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Una gran autora que ahora aborda un polémico tema

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Joyce Carol Oates vuelve con una atrapante novela de suspense.

Joyce Carol Oates

Un libro de mártires americanos está disponible en librerías uruguayas

Considerada una de las grandes escritoras de Estados Unidos, la maestra del gótico americano literario regresó con Un libro de mártires americanos, una voluminosa novela que no da respiro al lector.

A sus 79 años, Oates (Nueva York, 1938) mantiene un ritmo envidiable, con un libro publicado cada semestre y sin ningún prurito por abordar cualquier género. Es que es de las pocas escritoras que escriben bien ya sean cuentos, novelas, biografías, ensayos, literatura infantil, juvenil, poesía o teatro: nada le es esquivo a esta profesora en la Universidad de Princeton, y desde hace años, una eterna candidata al Premio Nobel de Literatura.

“Solo di la palabra y mi alma sanará”. Recitando esas palabras, el evangélico Luther Dunphy se dirige al Señor antes de disparar una escopeta de doble caño contra la mandíbula y la garganta del médico abortista Augustus Voorhees. Segundos después, Dunphy apunta con su arma al escolta del médico, Timothy Barron, y ambos hombres quedan “arrugados juntos en el camino de asfalto frente a la camioneta, chorreando sangre libremente, en segundos, como el Señor había querido”.

Un libro de mártires americanos
"Un libro de mártires americanos", lo más reciente de Joyce Carol Oates. Foto: Archivo

De esta forma comienza la más reciente novela de Oates, Un libro de mártires americanos, y con esa escena de apertura no es difícil comprender a qué mártires se está refiriendo la autora en el título.

Pero lejos de ser lineal o sencilla, la guerra al aborto en Estados Unidos tiene profundidades, que Oates intenta explicar aquí. Así, después de haber presentado el sangriento asesinato, la autora centra su atención en los años posteriores al crimen en cuestión, y al precio que las familias Dunphy y Voorhees pagan por las elecciones ideológicas (también el temperamento, el trasfondo social y político) de sus seres queridos.

Con la base de estas dos familias, Oates construye una obra magnífica en la que los distintos involucrados van tomando la posta de la narración. Luther habla desde la prisión, Jenna Vorhees lo hace desde su papel de esposa de un héroe caído; e incluso la maestra de los Dunphy, Miss Schine, tiene la oportunidad de narrar alguna parte de la historia. Mientras, el caleidoscopio de las voces se va esclareciendo en parte y cambiando con cada narrador.

Joyce Carol Oates. Foto: Efe
Joyce Carol Oates continúa publicando un libro nuevo cada seis meses. Foto: Efe

Esta multitud de perspectivas ayuda a ver nuestros propios prejuicios como sociedad, y vale la pena prestar atención a los detalles que presenta Oates.

De hecho, esta novela no termina con el asesinato y consiguiente juicio del culpable (perdón el spoiler), sino que sigue adelante con las historias de Naomi Voorhees, la hija del medio del médico, y su contraparte en la familia Dunphy, Dawn.

La perspectiva de Naomi sirve para conocer la mala fortuna que ha vivido su familia, siendo ella un personaje que nunca progresa por la fijación del asesinato de su padre, convirtiéndose en una documentalista obsesionada por su archivo. Por otro lado, Dawn Dunphy, tras ser maltratada y atormentada en la escuela, se convierte en una campeona de boxeo conocida como “El Martillo de Jesús”.

En Un libro de mártires americanos, la autora presenta a estas dos familias y los trasfondos de cada una. Mientras los Dunphy son mal educados y pobres, los Voorhees poseen las características de una familia de clase media acomodada. En el medio, Oates es igualitaria, respetando a todos sus personajes, incluso cuando es sabido que ella no está de acuerdo con sus creencias.

En entrevista con El País de España, Oates dijo que cuando escribió la novela “era consciente de estar describiendo dos fuerzas encontradas, pero cuando llego a los hijos, la novela se vuelve más específica”. “Los hijos son individuos muy distintos los unos de los otros”, dijo la autora y agregó: “los Vorhees son gente que podrían ser mis amigos, pero mis orígenes se parecen más a los de los Dunhpy. Provengo de la clase trabajadora. Crecí en una granja con gente como Dawn Dunphy, gente muy tozuda que puede ser ignorante. Nunca se les ocurre cuestionar a la Biblia ni a sus ministros, lo que se supone que tienen que creer. Nunca se hacen preguntas. Las personas con más educación sí que se hacen preguntas”.

“Siempre una mujer es feliz si tiene un bebé en brazos”, dice en la novela el obtuso Luther, más allá de que todas las madres de la novela abandonan o descuidan a sus hijos (la realidad, se sabe, no es blanca y negra). “Les he contado una larga historia con la esperanza de que puedan ver una perspectiva que no es naturalmente suya”, dice en un momento la madre de Voorhees, Madelena, pero bien podría ser Oates, describiendo su propia novela.

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