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"Todos sabemos qué simboliza Doña Petrona"

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Lepes: "Lo cool ya está, ya hice lo canchero y lo moderno"

Todos los días, a las 16.00 Narda Lepes se adueña, por media hora, de la tarde de TNU con su simpático Doña Petrona por Narda, en el que repasa las recetas de Petrona C. de Gandulfo, pionera de la cocina por televisión en Argentina y una figura mítica en la dieta de varias generaciones rioplatenses.

Simpática y capaz de crear el plato más sofisticado con simpleza, esta es la primera vez que Lepes está en la cartelera de la televisión abierta en Uruguay, donde es muy conocida por sus espacios en cable, ya sea en Gourmet, Utilísima o Fox Life. En esta entrevista habla de qué la sedujo de hacer cocina casera en televisión y por qué la gastronomía se volvió un hecho cultural tan importante.

— ¿Cómo llegaste a la tele?

—Un amigo de mi papá se hizo el canchero con otro que necesitaba cocineros para un casting de El Gourmet y como no fueron muchos me dijo: "Por favor, andá que te queda a cuatro cuadras".

—¿Y después pasaste de una cocina de diseño a estar dentro de la casa del espectador?

—Fui a reunirme con Ernesto Sandler, el creador de Utilísima, solo para conocerlo. Y él me dijo que quería hacer el programa de Doña Petrona. Yo entendí perfectamente y quería hacerlo. Mientras hablábamos esperaba que no se me notara mucho porque internamente sabía que no había otra persona para hacerlo que no fuera yo. Hasta como productora lo entendía. Ese papel tenía mi nombre. Pero a Doña Petrona no la había visto y en casa la cocina era más free style. Pero todos sabemos quién es y qué simboliza, y lo cool ya está, ya hice lo canchero y lo moderno. Cocina casera, sí, a full, agarro. Soy símbolo de esto, yo agarro la posta. Lo único que extraño es no poder poner música, porque en Fox, una señal internacional, recomendar un tema para cocinar les puede salir treinta mil dólares.

—¿Por qué la gastronomía llegó al mismo nivel que otros consumos culturales?

—Por el vacío que hay. Antes no existía una cuestión sobre la comida. Lo que había estaba en el plato, lo que venía estaba más o menos bien. Hace 15 años las reglas culturales las ponían los que tenían entre 24 y 36 años. Ahora las ponen los que tienen entre 18 y 24. Esa generación no comió casero; salvo algunos casos, la gente come cada vez más procesado y cocina menos. Cada vez vivimos más solos, con más delivery y con esa falsa sensación de cocinar. Hay un bache de comida real. En la Argentina todavía hay vegetales y existen las verdulerías. Los gringos no las tienen y por eso los movimientos orgánicos son tan fuertes. Dentro de todo, acá vas a una verdulería y hay unas acelgas gigantes, apios... Hay que lavarlos, pero esa es otra discusión. No tenemos ese bache tan grande.

—¿Cómo te definís?

—Tengo una condición más de emprendedora que de empresaria. La tele te da llaves, te da un cartel que dice abierto para que se te acerque gente. También es algo muy poderoso porque te escuchan y lo que digas lo van a hacer, ya sea una receta o un consejo. Hay un punto en que hoy las recetas ya me dan lo mismo, es un papel y lo podés sacar de cualquier lado. Es más importante que te digan cómo resolver las cosas que cuántos gramos tenía. Yo voy a tratar de hacer que te salga o por lo menos que te animes a hacerlo. Que te dé curiosidad para probar o te inspire para hacer algo o por lo menos que te dé culpa porque no da que no le cocine a mi familia o a un amigo o a la que vive conmigo. No da no comer casero nunca.

—¿Esta búsqueda del estar bien es solo en la gastronomía o en la vida?

—No hay forma de separar el comer de la vida. No hay forma. Todo el día comés. Hay que incorporarlo de una manera sana, no digo con zapallo y lechuga, sino a través de una relación sana, posible, con un equilibrio real. Una vez por semana al menos tenés que cocinar. Hay gente que cocina todos los días, pero también hay gente que dice que cocina y abre un sachet de salsa lista, hierve fideos y cree que cocina. Eso no es cocinar. Eso es montar.

—¿Cuántos pasos significa cocinar?

—Tenés que agarrar una cosa sin procesar. Lo que sea: un tomate, una alita de pollo o un hueso de caracú para hacer un caldo, o tres berenjenas. Sin procesar: eso es cocinar. Hay que comer grano, más garbanzo, más lentejas, porque es proteína y hace bien. Hay que bajar la ingesta de carne. Hay que comer más variado. Si comiste carne hoy, no comas mañana. A mí me gusta más el caldo que el puchero en sí mismo, y estás comiendo lo mejor de la carne. Menos carne y más variado, otras piezas, otras especias, vegetales y menos harina.

—Narda Lepes ¿es una empresa o son muchos quioscos?

—Yo lo veo más como proyectos, porque para mí Acelga-Masticar (una feria gastronómica de comida sana) es un proyecto, no es algo con lo que gano plata, y le dedico mucho tiempo. Las cosas públicas que hago, como ver los mercados, los temas de los residuos, ir a la Secretaría de Agricultura, al Ministerio de Salud, al de Educación, son parte de proyectos que eventualmente van saliendo.

—¿Que querés ser cuando seas grande?

—Curiosa. Quiero seguir siendo curiosa, no perder eso de querer ver qué pasa.

—¿Andás por la calle?

—Sí, todo el tiempo.

—¿Qué pasa con la gente?

—Depende del lugar y las situaciones. Si voy al supermercado o a un lugar donde hay comida, el tema es más eufórico. Si voy a una feria gastronómica, no puedo, y menos si el plan es familiar. Porque te agarran y no se dan cuenta de que estás con la nena.

—¿Te piden tips?

—Hay de todo. El que te agarra, el que se emociona mucho. Muchas chicas jóvenes a las que les toca una fibra emocional. Mucha tía y abuela que te besa y te abraza. Trato de ser lo más honesta posible. Porque no los conozco y en ese momento inten-to conectar. Por lo menos, agradecerles y darles un beso. Siempre que te digan algo lindo está bueno.

Mucho trabajo y otros tantos proyectos.

Empezó en la televisión en 2001, y además ha tenido varios emprendimientos gastronómicos y ahora está a punto de empezar con uno nuevo. Por lo visto a Narda Lepes le va lo de trabajar en muchos lados. Pero, igual, la mejor parte del día es un ratito de la mañana, en el que va a despertar a su hijita. Y también la vuelta a casa. "Es cuando empezás a preparar todo para apagar el sistema. La comida, una película...". Lepes tiene una hija, Leia, fruto de su relación con el director de cine Alejo Rébora.

Pero eso no le impide tener muchos proyectos y mucho más trabajo: "Me gustaría hacer dos cosas: mostrar lo que hacemos en Boca de Lobo, que es laburar en cocinas que uno no conoce. A los cocineros nos pasa muy seguido llegar a cocinar a otros lados sin saber con qué te vas a encontrar. Mostrar en la tele que no siempre las situaciones son las ideales y que tenés que sacarlo adelante igual. También me gustaría hacer como una radiografía de América latina a través de la comida".

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Narda Lepes

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