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"Mi lugar en el mundo es Piñón"

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Fabián Gómez, el actor que creó el personaje, no quiere una estatua en su nombre. Foto: Archivo

El payaso cordobés regresa a Uruguay para hacer un espectáculo junto a sus hijos.

Y ahora, en las vacaciones de septiembre regresa a Uruguay, como lo viene haciendo desde hace varios años. Esta vez para presentarse el lunes 21 en el Auditorio Nacional Adela Reta en dos funciones, a las 15.30 y 18.00.

Viene a estrenar en Montevideo su nuevo show Piñón en familia, en el que paticipan sus hijos, Sol y Jeremías, "un gesto de coherencia", dice.

—Hace 15 años que está haciendo shows en teatros, ¿es un desafío presentar siempre algo nuevo?

—No, porque tengo la música, entonces al ir renovando los discos y las canciones, cada nuevo tema es un disparador para un gag. Así es más fácil que si tuviera que escribir de cero una obra de teatro cada seis meses o un año.

—¿Cambiaron mucho los chicos en ese tiempo?

—Los niños siguen siendo niños y se siguen deslumbrando ante la magia y la música. Más allá de que hace 15 años no había ni tabletas, ni celulares. Lo que sí ha cambiado mucho es el mundo adulto, la vorágine y la urgencia que muchas veces nos lleva a perdernos de algunas cosas de la crianza de nuestros hijos.

—¿Qué es lo que más le gusta de estar en el escenario?

—El hecho de compartir lo creativo y lo musical con los chicos y hacerlo de la mano de mis hijos que han crecido con este personaje. Con esto de las redes sociales uno va escuchando cosas que suceden en lo cotidiano de cada familia y cuando uno sube al escenario ve algunas escenas de esa cotidianidad y corrobora que todo lo que le cuentan es cierto, la buena onda de los niños con el personaje, con mis hijos, con el espectáculo, con el programa de tele. Es magia pura, muy difícil de explicar.

—¿Y como es trabajar con sus hijos?

—Nos queremos mucho los cuatro, porque aunque mi señora, Karina, tenga un perfil más bajo, es parte muy importante, es la raíz. Nos amamos mucho y es muy lindo trabajar con Sol, Jere y Karina. Esto que yo muchas veces lo hacía solo y ellos se quedaban en casa por cuestiones de estudio y de trabajo, a mí se me complicaba mucho volver y explicar las cosas que yo veía. Me costaba mucho transmitir las cosas que disfrutaba en este oficio. Ahora podemos hacerlo juntos y compartir, sin nada que explicar, con solamente mirarnos darnos cuenta de qué está sucediendo, del milagro de la sonrisa de un niño.

—Su hija, Sol, publicó un mensaje muy lindo para su cumpleaños con una foto de cuando era niño, sin maquillaje y se viralizó más por la foto que por lo que decía, ¿le parece que se agrandó la mística de tu maquillaje?

—Sí, la verdad que sí. Siempre está la curiosidad de quién está detrás del personaje, pero los grandes generalmente me ayudan a mantener la magia para los niños. Por eso mi niña hizo esa bromita un poco irónica, para los que piden fotos con la cara lavada.

—Ellos no usan maquillaje.

—No, no quisieron, yo se los planteé de una, yo no planifiqué mi vida en función del maquillaje pero aprendí un montón de cosas, sus pro y sus contra. Yo soy un tipo bastante perfil bajo y disfruto mucho del anonimato, entonces son todos pro para mí. Pero ellos quisieron eso, entonces les dije que tenían que ser conscientes de que iban a estar con el personaje puesto las 24 horas del día, los 365 días del año, toda una responsabilidad.

—¿Cómo le parece que creció el show con la presencia de tus hijos?

—Lo hizo en muchos aspectos. En la frescura de la juventud, que es como una bocanada de aire fresco y también es un acto de coherencia, casi sin buscarlo porque el hecho de cantarle a las familias, a la infancia acompañado de tus hijos es un gesto de coherencia. Cantamos lo que sentimos. Sol canta un tema ella sola, Jeremías hace sus locuras y sus payasadas también: quiere ser un gran imitador pero no le sale (risas). Es un guiño de complicidad con el público.

—Ahora tenés 50 años y 26 de experiencia como payaso, ¿hasta cuándo creés que vas a seguir con el personaje?

—Yo más o menos a los 135 años paro (risas). La idea es seguir creciendo, Piñón me ha dado tantos aprendizajes, tantas lecciones de vida que lo único que puedo seguir haciendo por mi personaje es creer en él y en el vínculo que genera con los niños. Estoy muy cómodo y muy feliz haciendo esto, no soy de esos que usan a los niños como un escalón para hacer otra cosa. Mi lugar en el mundo es Piñón, ahí vuelco todos mis sueños, mis expectativas, mi evolución como ser humano, me contiene ampliamente así que estoy dispuesto a envejecer con mi personaje.

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Fabián Gómez, el actor que creó el personaje, no quiere una estatua en su nombre. Foto: Archivo

PIÑÓN FIJO

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