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Luis Sepúlveda y Rubem Fonseca: la literatura latinoamerica perdió a dos de sus referentes

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Rubem Fonseca y Luis Sepúlveda. Foto: Difusión.

LUTO

Ayer fallecieron los autores Luis Sepúlveda y Rubem Fonseca, dos referentes de la literatura latinoamericana; Sepúlveda tenía 70 años y Fonseca tenía 94 años

Rubem Fonseca y Luis Sepúlveda. Foto: Difusión.
Rubem Fonseca y Luis Sepúlveda. Foto: Difusión.

Ayer la literautra latinoamericana perdió a dos de sus referentes: el chileno Luis Sepúlveda y el brasileño Rubem Fonseca. El primero, de 70 años, falleció en España a causa de complicaciones derivadas del coronavirus, que le fue diagnosticado a finales de febrero tras su regreso del Correntes d’Escritas (celebrado en Lisboa). El segundo, de 94 años, murió en Brasil a causa de un paro cardíaco.

Sepúlveda fue uno los escritores latinoamericanos más exitosos, autor de una veintena de novelas, crónicas y cuentos para niños. Entre toda su obra, traducida a 50 idiomas, reluce El viejo que leía novelas de amor (1988), un libro que invitaba a repensar la relación del ser humano con la naturaleza. La novela fue galardonada con los premios Tigre Juan (1988) y el France Culture Etrangere, y en 2001 fue llevada al cine por el cineasta australiano-holandés Rolf de Heer.

Entre las obras de Sepúlveda, que también tuvo pequeñas incursiones en el mundo del guion y de la dirección cinematográfica, destacan Patagonia express, Historias marginales y El fin de la historia.

Otro de sus grandes éxitos literario fue Historia de una gaviota y del gato que le enseño a volar, una libro para “jóvenes de 8 a 88 años” que fue versionada en una película de animación.

Nacido en la ciudad chilena de Ovalle (sur), en octubre de 1949, Sepúlveda logró en el extranjero mayor reconocimiento que en su país natal, con el que mantuvo una difícil relación luego de haberse exiliado durante la dictadura de Pinochet.

Fue encarcelado durante dos años y después colocado bajo arresto domiciliario. Logró escapar y permanecer en la clandestinidad por casi un año, hasta que fue apresado nuevamente y enviado al exilio en 1977, un periodo que quedó reflejado en obras como La locura de Pinochet o La sombra de lo que fuimos.

Por su parte, Rubem Fonseca es considerado uno de los escritores que revolucionó la literatura brasileña. El autor de Agosto, El Cobrador o El gran arte, ganó premios como el Juan Rulfo, el Jabuti o el Camoes, considerado el Nobel de la lengua portuguesa, gracias a un lenguaje directo, violento, erótico y vulgar que imprimió de “brutalismo” a la literatura de su país.

Fonseca nunca concedió una entrevista en Brasil y aunque prefería el anonimato, quienes le conocían de cerca lo describían como una persona sencilla y con buen sentido del humor.

Sus obras, en su mayoría policíacas, describen el día a día de la criminalidad, la prostitución y las desigualdades sociales y protagonizan la realidad de un submundo ficticio.

Siempre apostó por un lenguaje “obsceno” en sus publicaciones y defendió que los escritores no pueden “discriminar las palabras”.

Su enigmática personalidad lo acompañó hasta el final de sus días, donde insistía en mantenerse anónimo tras una gorra y unas gafas oscuras cuando salía a caminar por las calles de Leblon, el barrio donde vivió los últimos años en la “cidade maravilhosa”.

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