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Curiosidad, ciencia y Nicolas Cage en una serie animada

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"Anselmo quiere saber". La demanda de animación crece. En el país hay talento y ganas, pero falta financiamiento. Foto: Difusión.

TNU estrena animación infantil que incluye guiños para los más grandes.

El aluvión de estrenos de series de ficción no se detiene. Desde este lunes se suma a la grilla de TNU Anselmo quiere saber, una animación para el público menudo protagonizada por Anselmo, Marco y Ramona, tres niños curiosos que acompañados de Milton, un perro sabio, vivirán distintas aventuras en las que se toparán con un conocimiento. La serie tendrá emisiones diarias a las 11 y a las 17, y los fines de semana a las 8:30. Son 10 episodios de siete minutos. Cada capítulo presenta una temática con su propio universo y personajes. Además, el lanzamiento incluye una historieta y un videojuego disponible en las tablets del Plan Ceibal.

La particularidad más llamativa es que el personaje central, Anselmo, no habla. Emilio Silva, uno de los guionistas y directores, dice: "Queríamos un personaje completamente centrado en la curiosidad. Como todo es a través del experimentar y explorar, dejamos lo verbal de lado".

El documentalista Juan Álvarez Neme y la productora Virginia Bogliolo le dieron forma al proyecto: una serie pensada para niños de cinco a nueve años, pero incluyendo guiños para un público adolescente y hasta para los padres. ¿Por ejemplo? Utilizaron referencias de la televisión de 1980 y 1990, como unos caballeros templarios que cantan (estilo Monty Python) y la presencia de Nicolas Cage como extra en distintas escenas. "De pronto ese bagaje de películas, horas de series memorables y televisión espantosa se volvió útil para algo", bromea Álvarez, que escribió y dirigió junto a Silva.

"Queríamos que lo educativo tuviera un tratamiento trasversal y no que fuera el centro. Nos basamos en contenidos de nuestra infancia como El autobús mágico o Érase una vez el hombre", explica Silva. También reconoce que tanto en el contenido como en la estética influyó la "edad dorada" que atraviesa Cartoon Network con programas como Adventure Time o Regular Show.

Debido a los límites del presupuesto se optó por una técnica que no fuera demasiado compleja, y por eso se apostó a ilustraciones con una estética limpia (a cargo de Martín Molinaro), es decir, con colores fuertes, personajes que resultaran visualmente llamativos y fondos trabajados, pero con pocos detalles que exigieran ser animados por el equipo de Palermo Estudio, responsable de la película Anina.

"Un proyecto de este tipo requiere paciencia por su enorme volumen de trabajo", dice Silva. La escritura llevó un año. Luego, igual que sucede con una ficción, se armó el storyboard (se dibuja el guión), para después generar un animatic (borrador animado). Durante los meses posteriores se ilustraron los guiones y se compuso la música, que es tan importante como lo visual (de Francisco Lapetina y Maximiliano Silveira). Recién entonces comenzaron las tareas de animación (aquí, la instancia de rodaje). Finalmente se hizo el doblaje y se montó el material.

"En lugar de un director de fotografía se trabaja con un director de animación, al que le decís cómo querés el plano y qué querés que diga la escena", detalla Silva. "Pero además tenés que trabajar con los que hacen el doblaje y en el montaje. Lo bueno de la animación es que si estás editando y ves que te equivocaste, podés volver atrás y animar de nuevo. Lo malo es que exige muchísima coordinación de producción porque se trabaja en serie. Es decir, yo puedo estar escribiendo el guión del capítulo nueve, pero el animador trabaja en el seis y los actores doblan el cuatro. Si una parte de la cadena falla, se tranca todo".

Es que en la cocina de una serie animada hay que funcionar como lo hacen los personajes de Las tortugas ninja o de Capitán Planeta: cada miembro del equipo tiene su rol y debe esforzarse por trabajar en equipo para que después, en casa, los más chicos se diviertan.

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"Anselmo quiere saber". La demanda de animación crece. En el país hay talento y ganas, pero falta financiamiento. Foto: Difusión.

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