Crítica

Se estrenó la nueva película de Luisana Lopilato

Perdida es grande. La película de Alejandro Montiel (Extraños en la noche) se ve como gran producción de cine, con un elenco internacional, múltiples locaciones en Argentina y España y varias escenas de acción y tiroteos bien ejecutadas.

Sin embargo, el policial argentino basado en una novela de Florencia Etcheves se topa con un gran obstáculo al no resguardar su bien más preciado: la intriga. Es que en su relato, Perdida apuesta por un misterio que nunca termina de construirse como tal, y sus giros se vuelven predecibles, un elemento aún peor para el género de la película.

Luisana Lopilato interpreta a Manuela Pelari, una policía que retoma el caso de la desaparición de una amiga, dada por muerta en una excursión a Bariloche 14 años atrás.

La actriz tiene las herramientas suficientes para cargar con la película en sus hombros, pero la decisión de exteriorizar los problemas emocionales de su personaje con silencios y miradas al vacío se vuelve una experiencia casi inhumana. Hay ausencias donde debería haber reacciones.

A su alrededor, el reparto es lo suficientemente colorido para mantener el ritmo de la trama de forma más enérgica. Tanto Nicolás Furtado como Rafael Spregelburd cumplen en sus roles de policías serios, mientras que la española Amaia Salamanca se destaca como la antagonista.

Que la película argentina tenga el mismo nombre con el que se tradujo la excelente Gone Girl de David Fincher en Latinoamérica, no ayuda a revertir la experiencia poco memorable que es ver Perdida.