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Wayward Pines: pueblo chico, infierno enorme

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Tengo que tener cuidado con lo que digo", decía Matt Dillon y miraba por arriba de su hombro como si alguien lo estuviera vigilando de cerca y su vida corriera peligro. Por supuesto que el actor estaba exagerando y su integridad física estaba a salvo.

Aunque tal vez su futuro laboral no tanto. Advertido y aleccionado por productores y colegas durante la presentación para la prensa internacional del programa en el pasado Comic-Con el protagonista de Wayward Pines, la serie de 10 episodios que se estrena el jueves por Fox, no podía contener las ganas de contar algún detalle de la trama de esta ficción con la que después de más de 30 años de carrera debuta como protagonista televisivo. Pero claro, revelar cualquier información sobre su personaje, el agente del servicio secreto Ethan Burke, bien podría poner al descubierto algunos de los muchos misterios que esconde la narración. Un mundo de secretos, conspiraciones, pactos y extraños acontecimientos que ponen en cuestión el tiempo y el espacio.

Y si todo suena demasiado ambicioso para un ciclo de TV que pretende contarlo todo en 10 episodios, puede que sea cierto. Especialmente si el programa está basado en una trilogía de novelas que el autor Blake Crouch fue completando mientras se grababa la serie con la dirección y producción ejecutiva de M. Night Shyamalan. El otrora niño prodigio del cine de suspenso y misterio, el chico maravilla que hizo de una película de fantasmas como Sexto sentido un fenómeno que fascinó al mundo y le ganó elogios de todo Hollywood, hace tiempo que perdió aquel brillo. Después de una seguidilla de fracasos de crítica y público —el más reciente fue la vapuleada Después de la Tierra, con Will Smith y su hijo Jaden—, la industria del cine ya hace tiempo que le quitó la pesada corona del "heredero de Steven Spielberg". Todo parece indicar que Shyamalan no se enteró de su caída en desgracia. O no le importa. Después de todo, para su primera experiencia como director y productor ejecutivo televisivo no podría haber mejor proyecto que Wayward Pines. Una historia en la que el pueblo de Idaho del título parece normal hasta que a alguien se le ocurre preguntar qué año es, por qué las rutas parecen ser circulares y cómo es que el hospital está vacío, excepto por la presencia de la tenebrosa enfermera Pam, interpretada por la oscarizada Melissa Leo.

"Me interesó trabajar con Night y ver lo que él iba a hacer con este material y cómo iba a funcionar esa magia de la ficción en la que creés saber lo que viste, pero en realidad hay otra cosa sucediendo que está ahí pero no te diste cuenta o no es exactamente lo que pensaste que estabas viendo. Es un maestro en ese arte y todo el contenido de la serie parecía ideal para ese tipo de habilidad que él tiene para contar historias", explicaba Leo con una sonrisa, muy consciente de que su discurso era tan opaco y lleno de lagunas como los primeros episodios de la serie que algunos ya intentan clasificar como una mezcla de Twin Peaks, The Truman Show, Las mujeres perfectas y La aldea, aquel film del propio Shyamalan. Mucho ambiente, intriga, revelaciones sorprendentes y un misterio que lo explica todo, aunque ya en el primer episodio ese todo parezca imposible de dilucidar.

"Hacer el programa no fue fácil", dice Shyamalan quien dirigió el piloto. "Estábamos bajo mucha presión, pero creo que hicimos algo muy inteligente: paramos en la mitad. Grabamos cinco capítulos, paramos, reuní a todos los guionistas en mi casa y repensamos cómo sería el resto de la temporada. Se lo mandamos a los actores y seguimos. Y ese respiro nos dio más sentido, más fuerza".

En el primer episodio, con el agente Burke como guía y confundido narrador, el espectador se enterará de que la misión es encontrar a dos colegas —uno de ellos, su ex novia, interpretada por Carla Gugino—de los que nadie conoce el paradero. En esa búsqueda llegará a Wayward Pines después de sufrir un accidente que lo deja varado, incomunicado, en cama y bajo el dominio de la enfermera Pam, tan campechana como siniestra, y del doctor Jenkins, personaje a cargo del actor británico Toby Jones.

"Tuve una larga conversación con Night y después de una hora y media de charla, estaba anonadado y tenía muchas preguntas", dice Jones. "Muchísimas. Y él las contestó hasta que se me agotaron. O eso creí. Porque luego aparecieron unas cuantas más". Jones tiene acento británico que el doctor Jenkins no tiene. Al menos en el primer episodio. Porque después quién sabe qué sucederá con ese hombre que estaría al frente de la conspiración que tiene al personaje de Dillon y a Wayward Pines en una espiral de misterios sobre secretos, instituciones corruptas, espías y vigilancia.

Un gran signo de pregunta que puede atrapar al espectador y dejarlo ansioso por más o impacientarlo si la resolución llega demasiado tarde o no está a la altura de las expectativas creadas. Según Shyamalan, las promesas se cumplirán más pronto que tarde y para la mitad del ciclo, en el episodio cinco, los espectadores sabrán de qué va todo el asunto y quedará por ver cómo harán los héroes de la trama para salir del enredo. Y quiénes son los verdaderos héroes, claro.

"¿Cómo sostener la intriga sin hartar al público? Ésa es la gran pregunta. Creo que una buena salida para evitar la frustración del espectador es que el personaje central dé cuenta de lo que está pasando, de todo el misterio y las actitudes extrañas a su alrededor.

Si nuestro narrador ignora esos signos es muy incómodo y molesto para el público, pero si él demuestra que es una locura lo que sucede e intenta resolverlo creo que se puede sostener la premisa"

Pero ese es un camino que Shymalan, experto en retacear la información, el ilusionista que, para bien o para mal, solo muestra el truco cuando el telón está por caer, volverá a recorrer ahora en Wayward Pines.

LOS CUATRO DESTAQUES.

Con mejores o peores resultados, Shyamalan tiene una marca personal que se mantiene en prácticamente todas sus películas.

Sexto sentido - 1999.

La película que hizo saltar al director indio a la primera plana mundial. ¿Los motivos? Una historia muy sólida coronada por una notable vuelta de tuerca. A eso hay que sumarle a un convincente Bruce Willis y al niño Haley Joel Osment y su frase inmortal.

El protegido - 2000.

En este caso, Shyamalan juega con los absolutos: la extrema fragilidad de la vida y lo indestructible. Samuel L. Jackson representa lo primero y Bruce Willis lo segundo. Entre ellos se teje esta historia que mezcla misterio con drama.

Señales - 2002.

Casa en el medio del campo y rodeada de maizales, familia atípica de padre soltero y un niño que se apasiona con los extraterrestres. De nuevo la figura del niño es clave. La tensión de la película es muy lograda hasta pasada la mitad. Después, véalo usted mismo.

La Aldea - 2004.

En las afueras de Filadelfia hay un grupo de gente que vive como si todavía estuviéramos a fines del siglo XIX. Los gobierna el misterio (todo es muy extraño en esta película) y especialmente el miedo por lo que puede ocurrir más allá de los bosques.

vea el videoNATALIA TRZENKO

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