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Rocky Balboa va por su postergada revancha

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Foto: Difusión.

Con su personaje clásico, Sylvester Stallone va por un Oscar.

A alguno podrá pensar que se está exagerando, pero seguro que no vio Creed para desconfiar que Sylvester Stallone merece este año el Oscar al Mejor Actor Secundario.

Su regreso a hacer de Rocky Balboa, un personaje que él mismo creó y estrenó en 1976, le dio dos nominaciones al Oscar (a Mejor Actor protagónico y Mejor Guión original) y que supo desarrollar a lo largo de 40 años, que, muchas veces, a pesar de sus pocas aspiraciones, se han convertido en clásicos.

En Creed, Stallone sigue aprovechándose de la melancolía de su personaje que pasó de una tontera juvenil a ser un hombre grande atribulado. Es el último de su raza, y sólo con la aparición del hijo de su viejo rival y hermano, Apollo Creed, ve una posibilidad de redención. Stallone en esa conjunción de años y cirugías estéticas consigue transmitir una humanidad que, seguro, no tenía Rambo. Es un actuación todo lo sutil que puede llegar a ser la actuación de una presencia como la de Stallone. El Oscar debería reconocer una vida al servicio de la industria del cine.

Creed está en cartel este fin de semana en la trasnoche del Movie de Portones.

Stallone compite con Tom Hardy (por su salvaje trampero en Revenant: El renacido); Mark Rylance (el espía ruso de Puente de espías), Mark Ruffalo (el abnegado reportero de En primera plana) y Christian Bale por La gran apuesta.

Es una competencia complicada. Aunque Rylance y Bale están muy bien, corren el riesgo de que los miembros de la Academia se dejen llevar por la inercia de premios que, de antemano, parecería va a protagonizar Revenant y ahí se favorecería Tom Hardy que también está muy bien pero ya tendrá más oportunidades.

Recientemente, los premios al Mejor Actor Secundario se han dividido en reconocer a un actor de carrera ardua (JK Simmons), a la estrella joven (Jared Leto), al actor de Tarantino (Christophe Waltz, dos veces), el reconocimiento a una carrera (Christopher Plummer), y al gran actor de su generación (Christian Bale). Entre los nominados hay actores de todas esas categorías.

Las secundarias.

Entre las actrices en roles no protagónicos la competencia aparece más reñida.

Kate Winslet, que ya ganó un Oscar por El lector, está muy bien como la amiga, confidente y jefa de marketing de Steve Jobs, en la biopic de Danny Boyle sobre el creador de Apple.

En todo caso, el papel le permite un trabajo de composición del que no está a la altura la instrascendencia de Alicia Vikander en una película intrascendente como La chica danesa, o la sutileza minimalista de Rooney Mara en Carol. Hay, sí, una tensión interesante en la periodista que compone Rachel McAdams en En primera plana, una de las favoritas a llevarse muchos premios.

Una sorpresa sería un Oscar para Jennifer Jason Leigh, por su forajida Daisy Domergue en Los ocho más odiados de Quentin Tarantino. A los 54 años (de los cuales ha pasado 40 trabajando en el cine), la hija de Vic Morrow, merece un reconocimiento para una carrera que ha sabido de grandes momentos pero no de mucha constancia.

El año pasado el Oscar a Mejor Actriz Secundaria fue para Patricia Arquette por su papel en Boyhood. Y bien que se lo merecía.

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Foto: Difusión.

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