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"Montevideo es una ciudad bien plenera"

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Aldo Garay. Foto: archivo El País

Aunque se define como un bailarín “horrible”, Garay (director de Yo, la más tremendo, El casamiento, El hombre nuevo) dedica su nuevo programa a la música tropical en Uruguay.

Así, Memoria tropical (que va todos los jueves a las 21:00 por TV Ciudad) recopila testimonios y documentos de artistas como Ernesto Negrín, Fata Delgado, Carlos Goberna y otros protagonistas de una música llena de historias.

—Primero lo más importante, ¿bailás cumbia?

—No, soy horrible. No bailo nada. Soy duro y me da vergüenza. Pero qué envidia que me provocan los bailadores.

—Para Memoria tropical, ¿qué te interesó más, la música o la gente que la hace?

—Hay un mix con un equilibrio favorable hacia las personas. Es una tendencia natural mía: alguien hace una obra pero me interesa quién es el que la hace. Siempre me interesó saber cómo una música tan lejana hasta de nuestro clima, llegó, se desarrolló y es la música más popular. Y cómo es la lógica de las personas que la hacen.

—Las vidas son importantes en Memoria tropical.

—No son documentales sino que son reportajes, el único punto de vista que tengo para agarrarme para que quede coherente es la música como hilo conductor.

—¿Cómo es un reportaje?

—Tiene sus propias reglas muy televisivas: juntar en una línea de tiempo recursos del cine documental (entrevista, archivo, acciones de los retratados, recitales, cosas cotidianas), y generar secuencias que, a priori, pueden parecer un documental pero que no tienen el tiempo para llegar a la esencia del retratado, no hay espacio para que se revelen situaciones que obligarían a meterse más. Eso sí, hay muchas películas documentales de algunas de estas historias.

—La música tropical siempre ha tenido una presencia en tus películas.

—Sí, está en Yo, la más tremendo, en La espera está Monterrojo. El sonido incidental de la cumbia está muchas veces.

—Es que es la música de tus historias y tus personajes.

—Tiene que ver con la historia de ciertos barrios y muchos de los personajes que he retratado vienen de ahí. Yo mismo vengo de un barrio muy parecido, Palermo. Hay vidas que tienen bandas sonoras. Es eso.

—A pesar de que los músicos tropicales suelen decir que la "cumbia" está en todos los estratos sociales, Memoria tropical deja claro que sigue siendo un fenómeno popular, barrial.

—La sociedad ha cambiado en cuanto a cómo se distribuyen los productos culturales. En los 80 era un casetito y hoy todo se difunde de una manera distinta. Es cierto que hoy la cumbia se escucha en barrios donde antes no se escuchaba, que hay artistas que hicieron de puente socialmente entre diferentes clases, pero sigue siendo un fenómeno de los barrios más humildes. Montevideo es una ciudad bien plenera, y aunque hay barrios donde no está sonorizada en otros sólo se escucha plena. Hoy es probable que en Malvín alguien conozca a Martín Quiroga pero en Nuevo París seguro que sí.

—Son estrellas barriales.

—Totalmente. Fata Delgado cuenta en un episodio que cuando empezó a ir a los boliches de Pocitos nadie lo conocía, y hay un ejemplo claro de cuáles son estrellas y cuáles figuras de corte barrial. Algunos —el Fata Delgado, por ejemplo— son figuras populares pero es una música de Avenida Italia para el norte: allí está su esencia y su público.

—Es raro que nadie haya hecho antes algo como Memoria tropical.

—Es muy curioso. El cine uruguayo es un cine de clase media alta. Eso no es ni bueno ni malo, es así. Y por eso hay un montón de historias que no se cuentan porque los que cuentan no conocen las cosas que están pasando. Esta quizás sea una de esas cosas. Hay un gran desconocimiento sobre los actores de la música tropical. Se instaló aquello de que son unos terrajas, algo que viene de mucho antes y que incluso cuando la izquierda llega al poder con su espíritu integrador, tampoco le dieron bola.

—Parece algo justo para vos y tu mirada.

—Hay un tipo de sensibilidad que no me es ajeno. No investigué mucho, por ejemplo, solo lo necesario. Pero lo más importante es que haya algo como la comunicación sensitiva que te lleva a reconocer el gesto de otro, saber si está molesto o a gusto. Eso es más importante que saber en qué año sacó tal disco. Y yo para algún tipo de asuntos, encuentro que no tengo la sensibilidad. Por ejemplo, cuando venimos de historias muy distintas y no entiendo emocionalmente lo que está pasando.

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Aldo Garay. Foto: archivo El País

ALDO GARAY

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