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En Uruguay se editaron cinco libros que recopilan la tira Calvin & Hobbes

Se dice que fue la última gran tira de historietas estadounidense. Que su creador nunca quiso ceder los derechos de sus personajes para fines comerciales (perdiendo millones en la decisión) y que, tras sentir que había alcanzado un tope creativo, decidió no volver a dibujarla nunca más en su vida.

Así de magnánima es la reputación de Calvin & Hobbes. Creada, escrita y dibujada por Bill Watterson entre 1985 y 1995, Calvin & Hobbes es una de las tiras modernas de diario más reconocidas de la literatura, que hoy comparte popularidad con Garfield o Peanuts (hogar de Carlitos y Snoopy).

Sus protagonistas son un niño rubio y travieso de 6 años llamado Calvin y su mejor amigo, un tigre larguirucho llamado Hobbes. Si bien para el resto del mundo Hobbes puede verse como un simple peluche, en los ojos del curioso y enérgico niño el tigre no solo es el compañero de todas sus aventuras, sino también es la voz de la razón de sus andanzas.

Desde los últimos meses, a Uruguay llegaron las compilaciones publicadas por el sello Historias Gráficas de la editorial Océano que reúnen gran parte de la obra de Watterson. En librerías se encuentran cinco tomos: Calvin y Hobbes; Algo babea; Tantas cosas para hacer; Tiras dominicales 1985-1995 y Calvin y Hobbes - Diez años.

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No es la primera vez que Calvin y Hobbes son leídos en Uruguay. Anteriormente, la historieta fue publicada en la revista Posdata en su formato original, como tira cómica impresa en diarios. Sin embargo, la edición de Océano permite acceder a un volumen considerable del trabajo de Watterson en un precio inusual dentro del mercado de las novelas gráficas. En promedio, los tomos de Calvin & Hobbes rondan los 470 pesos
Calvin y Hobbes - Diez años es la puerta de entrada perfecta para leer al dúo por primera vez. El libro -cuya portada tiene a los compinches protagonistas haciéndoles muecas al lector- resulta en una lectura ágil, entretenida y conmovedora. Además, cuenta con notas de Watterson sobre su proceso.

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Al igual que Quino con Mafalda y Liniers con Enriqueta, Watterson propone que el mundo de su tira sea el que ven los ojos de Calvin. El joven es inteligente e inquieto pero sobre todo, y diferencia de sus primas argentinas, es un niño que se comporta como tal.

Calvin juega, imagina aventuras y se manda macanas frente a sus padres, los otros protagonistas humanos de la historieta. Son los momentos de ocio de Calvin, en su cuarto, el jardín o en su living, en los que Watterson congela la infancia y la vuelve atemporal, incluso cuando está claro que se está ante la vida de un niño cuyo mayor entretenimiento tecnológico es mirar la televisión.

Si bien la tira tampoco tiene miedo a meterse en terrenos difíciles -una historia en la que Calvin encuentra un pájaro muerto es casi una lección de vida-, lo que más contagia es su afán por la curiosidad de lo que está por venir. En su última tira, Watterson resumió ese espíritu al poner a Calvin y Hobbes en un trineo que levanta vuelo sobre un fondo blanco. u201cEs un mundo mágico, Hobbes, viejo amigou201d, dice Calvin feliz. u201c¡Vayamos a explorarlo!u201d.

Watterson, quien el pasado 5 de julio cumplió 60 años, es un artista tímido. Desde la publicación de la última tira de Calvin & Hobbes, en 1995, Watterson ha mantenido un perfil bajo. Rara vez suele dar entrevistas y su último trabajo conocido fue un afiche que realizó para el documental Stripped, de 2014. El ilustrador ha dicho que desde la conclusión de la tira se ha dedicado a pintar y vivir una vida tranquila.