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La historia de la chica detrás del talento y la mirada triste

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La cantante murió en 2011 con 27 años cuando estaba saliendo de un pozo que parecía no tener fin.

El documental “Amy” sobre la cantante británica se exhibirá por única vez mañana en todos los complejos Movie.

La vida, obra y muerte de Amy Winehouse estuvieron marcadas por una profunda tristeza. Un largometraje que indagara en esos aspectos debía generar la misma sensación. Y Amy, documental de Asif Kapadia que mañana se exhibirá en Uruguay, la genera.

La cantante británica murió en 2011 con 27 años cuando estaba saliendo de un pozo que parecía no tener fin. Años de exposición constante, adicciones varias y escándalos, habían transformado a una artista valiosa, destinada a ser la nueva voz del jazz, en una caricatura.

¿Pero qué había detrás de esa caricatura? ¿Qué llevó a Amy Winehouse a destruirse cada día a pesar de tener un talento único y excepcional? ¿Murió porque lo buscó? ¿Alguien podría haberla salvado?

Amy contesta todas esas preguntas; es la película que cualquiera que haya estado ajeno al fenómeno que Winehouse generó en la última década y haya caído en el lugar fácil de definirla sólo como una alcohólica y drogadicta, debería ver.

Ante todo, Winehouse fue una gran cantante. Se desprende desde el arranque del documental, cuando un video casero la muestra de adolescente cantando el "Feliz cumpleaños". Y esa es la única cosa que no cambió en toda su vida.

Pero la fama vino sin que la buscara, y nunca supo manejarla.

"Nunca creí que iba a ser famosa", comenta Winehouse en algunas entrevistas, y supone que si tuviera que vivir en constante exposición probablemente se volvería loca. De alguna manera sucedió, y Kapadia lo muestra bien. Por momentos los clicks de los fotógrafos que hacían guardia constante en la puerta de su casa son tan insoportables que hasta el espectador siente la necesidad de salir corriendo.

La historia de Winehouse, la cantante, es normal. Hacía temas de jazz con una banda en clubes nocturnos, alguien la vio, le ofreció grabar demos ("no entendía qué ganaría él con eso", dice la británica) y terminó consiguiendo un contrato discográfico con EMI.

Durante ese proceso, la veinteañera había desarrollado su costado compositivo siempre basándose en sus experiencias personales. No concebía otra manera de componer, y ese primer puñado confesional desembocó en Frank, su álbum debut. La historia se repitió en Back to black, su consagración, reflejo de un corazón muy oscuro.

Basándose en una gran cantidad de material inédito, Kapadia y su equipo reconstruyen en orden cronológico y de manera inteligente una vida conflictiva. Lo hacen siempre con Winehouse en pantalla (sea en entrevistas, videos caseros imágenes de shows en vivo), dejando las intervenciones de sus allegados limitadas a los audios.

El protagónico es de Amy Winehouse y nunca se pierde ese hilo conductor, sello distintivo de esta producción e innovador respecto a otros documentales.

Mientras ella está ahí, más voluptuosa primero y escuálida a medida que pasa el tiempo, víctima de una bulimia que arrastró desde la adolescencia y que su madre ignoró descaradamente, las voces de los otros van recuperando su historia.

Así aparecen sus amigas incondicionales, contando entre lágrimas cómo la apoyaron hasta que pudieron, y cómo el día antes de su muerte recibieron una llamada de Winehouse en la que les pedía perdón y las invitaba a verse pronto.

Aparece Blake Fielder-Civil, el amor que la destruyó y la llevó a la ruina física y mental (cuando estaba en rehabilitación se filtró en su habitación para darle heroína).

Y su padre, Mitch, el hombre que salió a disparar contra Kapadia tras haber visto la película. Como para no hacerlo. Si alguien fue responsable de lo que pasó con su hija, fue él: le dijo que no necesitaba ir a rehabilitación cuando dio los primeros signos de alcoholismo (ella lo relata descarnadamente en su hit "Rehab"); la obligó a dar el bochornoso concierto de Belgrado aunque ella no quería y fue el que la empujó siempre un poco más al vacío. El que después dijo que nadie podría haber sacado a su hija de esa situación más que ella misma.

Su historia tiene puntos de contacto con la de Kurt Cobain, contaminada por su pareja y su familia, sin puertas de escape. Kapadia muestra de manera cruda, lo que resulta chocante, el contexto en el que esta artista tuvo que lidiar con su talento y su arte. Un talento que le sirvió para exteriorizar todo lo que tenía adentro con una tristeza y oscuridad densas, y que la dejó entre las mejores cantantes de la historia.

SABER MÁS

Los tres discos editados de Amy Winehouse

FRANK - ISLAND RECORDS, 2003

Ópera prima de la británica, muy aferrada al jazz que la hizo conocida. Este disco llamó la atención en los medios ingleses y le dio repercusión mundial, sobre todo por el tema “Stronger than me”, que cuenta los detalles de su relación con un novio. Así de personales serían todas sus canciones.

BACK TO BLACK - ISLAND RECORDS, 2007

Segundo, último y consagratorio disco. Oscuro, con más blues y más rock, este álbum tiene “Rehab”, el tema bisagra de su carrera. Pero tiene otros tantos que son mucho mejores, como la desgarradora “Wake up alone” o “Some unholy war”, sobre el famoso Blake. Una joya de la música británica.

LIONESS - ISLAND RECORDS, 2011

Lioness: hidden treasures es el disco póstumo editado a pocos meses de la muerte de Winehouse, y reúne algunas grabaciones inéditas (como la original de “Wake up alone”) más su dúo con Tony Bennett en “Body and soul”. También aparece una muy bonita versión de “The girl from Ipanema”.

El eterno femenino de una imaginativa pintora
La cantante murió en 2011 con 27 años cuando estaba saliendo de un pozo que parecía no tener fin.

Amy WinehouseBELÉN FOURMENT

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