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El sueño del primer libro: tres autores y la experiencia de la autopublicación

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Martín Otegui. Foto: Francisco Flores
Nota a Martin Otegui, guinista y productor de contenidos multimedia uruguayo, en su domicilio en Montevideo, ND 20210709, foto Francisco Flores - Archivo El Pais
Francisco Flores/Archivo El Pais

HISTORIAS

Regiane Folter, Martín Otegui y Emilia Inés Piñón cuentan cómo es publicar un libro por fuera del camino de las editoriales

¿Qué herramientas tienen los que sueñan con su primer libro y no acceden al mundo de las editoriales? ¿Cuál es el camino alternativo hacia el sueño de la obra propia? Regiane Folter, Martín Otegui y Emilia Inés Piñón no tienen, quizás, nada en común salvo eso: el impulso que los llevó a ser autores autopublicados. Y estas son sus historias.

amorez

La historia de Regiane Folter

Regiane Folter siempre supo que quería ser escritora, pero como ninguna facultad enseña cómo hacer libros, se formó en periodismo para acercarse al menos desde ese lugar al mundo de las letras. Brasileña de San Pablo, llegó a Uruguay por trabajo, en 2014, y no se fue más: acá se casó con un argentino y acá le dio forma a Amorez, su primer libro, publicado en 2020 en formato eBook o libro electrónico.

Este compilado de historias de amor es el hijo de un recorrido que empezó a definirse hace cinco años, cuando entendió que para poder ser escritora iba a necesitar disciplina. Folter se abrió un perfil en el servicio de blogs Medium, y se propuso publicar textos con cierta periodicidad para afirmar su pluma, su práctica. “Y en 2019 empecé a trabajar con una escritora que publicaba por Amazon y me ayudó a ver que era posible, sin una editorial, sacar un libro. Fue reinspirador”, dice a El País.

Cuando la idea del libro se le dibujó como algo más cercano, la brasileña investigó el funcionamiento de Amazon y las opciones que ofrece a los escritores que, por ejemplo, pueden tener más ganancia si habilitan su texto en Kindle Universal, una suerte de Netflix de libros digitales. Y una vez que delegó tareas como la diagramación o el diseño de portada, lo más difícil fue armarse de paciencia. “Este es un trabajo de tomarse las cosas con calma”, asegura. “Yo me esforcé a tener paciencia, y valió la pena”.

En agosto del año pasado lanzó Amorez en eBook y luego hizo, para Uruguay, una tirada de libros físicos que distribuye por cuenta propia, su mayor desafío.

“Tenés que ser muy resiliente”, reflexiona Folter, “pero ha sido un proceso hermoso y el sentir que a alguien más esa historia le llega o le genera algo, me deja recontra feliz. Todo valió la pena cuando una persona me dice que le gustó mi libro”.

Regiane Folter. Foto: Gentileza Regiane Folter
Regiane Folter. Foto: Gentileza Regiane Folter
el amor espera

La primera novela de Martín Otegui

Martín Otegui dice que lo que le gusta desde siempre es el mundo de la literatura, como lector y escritor. Es el mundo que habita desde niño; en el que encontró un medio de expresión y al que este año le dio su primera novela, El amor espera. Canciones de Charly García se cruzan con un viaje a Las Vegas y una historia personal en este texto que lo sorprendió en plena pandemia y que se configuró en apenas tres semanas.

“Yo tenía esa esperanza, esa ilusión de juntar mis cuentitos, publicarlos y empezar una carrera de escritor, si se quiere”, dice a El País el guionista de televisión. “Pero esta novela tuvo esa cosa muy mágica, sorpresiva”.

En 2020, en confinamiento, a Otegui se le revelaron algunas ideas y tras días de mate, cigarrillo y dedicación, tuvo la base de un texto que luego reescribió y revisó hasta el cansancio, solo y con un círculo muy cercano.

Cuando El amor espera llegó a su forma final, “mandé un montón de mails a editoriales de Uruguay, Argentina, México, pero mandaba el manuscrito, un mail y no más. Nunca fui a presentar la propuesta, no sé por qué. Y me puse un plazo: si a fines de 2020 no tenía ninguna novedad, me autopublicaba”, revela. “Ahí vino eso de amigarme con la autopublicación, con entender que quizás en las editoriales ni lo habían podido leer y que eso no me podía frenar el impulso de dar a conocer la novela. Y estuvo buenísimo: todo ese camino fue de mucho aprendizaje y satisfacción”.

Otegui también publicó vía Amazon pero a través de la plataforma KDP que ofrece una suerte de impresión a demanda, en tapa blanda: el autor sube el archivo de texto y la carátula y en cualquier parte del mundo se puede comprar y recibir una copia, lo que reduce la inversión inicial. En Uruguay hizo lo mismo a través de Libros a Demanda, un servicio similar; además, El amor espera está en eBook.

A la vez, hizo una primera venta a través de redes sociales, lo que generó un contacto directo con los compradores y una devolución de sus lecturas “que al final es lo más lindo, la razón por la que uno escribe”. Ahora, su novela está en las librerías del país distribuida por Gussi, una puerta que sí fue a golpear.

“Pero es ponerse el overol, dejar de lado la vergüenza, la inseguridad, y darle para adelante”, resume. “Después, todo es arduo pero satisfactorio. Es poder tener el control de principio a fin”.

proyecto

Las pasiones de Emilia Inés

El camino de Emilia Inés Piñón de Francisco fue diferente. Llevaba un tiempo pensando en cómo encarar un proyecto “contundente” que combinara ilustración y caligrafía, sus pasiones, “pero no sabía bien qué y, la verdad, tampoco creía que era capaz de aunar todo eso en un libro. Me parecía superserio”, admite a El País.

Sin embargo, tras el impulso de un amigo, se presentó a los Fondos Concursables del Ministerio de Educación y Cultura, ganó y llegó a Julio Herrera y Reissig. Un puñado de poemas ilustrados, su primer libro. Es una adaptación plástica y colorida de 10 poemas del autor uruguayo, una traducción simbólica que le da carácter de libro objeto.

Emilia Inés Piñón de Francisco. Foto: Renzo Vayra
Emilia Inés Piñón de Francisco. Foto: Renzo Vayra

Si bien contó con la financiación de los Fondos, que le permitió salir al mercado con un tiraje de 500 copias, la ilustradora tuvo que ponerle el cuerpo a cada etapa del proyecto, y eso la llevó a conocer a fondo el mundo de la imprenta, de la diagramación y el de las librerías, ya que la distribución también corre por su cuenta. Hoy, el poemario está en Escaramuza, Las Karamazov, Lautremont y más librerías.

“Si no salían los Fondos iba a buscar la forma de que el libro saliera igual”, dice Inés. “Espero que nunca un proyecto quede por ahí si no consigo la financiación, porque estas son las cosas que hacen la diferencia, lo que le da sentido a todo. Cuando estoy en ese trance de crear, es como que lo demás no importa: qué te pasó en el día, tu economía, todo, todo puede esperar”.

Aunque el recorrido fue diferente coincide, sí, con las impresiones de Regiane Folter y Martín Otegui cuando dice que lo mejor de la autopublicación es “que tu voz es la final en todo”. Ninguno descarta la posibilidad de trabajar con editoriales a futuro, pero todos dan testimonio de que cuando el pulso creativo late, siempre puede haber un camino.

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