entrevista

Ariel Winograd es el padre de la Nueva Comedia Argentina. Luego de Sin hijos y Permitidos, estrenó Mamá se fue de viaje. En esta charla cuenta cómo elije sus proyectos y su intención de renovar el star system del cine.

Tiene razón Ariel Winograd cuando dice que si un espectador argentino debe elegir qué ver en el cine, prefiere un buen film nacional frente a otro bueno pero extranjero. Y que lo diga Winograd, el nuevo rey o el nuevo padre de la comedia argentina tiene sentido, porque su última película, Mamá se fue de viaje, viene siendo lo más visto del año en su país: la vieron más de 1.600.000 espectadores.

Es que la Nueva Comedia Americana —con Judd Apatow a la cabeza— pegó fuerte en la cinematografía vecina y contagió a cineastas, productores y hasta a un star system que cada vez se agranda más.

Se desarrolló, también, el mercado de películas que tienen a niños en el elenco. Digamos que con Mamá se fue de viaje Winograd apostó a la comedia familiar por fuera de las animaciones y ganó.

Sobre cómo se convirtió en un director eficaz que estrena una película por año, cuáles son sus actores fetiches y por qué dice que hacer comedia es su misión en esta vida, habló en esta charla.

—Dijo que en Sin hijos (2015) quiso hacer "una comedia bien americana", en Permitidos (2016) algo "más punk", en Mamá se fue de viaje, ¿cuál fue la motivación?
—Por un lado es un gran homenaje a Los Simpson y por otro, una comedia bien familiar, ese fue el desafío mayor. En los últimos años en Argentina se bastardeó el sentido de la palabra "familiar", porque se creía que las únicas películas que los padres podían ir a ver con sus hijos eran las animaciones. Yo quise demostrar que se puede hacer una película con chicos para que los padres se diviertan también, pero no porque sus hijos la están pasando bien, sino porque ellos se sienten retratados ahí.

—Desde su primera película, Cara de queso (2006), hasta la segunda, Mi primera boda (2011), estuvo cinco años sin dirigir. Luego filmó un proyecto por año, ¿que pasó para que se diera este cambio?
—No sé si es que pasó algo o si es que se dio algo. Mi esposa es también mi productora y nunca dejamos de trabajar, fuimos desarrollando proyectos y algunos llevaron más tiempo que otros. Lo que sí pasó es que empezaron a surgir guiones que sentía que yo podía dirigir y poner mi impronta. Para mí esta manera escalonada de filmar, en la que cada año filmo una película y estreno otra que filmé el año anterior, es algo medio extraño y espectacular.

—¿Se siente cómodo con este ritmo?
—Me encanta. En este momento estoy filmando una película en México, así que imaginate. Estoy filmando una comedia que se llama Todos caen, con dos estrellas de acá. Este es un mundo aparte, que no conocía: en lugar de un productor me llamó una actriz que quería hacer una remake de Permitidos (2016) y que había visto todas mis películas, tenía un guión que ella quería protagonizar y me ofreció dirigirlo y acepté. 

—¿Qué busca en un guión?
—Es un tema de percepción: si siento que le puedo aportar algo y si me identifico con algún personaje o con la trama, lo hago. Y si no lo dejo pasar. Porque no es que llega el guión y se filma. Yo trabajo mucho tiempo sobre lo escrito, le pongo cosas que siento, que me gustan, le doy mi estética, mi humor: es como que le doy mi onda.

—Entonces, ¿podría filmar por encargo?
—No. Yo pongo todo en el rodaje. Hacer una película es un trabajo muy fuerte y sin esa conexión no funciono.

—Dijo alguna vez que tiene "el desafío personal de hacer comedias en su vida" ¿Por qué?
—Porque me parece un género muy interesante: dentro del tono de comedia se pueden manejar distintas comedias, y eso me divierte. Mi desafío en cada película es encontrar la forma de hacer una comedia diferente a la que ya hice antes y encontrar diferentes tonos dentro de un mismo relato.

—Suele repetir actores en sus elencos, ¿tiene fetiches?
—Sí. Me pasa con varios actores que ya están los personajes escritos y yo leo y me imagino 'este lo podría hacer tal o cual otro'. Otras veces es una excusa que me pongo para trabajar nuevamente con alguien que me gusta, porque trato de generar sets de filmación donde todos seamos amigos, donde haya un clima familiar. Y hay algo de volver a trabajar con la gente con la que comparto un código de humor que me gusta. Para mí hacer una película es un festejo y me gusta invitar a todos mis amigos, especialmente a Martín Piroyansky, a él hasta me lo traje a rodar en México.

—También incluye rostros de un tipo de comedia más under, por ejemplo de las series Eléctrica y Tiempo libre, ¿le gustan esas series?
—Me encantan, pero es al revés: esos actores hicieron antes películas conmigo y luego crearon sus proyectos.Yo siempre quiero trabajar con actores nuevos y combinarlos con otros consagrados, porque para mí lo lindo de hacer una película es que haya caras nuevas.

—Hasta ahora viene esquivando a "los tres mosqueteros": Ricardo Darín, Guillermo Francella y Adrián Suar, ¿cree que es necesario renovar el star system?
—Sí, y creo que luego de seis películas lo logramos, con Diego Peretti, con Piroyansky, con Lali Espósito.

—Varias veces dirigió a Daniel Hendler, ¿cuál diría que es su virtud como actor?
—Tiene un humor muy propio y particular, es un gran comediante porque entiende la comedia. Ahora es director de películas y series, pero antes de que dirigiera, lo que tenía muy bueno como actor es que entendía la dirección y a uno como director tener a un actor así en el set le sirve mucho.?

—Mamá se fue de viaje viene siendo lo más visto en Argentina en lo que va del año, ¿qué siente al respecto?
—Es una satisfacción increíble. No lo puedo creer todavía. Se estrenó durante las vacaciones de invierno y estábamos asustados porque la competencia era tremenda. Pero le ganamos a Cars, a Transformers, a Spider-Man. Le fuimos ganando una a una a las películas americanas y eso es muy fuerte.