entrevista

Tres preguntas con el escritor Gustavo Aguilera, autor del libro Las puertas de la imaginación (Ediciones de La Plaza).

Tristán Narvaja, el bar y otros lugares de Montevideo le dan vida a los relatos fantásticos que conforman Las puertas de la imaginación (ediciones de La Plaza)

—¿Cómo surge la idea de editar esta antología de 25 años de cuentos?

—Salieron en editoriales chicas y no tuvieron la difusión que merecían. Como con Errantes, mi libro de rock uruguayo, tuve un poco más de visibilidad, sentí que era el momento de dales otra oportunidad.

—¿Cómo analizás la literatura fantástica local? 

—En nuestro país, la narrativa fantástica no está muy desarrollada al nivel de que tenga que ver con nosotros y que tengas lugares o personajes con los que nos identifiquemos. Mi idea era jugar con la estructura de lo fantástico para dejar al lector con una pregunta que lo haga pensar respecto a un tema que tiene que ver con nuestra cotidianidad.

—En Un salmón recomendás leer el cuento mientras se escucha determinado disco de Miles Davis, de Popo Romano y de Keith Jarrett.. ¿Cuál es la importancia de hablar de la música en los cuentos? 

Esa idea surge de la revista Fierro. Varios creadores de cómics recomendaban leer las historietas escuchando determinada música. Más de una vez lo hice y está buenísimo porque agrega otra flexibilidad para sumergirte en la obra. En Maniquí hay un fragmento de “Torturador”, de Los Estómagos, y te da un extra para el entender el contexto.