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Alfonsina: "Me dedico más a que mi trabajo sea profundo, que a dar un mensaje político"

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Alfonsina. Foto: Agustín Ginesta

Entrevista

Antes de tocar en el Lollapalooza y con una canción nueva bajo el brazo, la cantante se prepara para tocar otra vez en La Trastienda

Alfonsina. Foto: Agustín Ginesta
Alfonsina. Foto: Agustín Ginesta

El sábado próximo, a Alfonsina le tocará abrir la programación del segundo día del Lollapalooza Argentina, en el mismo escenario principal donde horas después tocarán los Arctic Monkeys. A ese mojón en su carrera llega con una canción recién estrenada, “No te voy a olvidar” (salió el viernes); dos discos bajo el brazo, El bien traerá el bien y el mal traerá canciones, y Pactos, de 2017 y con elogio unánime por parte de la crítica. Y llega con un show en La Trastienda por delante: tocará allí el 6 de abril, presentará más temas nuevos, y las entradas están en venta en Abitab. Son un montón de motivos para esta charla con El País.

—Hemos hablado muchas veces de cómo tu primer disco no reflejaba tu propuesta del vivo. Acabás de lanzar “No te voy a olvidar”, un nuevo single que te lo escuché por primera vez en un show hace años, y aunque la producción que le diste ahora es muy diferente a esa versión original, despojada, de guitarra y voz, en esencia se parece mucho.

—Claro. Tiene la conjunción de la canción despojada y pelada, con la producción que tira un poquito hacia el futuro, que fue lo que más intenté explorar con mi disco Pactos. Cuando empecé a escuchar la importancia del bajo, la batería, el arreglo, cómo le pegaban a cada palabra que decía, ahora logré aunar lo que estaba en el primer álbum -el peso de la letra, de la canción por la canción-, con las texturas, los arreglos, y siento que es un cierre de un movimiento pendular, que lleva al crecimiento.

—¿Grabaste más temas?

—Tengo dos tracks más para sacar. Voy a hacer un disco nuevo, pero estoy decidiendo tomar un poco más mi tiempo antes de sacarlo, porque tiene otra voz. Y además quiero ir soltando lo que van siendo los aprendizajes, de a uno, por pasos, porque lo que viene después es otra transformación. A mí me gusta hacer transformaciones grandes, como del primer álbum al segundo.

—¿A dónde va Alfonsina de cara al tercer disco?

—A un lugar un poco salvaje (se ríe). Estoy escuchando músicas prehispánicas, investigando en una voz más salvaje.

—Dijiste lo de prehispánico y escuchando el tema, no pude evitar pensar en Rosalía, porque originalmente esta canción tiene algo muy de la guitarra española, pero ahora la llevaste a un lugar supermoderno, hay algunos sonidos traperos. Es llamativo esto de ir a buscar el futuro artístico en un pasado muy antiguo.

—Sí. Sabés que cuando salió Rosalía, y yo tenía este track, dije “¡No!” (se ríe). Porque me pareció que me la iban a mencionar. Me encanta el trabajo de Rosalía, en realidad. La canción tiene seis años y medio, y ponele que hace un año estoy trabajando en la producción, para que no se volviera tan predecible y para poder aplicar todo lo que había aprendido en Pactos. Y lo de las raíces, sí. Este tema, para mí, en cosas sugiere milonga.

—Porque tiene arrabal.

—Exacto, tiene arrabal. Tal cual. Y juntar ese arrabal con cuestiones de sonido que tengo en mi raíz de música electrónica, me va integrando más, incluso como persona.

Pactos te permitió estar en escenarios muy grandes. ¿Cómo te has apropiado de ese nuevo espacio, y cómo tu propuesta muy femenina se vinculó en la predominancia masculina de esas grillas?

—Estar en escenarios grandes ha sido alucinante, me conecta mucho con mis compañeros de banda y me ha dado mucha confianza, más que nada tocando en Brasil, en escenarios donde la música que yo hago no cae rara, que acá sí siento que cae más rara. En cuanto a mi energía, ya estoy un poco movida de lo binario: mi energía maneja las dos cosas, porque la mujer es una construcción, entonces se supone que tiene que ser dulce, amable, tranquila. Ya no me doy cuenta de que soy mujer y de dónde me para eso en el escenario, porque siento que ser mujer implica de todo un poco.

—¿Cómo se dio tu llegada al Lollapalooza Argentina?

—A partir de un productor argentino que lo propuso.

—¿Te sorprendió?

—¡Me voló la cabeza! Me sorprendió mucho y me emocionó mucho, es como un mojón. Es verdaderamente un mojón y un honor compartir cartel con St. Vincent, Arctic Monkeys, Drexler, Rosalía también.

—Pero cuando te ganás un lugar en un evento así, o cuando ganaste un Premio Graffiti a artista del año, que fue algo inédito, ¿no sentís que como mujer artista joven, o sea como minoría, tenés que apropiarte más de ese lugar?

—(Piensa) Yo sencillamente hago mi trabajo, y espero que la fuerza que yo encuentro haciendo mi trabajo, los demás la encuentren en sí mismos. Sí me interesa mucho que las otras mujeres de generaciones más chicas, o mismo de mi generación pero que piensan que no se merecerían un escenario así de grande, entiendan que sí lo merecen o sí pueden. Eso: lo que más me interesa es que otros entiendan que pueden, porque yo también voy entendiendo que voy pudiendo. Me dedico más a que mi trabajo sea profundo, que a dar un mensaje político. Aunque se termina volviendo político, porque en realidad intento hacer camino. Y sí que me gusta animar a mujeres a que si quieren hacer música, confíen y se conecten consigo. Porque hoy tenemos más visibilización y yo soy parte, pero a pico y pala, por trabajar y trabajar.

—Tenés unas lecturas feministas sobre la alfombra, Clarice Spector, Delmira Agustini y Virginie Despentes. En Pactos hay versos que tienen una lectura superfeminista: “Este tiempo es tuyo, este cuerpo es tuyo”; “No soy la única, no estoy en soledad”, por ejemplo.

—Y el feminismo es igualdad, ¿no? Es empoderamiento para poder poner las cosas en equilibrio. Ese pensamiento no binario hace que yo hable de que este tiempo es tuyo, tanto para una persona de sexo femenino o masculino o indefinido. Porque el feminismo tiene que ver con eso.

Pactos en sí es un gesto de empoderamiento, para vos.

—Totalmente, fue una situación de empoderamiento.

—En “Fuego” decís: “no temo dónde caeré” o “no temo si voy a caer”. ¿En qué momento perdiste el miedo para hacer lo que en verdad querías hacer?

—Hay una frase que no sé dónde leí, que dice: si tenés miedo, hacelo con miedo. Perder el miedo, no lo perdí: lo acepté, acepté el riesgo de hacer un trabajo así, alternativo. Lo perdí cuando me encontré en algún momento en un hotel en Brasil, con la tecladista, esperando nomás a que empiece el show, y sentí que todo tenía sentido. O cuando me llamaron del Lollapalooza. O antes de lanzar “No te voy a olvidar”, aunque fui para adelante y para atrás en cuestiones técnicas. Creo que es la música que con más alegría estoy lanzando, aunque es una canción dramática: estoy orgullosa. Esta es la primera vez que lanzo sin miedo.

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