Hijo de Brenno Benedetti y Matilde Farrugia, llegó a la capital de niño y en su temprana juventud dirigió una revista literaria. Se integró a las filas del semanario Marcha en 1945 y estuvo casi 30 años, hasta su clausura; su vocación de escritor avanzó siempre de la mano de la prensa escrita. Fue crítico literario, de teatro y de cine.

Dicen que al ping pong era prácticamente invencible. En fútbol, una de sus pasiones, era fanático de Nacional.

Su primer libro fue Esta mañana, publicado en 1949. De ahí en más abordó la narrativa, la poesía, la dramaturgia, los ensayos y hasta los haikus. Las novelas Gracias por el fuego y La tregua son puntos altos de una bibliografía muy prolífica sobre todo en el área poética, lo que le permitió entablar vínculo fuerte con la música. Sus versos se hicieron canción gracias a Joan Manuel Serrat, Sandra Mihanovich, Numa Moraes, Los Olimareños o Nacha Guevara.

Fue militante de izquierda, fundador del Movimiento 26 de Marzo, y por su compromiso político se exilió tras el golpe de Estado de 1973 y estuvo fuera del país por más de 10 años. Ese período lo pasó entre Perú, Cuba y España y sería una marca para su literatura venidera y también para la opinión que se generaría sobre su obra y figura.

En 1999 recibió el VIII Premio Reina Sofía de Poesía, en España.

Fue un escritor masivo y popular, que supo poner su obra al servicio de un compromiso social y una militancia que le valieron críticas. Su impacto en varias generaciones es, más allá de todo cuestionamiento, indiscutible.

Murió en 2009, tres años después del fallecimiento de su esposa, Luz López, su compañera de vida por 60 años. Benedetti decía que había sobrellevado esa pérdida escribiendo que fue, básicamente, la forma que tuvo de vivir.