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Otra vez un director mexicano es el favorito en su categoría

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Alejandro González Iñárritu

Con Revenant: el renacido, Alejandro González Iñárritu quiere repetir Oscar.

Quién le dio la green card a estos mexicanos?", broméo el año pasado Sean Penn cuando le entregó el Oscar a la mejor película a Birdman. Se refería a Alejandro González Iñarritu, su director, y a Emmanuel Lubezki, su director de fotografía, que arrasaron en los Oscar.

Y mañana, domingo, lo pueden volver a hacer. Revenant: el renacido, otraa película dirigida por González Iñárritu y fotografiada por Lubezki está nominada como mejor película, mejor director y mejor fotografía y otras nueve categorías.

Si González Iñárritu lo gana estaría haciendo historia: solo dos directores ganaron dos años seguidos el premio al mejor director, John Ford y Joseph L. Mankiewicz y de eso hace más de 60 años. Ford lo logró por Viñas de ira (1940) y ¡Qué verde era mi valle! (1941), en tanto que Mankiewicz lo consiguió por Carta a tres esposa (1949) y La malvada (1950).

Lo que consigue en Revenant: el renacido es verdaderamente digno de un Oscar. Es una historia atractiva (la de un cazador en un invierno salvaje que, dado por muerto, se repone y sale a vengarse de quienes lo dejaron atrás) y toda una experiencia cinematográfica gracias a la fotografía de Lubezki (que podría llevarse su tercer Oscar consecutivo) y a una estructura que consigue transmitir la desolación, la mugre y la determinación de un hombre enfrentado a la naturaleza y a los propios hombres. El rodaje fue toda una odisea en el que el equipo debió someterse a la voluntad de un González Iñárritu en plan Werner Herzog hizo padecer a los demás de su necesidad de realismo.

Como proyecto de un director, Revenant: el renacido es un trabajo importante y en el que más se nota la mano de un cineasta comprometido.

En esa categoría también juega George Miller, aunque es menos probable que gane por la excelente Mad Max: Furia en el camino.

Su apabullante espectáculo visual se tradujo en más de 375 millones de dólares en taquilla, una reinvención del personaje de Max —ahora con Tom Hardy recogiendo el carisma de Mel Gibson— y una protagonista femenina, Furiosa (Charlize Theron), de las que tienden a ser inolvidables (la ausencia de Theron entre las mejores actrices es imperdonable).

Para Miller, es su primera candidatura a mejor director. Antes había recibido una nominación a mejor película por Babe: el puerquito valiente (1995) y se llevó el Óscar a la mejor película de animación por Happy Feet; el pingüino (2006). También estuvo nominado por el guión de Un milagro para Lorenzo.

Los siete meses de rodaje en Australia y el desierto de Namibia dieron sus frutos. Tras una intensa labor de montaje (rodó 480 horas de material) y postproducción, el resultado es una película deslumbrante y una lección de cómo seguir haciendo cine de acción valioso e interesante.

En todo caso, el principal rival parece ser Tom McCarthy por En primera plana, la película que sigue la investigación del Boston Globe sobre el encubrimiento oficial a los casos de abusos por parte de sacerdotes. McCarthy es un caso curioso en Hollywood. Tras una carrera plagada de pequeños papeles en películas como La familia de mi novia y 2012, se lanzó a la dirección con The Station Agent" y fue asumiendo más riesgos (The Visitor, Win Win) hasta deslumbrar en En primera plana.

Es su primera nominación como mejor director y mejor guión original, aunque ya obtuvo una candidatura por el guión original de Up. Su trabajo en En primera plana (por el que estuvo nominado en los Globos de Oro, los Bafta y el sindicato de directores, apenas se hace notar al servicio de una historia contundente.

Finalmente los otros competidores a mejor director son Adam McKay por La gran apuesta, un trabajo en el que mezcla comedia (que es su lugar de origen) con la historia detrás de la burbuja inmobiliaria que desembocó en la crisis económica estadounidense de la década pasada.

Lenny Abrahamson consiguió colarse entre los mejores directores por la claustrofóbica La habitación. Proveniente del cine independiente, este irlandés, está llamado a más pero, aunque la película está muy lograda, de ganar sería una verdadera sorpresa.

Pero de esa clase de sorpresas siempre ha vivido el Oscar.

Elección que se decide con criterios propios.

Si quiere seleccionar a los ganadores del Oscar, aquí hay un consejo infalible: no se preocupe demasiado por ver cuál es la mejor película y qué actores hicieron el mejor trabajo. La cuestión no es quién debería de ganar—esa es una pregunta que no puede responderse, pues depende de los gustos de cada quién—sino quién va a ganar. Y eso generalmente no tiene mucho que ver con la película misma.

La Academia parece una institución educativa, pero esencialmente es la asociación profesional de la industria del cine de Estados Unidos y sus miembros son profesionales del cine, en activo o retirados.

Ellos no votan como votaría cualquier persona, pues no ven las películas como cualquier persona. Conocen personalmente a los nominados, para empezar.

Los electores de la Academia también tienen en mente su propio empleo. Generalmente favorecen grandes producciones con elencos enormes por obvias razones y no les gustan las películas que se basan en efectos especiales más que en la actuación y el libreto. THE NEW YORK TIMES

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