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Carlos Mendive, el escritor y periodista que divirtió y enseñó con sus historias

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Carlos Mendive

Obituario

Falleció el autor de "Después del fémur" y deja una carrera como autor y diplomático

Carlos Mendive se nos fue el 12 de setiembre. Escritor a partir de una larga convalecencia en cama debido a la fractura de un fémur, publicó desde entonces varios libros de cuentos: Desde el Fémur (1977), Después del Fémur (1978), Los Globos (1979), Cada Noche es un Estreno (1980), Los Rincones (1981), Nuestro Amigo José (1983), Piedras al Sur (1985), Un Cálido Rincón (1987), Chau Fémur (1994), Leyendas y Recuerdos (1998), Caretas y Antifaces (2000) y Y Además Londres (2012).

Fue columnista de “La Semana” de El Día entre 1980 y 1990, donde publicaba todos los sábados, y en algunos períodos también los domingos, relatos ambientados en su Montevideo con su característico toque de humor. Habiéndose desempeñado como Jefe de Prensa y Agregado Cultural en la Embajada del Uruguay en la República Argentina entre 1989 y 2012, agregó a sus cuentos la mirada montevideana de Buenos Aires; los plasmó durante la década de 1990 en Guía Financiera. Colaboró también, en distintos momentos, con la revista “Imágenes” y con La Democracia, Patria, Línea Blanca y Hoy es Historia.

“Mendive es un hombre pronto a captar un rasgo nuevo en la vida y en los seres: alguien atento a la revelación, a la Epifania -diría Joyce- de pasiones y ruindades, de gestos tiernos y mezquinos, de largas frases recorridas que lo ocultan todo y silencios y evasivas que todo lo dicen”, escribió Jorge Albistur, en el prólogo de unos de sus libros “Esa integridad del mundo entra por los ojos, cuyos sorprendidos brillos transparentan la quizá irremediable alianza del candor y la picardía. Porque esta última e ingeniosa visión se alza, paradójicamente, sobre los restos de una ingenuidad que no se resigna a abdicar de su frescura”.

“Es necesario decirlo desde ya: Mendive es decidida, y exclusivamente un hombre de ciudad, y sus cuentos lo muestran asomado a la tumultuosa vida de los otros, más bien que a su propio interior”, dijo Albistur.

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