Segunda rueda

Araca la Cana abrió con un nivel más que satisfactorio una nueva etapa del Concurso Oficial de Carnaval, ratificando los elogios que generó su actuación de la primera rueda. Los dirigidos por Catusa Silva apostaron por un espectáculo con momentos más breves en sus intermedios, elección que le permitió el lucimiento de un texto parejo y bien elaborado.

Allí se combinaron pasajes humorísticos en los cuplés sobre el Colorado de Omar Gutiérrez y el Partido Colorado, otros de crítica de actualidad con el pasaje sobre los jingles de campaña y un final más reflexivo, al que se llega tras un contrapunto con un personaje presentado como despreocupado, que da pie para las denuncias del coro sobre situaciones que posan la mirada en los más desfavorecidos y olvidados de la sociedad.

El coro rindió mejor en la primera ronda, aunque igualmente tiene voces potentes y buenos climas. Hubo respuesta humorística continua y un final en ascenso, con mucha energía, además de algunos agregados de vestuario en su despedida.

Por lo mostrado en ambas ruedas, Araca asoma como candidata a estar en la rueda final (entran 10), aunque para asegurar ese cupo deberá aguardar el pasaje de algunas que también se ubican, en apariencia, en la zona media de la grilla murguera. 

Una vez más hizo una impecable pasada, con una historia muy atractiva, letras de canciones muy modernas y una musicalidad excelente.

La historia se fundamenta en la recuperación de los valores que pierde una comunidad, a consecuencia de los sucesos oscuros de la actualidad. La historia se hilvana a través de dos personajes: una joven —Sofía— y la Luna, quienes van haciendo un tránsito imaginativo, con un discurso que apela a la igualdad, la justicia y la importancia de lo femenino, entre otras temáticas de interés.

A nivel escénico hubo un cuerpo de baile muy atildado, una cuidada puesta y muy buen lucimiento de los personajes típicos, sobre todo en un bellísimo milongón que cantan los personajes del Sol y la Luna.

El punto más fuerte del espectáculo es la música. En cambio, la mayor dificultad está en las interpretaciones habladas, que están poco firmes le quitaron un poco de dinámica a una propuesta muy entretenida.

En la suma de ambas ruedas, el grupo de Ansina se ganó el derecho a aspirar por uno de los cupos de las finales, en una categoría que se puso pareja y mucho más atractiva que en los años anteriores.

A tercera hora actuó el grupo de humoristas Los Bergoglios, que no pudo superar lo realizado en la primera rueda, pese a que se mejoraron algunos aspectos de la puesta en escena. El libreto tiene buenas intenciones, pero no logró movilizar a la platea con humor.

No obstante, se observó una producción visual cuidada. Sobresalieron las actuaciones de Tití Medina y Lito Díaz, frente a un equipo de actores jóvenes.

El cierre de la noche lo protagonizó la murga La Clave, que volvió a repetir el muy buen trabajo presentado en la primera rueda, con un texto muy parejo y bien elaborado, al que, en comparación con la primera rueda, tal vez le faltó un poco de respuesta humorística en los momentos iniciales.
No obstante, hay reales aciertos en la crítica y en el cuplé final sobre los Inmigrantes, que es su punto más alto.

La murga de San Carlos trajo, además, una producción visual sobresaliente, una de las mejores puestas en escena y un gran trabajo de iluminación. A nivel interpretativo, el trabajo se presentó con un ritmo vertiginoso, que muchas veces es demasiado intenso y acelerado e impide un modo de transmisión más dulce, en consonancia con el tono poético que, circunstancialmente, desarrolla la propuesta.

De todos modos, se trata de un espectáculo de muy alto nivel, que debería tener más que asegurado su pasaje a la tercera rueda.