Un clásico en Streaming

En el servicio de Netflix está Easy Rider, la película que fundó el nuevo cine americano

Fernán Cisnero

Qué buena que siga estando Easy Rider, la película con la que un montón de hippies fundaron el nuevo cine americano. Lo hicieron revisitando un género tradicional (el western) para reflejar una nueva sociedad, una nueva juventud y un nuevo mundo. Cambiaron los caballos por las motos.

Dirigida por Dennis Hopper y producida por Peter Fonda, la película sigue la travesía (de Los Angeles a Nueva Orleans y más allá, o sea de oeste a este, al revés que los cowboys) de dos motociclistas que quieren llegar al Mardi Grass y disfrutar del dinero de una venta de drogas. En el camino encontrarán rechazo, una comunidad hippie y a Jack Nicholson que es un abogado joven que anda buscando nuevos horizontes.

La mirada es bastante negra porque estos dos motoqueros (que son Hopper y Fonda) descubrirán que el sueño de libertad no es necesariamente posible. Ni la comunidad hippie, ni la intolerancia de la sociedad parecen ser la solución. Quizás una familia rural y tradicional representa cierta opción valedera pero ellos siguen buscando otra cosa.

Otro aporte a su permanencia es la banda sonora que incluye himnos de la década de 1970 como “The Pusher” y “Born to be Wild” de Steppenwolf, además de cosas de Bob Dylan y Jimi Hendrix, entre otros. Es una de las grandes bandas sonoras del cine.

Una escena final en un cementerio de Nueva Orleans, grabada en pleno carnaval y la desazón con la que se cierra la película dejan en claro un pesimismo que parece bastante lejos del flower power de esos años.

Quizás por eso y por la estatura de leyenda de su rodaje, Easy Rider se convirtió en uno de los grandes éxitos de su año y, de paso, llenó de jóvenes irreverentes el cine americano. Y ese fue su mejor legado.