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Fabián Severo, el uruguayo que llevó el portuñol a The New Yorker

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Fabián Severo

ENTREVISTA

Esta semana, "Sincuentioito”, el poema en portuñol de Fabián Severo, fue incluido en la sección de poesía de la revista estadounidense; el autor habló con El País

Fabián Severo
Fabián Severo, una nueva voz en las letras uruguayas. Foto: Darwin Borrelli

A principios de semana, “Sincuentioito”, el poema del uruguayo Fabián Severo, fue incluido en la sección de poemas de The New Yorker. La revista estadounidense es una de las más prestigiosas del país norteamericano, gracias a su enorme circulación y la calidad del material publicado. El hecho es todo un acontecimiento para un autor uruguayo, pero también funciona como una especie de reivindicación del portuñol, el lenguaje oral de la frontera entre Brasil y Uruguay, en el que Severo basa su obra. Tras la noticia, El País habló con el autor sobre su llegada a la revista, la importancia de la escritura como antídoto para la tristeza y sus planes para editar Sepultura, su próxima novela.

—Tu poema “Sincuentioito” fue incluido en la sección de poesía de la última edición de The New Yorker. ¿Cómo se dio el contacto?

—En realidad Jesse Lee Kercheval y Laura Cesarco, que son las traductoras, cuando leyeron Noite nu Norte, mi primer libro de poemas, me dijeron que estaban interesadas en hacerle la traducción al inglés. Tradujeron algunos poemas y publicaron en algunas revistas en Estados Unidos. Yo no conozco mucho el tema editorial allá, pero está la costumbre de enviar primero los poemas a revistas y a diarios. Esas revistas circulan muchísimo y ya se habían publicado algunos poemas míos; así me dijeron que la editorial Eularia Books estaba interesada en publicar el libro Noite nu Norte en una edición bilingüe. Ellas siguieron enviando poemas a distintas revistas y The New Yorker se interesó por publicar uno de esos poemas. Por lo que tengo entendido, es una revista de gran prestigio y gran circulación en Estados Unidos.

—¿Sentís que el hecho de haber publicado tu trabajo en The New Yorker es una forma de reivindicar el portuñol?

—Trato de no pensar en eso cuando escribo y busco hacerlo naturalmente, como respirar y caminar. Escribo en portuñol porque es la lengua de mi infancia, de mis padres, de mis amigos y familiares. Eso es cuando estoy escribiendo; después sucede lo otro, que es cuando el texto se publica y la repercusión que tiene. Ahí sí sería muy ingenuo de mi parte no pensar en eso. Suceden algunos acontecimientos que no me puedo explicar. Por ejemplo, Viralata ganó el Premio Nacional de Literatura y fue llevado al teatro en uno de los principales teatros de nuestro país. Además hay una traducción en Estados Unidos y Brasil. En esta segunda etapa suceden hechos que podrían ser relevantes, no para los hablantes de la frontera porque no nos cuestionamos cómo hablamos, pero tal vez sí para otros compañeros que desde la frontera estén intentado crear en su lengua materna. Eso les puede dar cierta relevancia o visibilidad.

poema

"Sincuentioito"

Nos semo da frontera
como u sol qui nace alí tras us ucalito
alumeia todo u día incima du río
y vai durmí la despós da casa dus Rodríguez.
Da frontera como a lúa
que hace la noche casi día
deitando luar nas maryen del Cuareim.
Como el viento
que hace bailar las bandera
como a yuva
que lleva us ranyo deles yunto con los nuestro.
Todos nos semo da frontera
como eses pásaro avuando de la pra qui
cantando un idioma que todos intenden.
Viemo da frontera
vamo pra frontera
como us avó y nuestros hijo
cumendo el pan que u diabo amasó
sofrendo neste fin de mundo.
Nosotro semo la frontera
más que cualqué río
más, mucho más
que cualquier puente.

—En “Sincuentioito” planteás una descripción de la vida en la frontera, un aspecto muy presente en tu obra. ¿Qué recordás de esa etapa de tu vida?

—Yo escribo sobre lo que recuerdo de mi vida en la frontera. Lo hago literariamente, no es como la gente lo ve ahora. Yo lo sufrí y por eso el poema dice: “sufriendo en este fin del mundo”. En la frontera, yo sufrí el estar alejado de cafés, librerías, cines y teatros. Eso lo sufría y lo sentía como una falta. Soy de una familia y de un barrio muy humilde, y sufría la diferencia entre el centro y los pobres que vivíamos en mi barrio. Yo lo adjudicaba a la frontera porque era el universo que veía. Cuando me fui a Montevideo aprendí que, si bien en la frontera no tenía un montón de cosas que en Montevideo sí había, la frontera tenía un montón de cosas que allá no había. Así empecé a extrañar y vino el desarraigo de las palabras, los olores, los sabores y los vecinos. Eso me hizo tener una visión distinta de aquello y encontré que una riqueza en eso creía que era un sufrimiento. La frontera me dio una forma de mirar al mundo que, creo que si hubiera nacido en otro rincón del universo, no hubiera tenido.

—“Escribo para no morir de tristeza”, dice un pasaje de Viralata. ¿De qué manera te ayudó la escritura a sobrellevar la muerte de tu madre?

—Viralata me ayudó a sobrevivir el peor momento que me ha tocado vivir, que es no solo la muerte de mi madre, sino las circunstancias en que sucedió. Ella tenía 51 años. Es un La escritura de Viralata me ayudó a sobrevivirlo porque pude ficcionar eso. Por eso digo: “Escribo para no morirme de tristeza”. Poner un personaje, un narrador y un escenario literario me ayudó a depurar ese dolor y a tratar de transformarlo en poesía. Traté de que Viralata no sea un bajón, sino que fuera una homenaje a las madres en el nombre de mi madre y que me ayudara a sobrevivir a ese momento.

En tu última entrevista con El País comentaste que ya habías escrito tu próxima novela. ¿Está lista para publicarse?

—Esa novela, que se llama Sepultura, está pronta. Es una novela sobre la muerte, pero quería que fuera distinta a Viralata. Quería que hubiera una relación distinta con la muerte. ¿Viste que es el dicen que los muertos están con nosotros todo el tiempo? Bueno, los personajes hablan constantemente con los muertos y uno no se sabe si están vivos o muertos. Es una novela sobre vivos, muertos y la gente intermedia -esa persona que no sabés si está muerta o está viva porque hace todo el tiempo lo mismo-. Después de la entrevista con El País me escribieron varias editoriales con ofertas. Tenía dudas sobre la novela, y como no tengo ningún apuro para publicarlo, me tomé todo el año para releerla y corrigiéndola. Ahora sí creo que está en terminada y creo que se va a publicar en marzo del año que viene.

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