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La versión cinematográfica de "La isla de la fantasía" llega a los cines uruguayos

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Llega la nueva versión de "La isla de la fantasía". Foto: Imdb.

ESTRENO

Este jueves se estrena la versión cinematográfica de la popular serie "La isla de la fantasía" en los cines uruguayos

Si habrá entretenido familias Canal 10 allá entre los 70 y los 80 con La isla de la fantasía. En la serie, un impecablemente latino Ricardo Montalbán interpretaba al señor Roarke, el anfitrión de una isla en el Pacífico que era capaz que cumplirle cualquier sueño a cualquiera de sus invitados.

Con esa idea, aquella serie (que se emitió entre 1976 y 1984) era una combinación de El crucero del amor con La dimensión desconocida. Así se reunían tres historias independientes unidas por la bienvenida y algunas apariciones del señor Roarke y por Tatoo, su fiel ladero interpretado por Hervè Villechaize y que inauguraba cada episodio con un chillón “el avión, el avión”.

Treinta y seis años después del último episodio de aquella La isla de la fantasía, los estudios dedicados al cine de horror Blumhouse, decidieron revivirla en versión de cine y con ambiciones de crear una franquicia. Montalbán —uno de los primeros latinos en sostener una carrera en Hollywood— murió en 2009, así que ahora el papel de anfitrión le tocó a Michael Peña, una de las más reconocidas estrellas latinas del momento.

Aunque su estreno local estaba anunciado para antes de la pandemia y se estrenó en Estados Unidos en febrero, esta nueva versión de La isla de la fantasía llega hoy a los cines uruguayos.

Peña —a quien recientemente se lo vio en La mula, Ant-Man y la Avispa (2018), Narcos: México y Dora y la ciudad perdida— no estaba muy familiarizado con la versión original de La isla de la fantasía. Después de todo, apenas tenía un año con un día de nacido cuando se lanzó en enero de 1976. No obstante, sí alcanzó a ver algunas repeticiones a lo largo de los años, y uno de los elementos clásicos del programa hizo eco en él.

“Yo siempre quería ver la secuencia inicial”, dijo a The New York Times. “Me encantaba cuando Tattoo empezaba a decir: ‘¡El avión, jefe, el avión!’. Para mí los primeros 15 minutos eran geniales”.

Durante ese cuarto de hora de cada episodio, Roarke, vistiendo su característico traje blanco, saludaba a sus huéspedes y les explicaba que las cosas podrían cambiar de maneras inesperadas y no siempre muy agradables. El Roarke que interpreta Peña tiene una función similar en la película, pues les informa a sus invitados que deben cumplir sus fantasías y hasta se permite alguna moraleja.

“La premisa de La isla de la fantasía sigue viva y vigente y, si tienes posibilidades de perfeccionarla, mejor aún”, dijo. “Entonces, ¿qué mejor manera de hacerlo? La idea es que se trata de un lugar donde puedes cumplir tus deseos, tus fantasías, o como quieras llamarles, pero debes sufrir las consecuencias y aprender de ellas”.

“Precisamente de eso se trataba el programa de televisión, pero la película lo lleva a otro nivel”, dijo Peña.

Ese nivel es, básicamente, convertir lo que antes era sueños en pesadillas, una variante que la serie solo tocaba ocasionalmente. La dirigió Jeff Wadlow, un especialista del género del terror, quien necesitó otros dos guionistas para conseguir lo que consigue.

Como es parte del protocolo, el señor Roarke, esta vez sin Tatoo, recibe a sus invitados que, todo indica, ganaron una suerte de concurso en el que el premio era cumplir una fantasía hasta las últimas consecuencias.

Los invitados son dos hermanos (Ryan Hansen y Jimmy O Yang) que quieren vivir un fin de semana de fiesta como los ricos y famosos; un expolicía (Austin Stowell) que quiere ser soldado por un rato y resolver algunos asuntos paternales; una mujer que se arrepiente de haber rechazado una propuesta de matrimonio y quiere tener una nueva oportunidad, y una muchacha (Lucy Hale) que quiere vengarse de la responsable del bullying que sufrió en la secundaria (Portia Doubleday).

Como era de suponer, empiezan a pasarles un montón de cosas que no estaban precisamente en las bases del certamen. Y eso incluye derivaciones insospechadas, secretos ocultos en la isla y a Michael Rooker haciendo de loco. Es básicamente una película de terror.

Eso lo aporta Blumhouse, una productora de género que hace tanto cosas baratísimas (algunas justo dirigidas por el propio Wadlow) y otras con pretensiones como la nominada al Oscar, ¡Huye! Acá está más cerca de la primera categoría que de la segunda, lo que es una pena.

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