver a Uruguay cuando podía. Pero como el panorama no era muy alentador, a comienzos de los noventa se radicó en México. Allí vendió canciones a artistas de todos los estilos musicales: desde el cantante romántico Manuel Mijares hasta la actriz Stephanie Salas.

Tras pasar cuatro años en tierras mexicanas, en 1995 tomó el impulso y se animó a volver. Y si bien lanzó discos memorables como Montevideo, Montevideo 2 —ambos grabados tiempo atrás en Estados Unidos—, Miscelánea Negra y Black —estos dos fueron álbum de Platino—, su permanencia estaba lejos de estar asegurada. “Cuando vengo a Montevideo dije: ‘Bueno, vamos a meterle a algo piola porque si no voy a tener que irme de nuevo’”, admite. “Hice Quién va a cantar porque necesitaba que mi familia se quedara acá”.

El secreto era reunir varias canciones pegadizas y bien directas que reemplazaran las largas introducciones que definían al disco Montevideo. Para eso necesitaba un productor que supiera del tema. “Yo quería al Cachorro López, que vende muchos discos”, dice sobre el argentino responsable de éxitos como Tratar de estar mejor, de Diego Torres, y Limón y sal de Julieta Venegas.

Cuando se contactó con el ex bajista de Los Abuelos de la Nada, el músico aceptó, pero le puso una férrea condición a Rada. “Mandame las canciones, pero no vengas al estudio”, le impuso al uruguayo. “Lo que pasa es que yo tengo una personalidad muy fuerte y si iba, terminaba agregando miles de cosas”, explica.

Bajo esa dinámica comenzó a trabajar en las 10 canciones de Quién va a cantar. El germen del disco fue “Cha Cha, Muchacha”, el mayor éxito de ese repertorio, que compuso pensando en el humorista mexicano Cantinflas. "Era el mejor bailarín de Cha, Cha, Cha que vi en mi vida", asegura.

“Cuando se la mostré al Cachorro no tenía nada, porque se la presenté con una guitarra y un tambor. Pero el tipo la agarró, se fue a Miami con los arreglos y después me hizo cantar”, relata. “Sobre ese tema hicimos todo el disco”. La canción, publicada como primer sencillo del álbum, fue un éxito inmediato. “Me acuerdo que cuando salió, varias señoras me dijeron: ‘Ay, Rada, ahora sí estás cantando bien. Nunca me gustaron esos gritos que pegabas’”, dice el músico.

Además de sonar en bailes, casamientos, cumpleaños, radios y hasta clases de spinning, “Cha Cha, Muchacha” llevó a la música de Rada a un nuevo público. Niños y adolescentes que jamás habían oído hablar de El Kinto, Totem ni Opa se memorizaron esa letra tan pegadiza y descubrieron quién era ese hombre de voz grave que hacía bailar a toda su familia. A su vez, marcó el regreso de la música de Rada a las radios argentinas, ausente desde “Tengo un candombe para Gardel”, de 1985.

"'Cha Cha, Muchacha' empezó a sonar en Argentina, y estaban todos los canales y diarios enloquecidos. Sonaba en todos lados: en las radios y en los boliches", recuerda. "Lo peor es que como allá estaba el 'corralito' me perdí de hacer un millón de dólares en shows. Los productores me decían: 'Negro, nos encantaría que vinieras pero no te podemos pagar hasta que se abra el corralito'. Y la verdad es que yo no podía ir porque tenía que usar mi dinero para pagar los viajes, las estadías y el sueldo de los músicos. En total éramos 10 personas tocando. Era mucho". 

Si bien Rada lamenta que la situación socioeconómica de Argentina le  haya impedido presentar Quién va a cantar en el país vecino, todavía recuerda con cariño y hasta sorpresa el fenómeno que generó "Cha Cha, Muchacha". “Es muy difícil que una canción así triunfe, porque la primera frase no tiene sentido”, explica. Y tiene razón. “La letra dice: ‘Aparte de ti, tu boca’, pero si vos decís ‘aparte de...’, significa que antes tendrías haber dicho otra cosa. Parece que el tema está empezado, es rarísimo. Pero al final eso fue lo comercial”, agrega.

El otro hit bailable del álbum es “Muriendo de plena”, un clásico de presencia obligatoria en las clases de zumba y en cada especial de Navidad con las estrellas. “El Cachorro no quería que saliera ese tema porque decía que ‘Cha Cha, Muchacha’ era tan fuerte que lo iba a matar, pero yo le insistí: ‘Si no sale la plena, no saco el disco’”. El productor aceptó y la canción se volvió un hitazo. “Con ‘Muriendo de plena’ llegué a las canchas de fútbol argentinas”, comenta, con orgullo. “Cuando eso te pasa es porque te convertiste en ídolo”.

Esa letra tan optimista frente a la muerte es una postura que siempre acompañó a Rada. “Si uno comió, cantó, besó, fue a ver a Peñarol, hizo el amor, escuchó a Los Beatles e hizo tantas cosas lindas en la vida, entonces la muerte no tiene por qué ser tan trágica. Eso lo aprendí en México, que el 2 de noviembre festejan a los muertos. ‘Muriendo de plena’ es una celebración de la vida”, asegura.

Esas dos canciones fueron suficientes para que Quién va a cantar se convirtiera en su disco más vendido y lograra su permanencia en Montevideo. Pero el álbum también incluye las preciosas baladas “No me queda más tiempo” y “Mi país”. Esta última fue compuesta para una publicidad de El País. “Me salió bien rápido”, asegura. “Cuando me la encargaron, fui pensando en todas esas cosas que extrañaba mientras estaba afuera: el zaguán y el mate”.

Luego de 20 años, la letra que se mantiene más vigente es la de “Quién va a cantar”, una de las más profundas de su obra. “Yo parezco un tipo divertido, pero soy como una esponja y veo todo lo que pasa en el mundo con el odio y el hambre. Y acá canto sobre lo que va a pasar el día que se pierda la poesía. Cuando se termine eso, se termina todo”.

Aunque pasen los años y siempre haya una nueva adversidad para superar, la música siempre está presente. Y ahí es donde juegan clásicos como los de Quien va a cantar, que ya son parte del cancionero local.

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